BILBAO - La charla se alarga durante 40 minutos en la tranquilidad que ofrece la media mañana en la terraza exterior del Hotel Embarcadero de Getxo. Aitor Larrazabal (Loiu, 21 de junio de 1971) es un buen conversador. Rememora su debut en el Athletic, su perfil como futbolista, su polémica salida de la cúpula de Lezama -“No tuve el respaldo desde arriba”-, sus retos como entrenador -ha dirigido hasta la fecha al Gatika, Lemona, Marbella, Amorebieta y Barakaldo-, reflexiona sobre el actual Athletic, sobre su hijo Gaizka, que ha irrumpido este curso en el primer equipo, y, especialmente, sobre Lezama, que le inquieta mucho.

Se cumplen prácticamente tres décadas desde su debut en el Athletic. ¿Cómo recuerda aquel 2 de septiembre de 1990 en Tenerife?

-Disfruté de lo soñado desde niño, como buen vizcaino, fiel forofo del Athletic, jugador durante años de las categorías inferiores y debutar con el primer equipo siempre es un motivo de orgullo, porque te manifiestas como uno de los muy pocos que tienen la oportunidad de hacerlo. Se trataba del primer partido de liga en el Heliodoro Rodríguez, derrota por 1-0 con gol de Quique Estebaranz, en una acción por mi banda, si no recuerdo mal, y Quique nos vacunó. Fue lo amargo de ese fin de semana tan feliz.

¡Qué memoria tiene! ¡Se acordará hasta del color de las botas!

-Es que se trató de un momento inolvidable. Lo de las botas (risas) no es difícil porque tardé cinco años en cambiarlas, eran unas World Cup Adidas, blancas y negras, que casi no se llevan ya. Son recuerdos imborrables.

Debutó de la mano de Javi Clemente. ¿Cómo digirió aquella irrupción cuando no dejaba de ser un chaval de 19 años de edad?

-Fue todo muy rápido. Debuto en el Bilbao Athletic un año antes después de haberme quedado en Lezama diez días por una ciática, cuando tenía que haber jugado con el juvenil en el torneo de Alcudia (Valencia). Hubo una epidemia de lesiones en el Bilbao Athletic e Iñaki Sáez, entrenador por aquel entonces, me llama cuando ya me he recuperado de la ciática y debuté ante el Racing en El Sardinero (1-2). Jugué 36 partidos, donde ejercía de central zurdo, porque jugábamos con una defensa de cinco. Clemente me quiso al año siguiente como lateral izquierdo para que me fuera formando? Y estuve catorce temporadas.

¿Qué vestuario se encontró hace 30 años, me imagino que muy diferente a los actuales?

-Me encontré con un vestuario en el que ejercían muchos pesos pesados. Para mí, estaban referencias como Txetxu Gallego, volvía Luis de la Fuente desde el Sevilla, Patxi Iru, Patxi Salinas, Andrinua? y los que llevaban dos o tres años como Ander Garitano, Rafa Alkorta, Mendiguren? subió conmigo Xabi Ezkurza, se fichó a David Villabona... Era gente muy representativa y tiene poco que ver con lo que ahora supone un vestuario y cómo llega ahora la gente joven, con mucha más cara, porqué no decirlo.

Catorce temporadas, 445 partidos, 43 goles? ¿Qué huella ha dejado Aitor Larrazabal?

-Me gustaría dejar la huella de una persona que ha dado lo máximo por el club, con los valores que me han transmitido en casa, que han sido el trabajo, la constancia, el sacrificio, porque sin él no hay premio. Te gusta que te reconozcan por eso. ¿Después? Si juegas 445 partidos es que todo no lo has hecho mal.

El Athletic juega el viernes en Mallorca, donde ejecutó su primer gol en el Athletic en liga.

-Hay expulsión de Molondro (portero del Mallorca) y se pita penalti. Cojo el balón y no estaba Ander Garitano, y cuando no está él a mi me gustaba tirar los penaltis. Viene Ernesto Valverde, coge el balón antes que yo y me dice: ¿Lo vas a tirar? Le digo: Sí, lo tiro yo. Me dice: Si fallo yo, no pasa nada. Si lo fallas tú, eres un chaval y acabas de empezar. Pero siempre me ha gustado tener presión, porque creo que me ha ayudado. Entró y gracias a Dios sirvió para ganar el partido.

¿Lo lanzó con el sello que le ha marcado?

-Los he tirado de diferentes maneras, menos a lo Panenka, que creo que tampoco lo tiraría en otra vida. Siempre con potencia, pero sabiendo que los porteros te van conociendo, por lo que tenía que variar en algún matiz. Ahora se va a inventar un poco más, pero todo es válido.

¿Recuerda su efectividad?

-Creo que fueron 28 de 34, una cosa así. Me acuerdo más de los que no nos sirvieron para puntuar, porque duele.

Le quedará la espinita clavada de no haber jugado una final.

-Sí, de jugarla por lo menos, no de no ganarla. Poder haber llegado a una final de Copa o incluso de la Europa League habría supuesto la guinda a mi carrera.

¿Tanto ha cambiando el fútbol en estos 30 años?

-Bastante, sobre todo en los ritmos de los partidos, porque cada vez más los jugadores son atletas, hay jugadores muy desequilibrantes. Algunos dirán que Maradona es el mejor jugador de la historia, es cierto que jugué contra él en su segunda época en el Sevilla y casi le hice un marcaje al hombre, pero lo de Messi me parece estratosférico.

¿Se vería al mismo nivel en el fútbol actual?

-Sí me vería. Con mi condición de constante, de querer mejorar, de sufrimiento, me permitiría jugar a un nivel creíble.

Desde su retirada, el puesto de lateral izquierdo siempre ha estado en el debate, porque no se encontraba un sustituto suyo con garantías.

-Es cierto, porque han pasado muchos, desde Asier del Horno, que creo que fue un futbolista fantástico que no tuvo la continuidad que todos pensábamos que pudiera tener, hasta jugadores como Casas, Castillo, Koikili, que llegó desde fuera de Lezama, demostrando que, como pasó con Toquero, se puede llegar al Athletic desde el fútbol vizcaino, que quizá no se cuida como debiera y lo tenemos delante de nuestros ojos.

Ahora ejerce en los banquillos. ¿Por qué dejó el Barakaldo?

-Porque creía haber llegado al fin de un ciclo. Han sido dos años buenos en lo deportivo en un club que históricamente tiene que estar en los puestos cabeceros, pero, sin embargo, cuando te dicen que cuentas con un 20 por ciento menos de presupuesto para confeccionar la plantilla cuando la exigencia conmigo va a ser incluso mayor después de meter al equipo el curso pasado en el play-off de ascenso.

¿Lo decidió cuando conoció la deuda de 1,1 millón de euros del Barakaldo con Hacienda?

-Esa semana salió la noticia un jueves o un viernes y yo ya había transmitido a Iñaki Zurimendi (director deportivo) que no iba a continuar.

Ha tenido este verano varias ofertas, pero no han fructificado.

-Han sido reuniones con clubes de Segunda y Segunda B, pero ninguna de ellas, por un motivo u otro, han fructificado. Es un aprendizaje que tras dos años buenos en el Barakaldo te encuentres sin trabajo. Me toca afrontar lo que venga.

¿Cómo se define Aitor Larrazabal como entrenador?

-Como un entrenador metódico, reflexivo, al que le gusta el diálogo con los jugadores, donde soy bastante permeable. En dos temporadas en el Barakaldo, he pasado de tener un equipo ofensivo, con dos delanteros que hicieron 31 goles entre ambos, a una campaña donde jugábamos de otra manera, porque era más importante no encajar que el hecho de tener argumentos para remontar. Me adapto a las circunstancias e intentar explotar lo que tengo. Me gusta ser un entrenador en el que crean los jugadores.

¿Es cercano, según lo que dice, a la idea de Gaizka Garitano?

-Con matices. Gaizka es un entrenador al que le gusta mucho el orden, sobre todo el defensivo y partir de ahí construye el equipo. No lo digo por los últimos antecedentes, sino también por los anteriores en el Eibar, Valladolid o Deportivo.

A Garitano le critican desde algunos sectores porque el Athletic no genera fútbol.

-Todo es criticable. Hay gente que valora que Gaizka Garitano saca todo lo positivo y hay otros a los que les gustaban más las formas de Eduardo Berizzo. Hay 45.000 entrenadores en San Mamés cada domingo.

¿Le gusta este Athletic?

-Hay momentos que evidentemente sí, porque el orden defensivo que tiene y la estructura que tiene son buenísimas, y en base a eso, como ante el Barça y la Real, ha tenido la capacidad de ahogar al rival. La Real fue una caricatura y es algo que se debe exclusivamente a Garitano. Siete de nueve puntos, creo que se puede decir que todo es bueno. ¿Si se puede jugar mejor? Todo vendrá, a base de confianza, de los puntos, el equipo se va a soltar más.

¿Ha tomado algo de Bielsa?

-He intentado tomar lo mejor, que los jugadores crean en lo que el entrenador les transmite. Pero he desechado otras opciones que él maneja diariamente, porque pueden minar al jugador en el desarrollo de la temporada. Me gusta que el jugador sea el protagonista del balón, pero para ello debes tener jugadores idóneos para ello, porque si no te tiras piedras sobre tu propio tejado.

No ha habido fichajes, ni se ha dado salida al número de jugadores que hubiera querido Garitano. ¿Entiende que se queje de tener que trabajar con un grupo de hasta 29 futbolistas?

-Sí, porque a un entrenador le gusta trabajar en el día a día con un número menor de jugadores, es más cómodo. Teniendo solo dos competiciones es algo que tiene que manejar con mano izquierda, no es fácil.

Uno de los que no han salido es Asier Villalibre, al que conoce perfectamente. ¿Supone un freno en su progresión el hecho de pasar prácticamente un año en blanco?

-Seguro que sí. Para un jugador que viene de hacer 23 goles el año pasado lo ideal es que hubiese tenido minutos. Entiendo que se habrá buscado la mejor opción para que hubiera tenido fuera de aquí ese protagonismo que necesita. Nunca es bueno para un jugador de 22 años que no pueda seguir esa evolución.

¿Se ha gestionado mal su caso?

-Desde fuera no lo puedo decir. Entiendo que el director deportivo, Rafa Alkorta en este caso, habrá tenido la capacidad de mover cosas y al final no las habrá podido cerrar. Creo que el propio Rafa no estará contento porque Asier no haya salido.

Compartió vestuario con Alkorta. ¿Cómo lo ve en su perfil de director deportivo?

-Lleva ocho meses en el cargo y es un cargo, que lo puedo decir por experiencia, en el que se aprende muchas cosas, pero que es difícil. Entiendo que más en el caso de Rafa, porque desde fuera, y como también lo dije cuando estaba dentro, debe haber dos cargos: uno el director deportivo, que se dedique al primer equipo y al Bilbao Athletic; y otra figura que lleve el resto de la cantera y siguiendo de cerca a los cedidos. Somos un club que no puede fichar todos los veranos y tienes que estar cerca de la cantera, del Basconia hacia abajo, que te exige no fallar.

¿Fue ese un argumento para que dejara su cargo de coordinador de Lezama, por sus discrepancias con Amorrortu?

-Teníamos diferencias en cuanto a la confección de plantillas, la visualización de los valores que se tenía que transmitir a los chavales de la cantera. Tampoco tuve el respaldo necesario, y en ese cargo lo necesitas. Y todo unido a mis ganas de entrenar hicieron que lo dejara porque no creía en lo que se estaba haciendo.

Cuando habla de falta de respaldo, ¿lo dice por Josu Urrutia?

-Sí, me faltó respaldo desde arriba, porque había personas que ya no están en Lezama que estaban llevando al club a una situación de riesgo. Los chavales que van a Lezama en el día a día se tienen que sentir felices cuando van a entrenar y estaba viendo que eso no se estaba dando.

¡Lezama! El caballo de batalla en los procesos electorales, foco de la polémica, se proyecta la imagen de que es un txoko... ¿Qué hay que hacer con Lezama?

-Lo más importante es dejar trabajar. Un entrenador tendrá la idea de un sistema, otro piensa diferente. Hay que primar que los jugados de los que se cree tienen potencial para llegar al primer equipo deben tener el respaldo para jugar y no ver que estos puedan estar en el banquillo porque el entrenador de turno no piensa lo que cree la dirección deportiva. Después, paciencia para dejar trabajar a los que estén. Cuando el primer equipo va bien, parece que todo funciona y no tiene que ser así. Lo que funciona hay que exponerlo a la máxima potencia.

29 años de su debut, lo ha hecho su hijo Gaizka. ¿Cómo maneja este momento, es uno de esos aitas que está encima?

-Sigue siendo extraño. He estado encima de él, pero siempre intentando transmitirle lo que mi familia me transmitió a mí en su momento. Los valores que hemos tenido muy claros: constancia, sacrificio, no cejar en el empeño. Y decirle: Aún no has hecho nada, has debutado, pero te queda lo más difícil, mantenerte.

¿Le puede lastrar que se le compare con su padre?

-Sería un error, porque tampoco hay muchos puntos que se puedan comparar. Si fuera lateral izquierdo, entiendo que sí.

Lo digo en cuando a su capacidad competitiva, porque el socio de cierta edad sabe lo que ha dado usted.

-Somos diferentes, Gaizka tendrá más aciertos en los pases, en el uno contra uno, y en eso, como somos diferentes, no habrá mucho que debatir. Y si lo comparas, será bueno, porque querrá decir que ha jugado muchos partidos en el Athletic.

¿Le da consejos?

-Ha llegado dos años más tarde a Primera División y le puede costar. Mi consejo es que no se caiga. De hecho, lo que ha vivido en los equipos antes de llegar a Lezama también le ha servido. En el Zamudio le costó arrancar e incluso en el Bilbao Athletic Iñigo Muñoz estaba por delante el primer año. Me consta que entrena a buen nivel, porque voces autorizadas del vestuario me lo han confesado.

¿Una de esas voces es Aduriz, con que el llegó a jugar usted en el Athletic?

-Jugadores veteranos que llegan cierto tiempo, dirección deportiva? Ven a Gaizka con mucha ambición, otra cosa es que tenga que mejorar en lo táctico y si no está jugando de inicio, es porque hay mejores compañeros en esa demarcación o porque le queda por mejorar. Lo que debe hacer es tener autonomía para sacar todo lo que tiene dentro, porque creo que tiene buenas cualidades. Mentalmente es fuerte, tiene personalidad, tiene carácter y se deja aconsejar. Sabe escuchar y cree lo que dices.

“Soy cercano a la idea de Garitano con matices... Soy un entrenador metódico, reflexivo, al que le gusta el diálogo con los jugadores”

“Tenía diferencias y me faltó el respaldo desde arriba cuando es lo que necesitas. Dejé Lezama porque no creía en lo que se estaba haciendo”

“Para un jugador (Villalibre) que viene de hacer 23 goles el año pasado lo ideal es que hubiese tenido minutos. Creo que Alkorta no estará contento”

“Dejé el Barakaldo porque cuentas con un 20 por ciento menos de presupuesto cuando la exigencia conmigo iba a ser incluso mayor”