bilbao - Unai López (Donostia, 30-X-1995) es uno de esos futbolistas que nació con talento. Dicen de él que tiene un don especial desde que se familiarizó con el balón. Está, incluso, adelantado a su tiempo. El donostiarra ha dado un paso adelante este verano. Emerge el nuevo Unai López, que ha sabido adaptarse a lo que le ha pedido Gaizka Garitano desde el arranque de la pretemporada. Sabe que puede ser un jugador valioso para el entrenador pese a que el curso pasado apenas contó con él. Garitano, sin embargo, le ha sometido a un seguimiento minucioso en clave interna, una vez que no quería desperdiciar todo lo que le puede dar un centrocampista que cuida la posesión y que ofrece matices que quizá no encuentra en el resto de sus compañeros. El fútbol es así de imprevisto. Lo que parecía muy negro hace cuatro días se ha convertido en blanco.

Unai López ya no es aquel imberbe que saltó por primera vez al césped de San Mamés. Se trató de una noche mágica para el futbolista y para la entidad. Se recordará como la noche del debut como león de un chico de 18 años de edad, lo que acentúa la marca de Lezama, en un partido grande, nada más y nada menos que en el encuentro de vuelta de la última previa de la Champions ante el Nápoles y ante 53.000 espectadores que abarrotaron La Catedral en el día que activó por primera vez su actual aforo. Aquel 27 de agosto de 2014 marcó un antes y un después para Unai López, que compareció a los 72 minutos en sustitución de Markel Susaeta y con la eliminatoria aún abierta con el 2-1 provisional. El por entonces cachorro, apuesta decidida de Ernesto Valverde, no se arrugó, proyectó descaro y tuvo protagonismo en la acción del 3-1 que metía al Athletic en la fase de grupos de la máxima competición continental 16 años después.

Ha llovido mucho desde aquel momento histórico para la familia athleticzale y, cómo no, para Unai López quien, pasado un lustro, vuelve a sentirse especial. Han sido cinco años con altibajos, idas y vueltas en su carrera, que le han servido para curtirse y ganar esa capacidad competitiva que da el transcurrir del tiempo y las circunstancias. Se conoce su historial como león. La campaña de su debut es hasta la fecha la más fructífera en cuanto a número de partidos consumados, ya que participó en un total de 24 entre liga, Copa, Champions y Europa League. La siguiente la completó en su totalidad en el Bilbao Athletic en Segunda División, para después ejercer como cedido en el Leganés, primero, y en el Rayo Vallecano, después. Renovado hasta el 30 de junio de 2022 con una cláusula de rescisión de 45 millones de euros, regresó el verano de 2018 y Eduardo Berizzo pareció darle galones con su titularidad en el estreno liguero. Se quedó en una mera ilusión, porque desapareció de las alineaciones en un abrir y cerrar de ojos, y el recambio de Garitano por el argentino tampoco varió su rol casi residual.

fortaleza Unai López ha sabido reciclarse. Conoce de primera mano la idea de Garitano y ha interiorizado los conceptos que le pide el entrenador para ganarse su confianza en la última pretemporada, en la que ejerció en el equipo tipo en los amistosos de fuste ante el Borussia Mönchengladbach, West Ham -ante el que vio puerta- y Roma. El estreno en liga el pasado viernes frente al Barça supuso toda una prueba de fuego y el donostiarra, que repitió en el once, estuvo a la altura de las circunstancias en los 80 minutos que consumó sobre el verde. Además de plantar cara a los azulgranas De Jong o Rakitic, asumió la responsabilidad de ejercer de director de orquesta a la hora de dar salida al juego rojiblanco, al margen de que probó el disparo a la meta culé hasta en tres ocasiones.

El futbolista, que en octubre alcanzará los 24 años de edad, espera que esta sea su temporada. De momento parte por delante de Beñat y San José, a los que les queda solo este curso de contrato, y es el elegido por Garitano para hacer sociedad con Dani García, lo que retrata su nuevo perfil, ya que no comparece como un medio de enganche con la delantera, sino que lo hace como un pivote nato, reciclaje que le ha obligado a insistir en el aspecto físico sin olvidar su rasgo técnico.