Santander - Un ambiente distinto al de épocas pasadas. Eso se encontró el Athletic en su vuelta a El Sardinero, donde compareció tres años después de su última visita oficial, la cual tuvo lugar el 1 de diciembre de 2016 en Copa con victoria incluida por 1-2. Desde entonces no asomaban los leones por Santander, donde ayer, lejos de ser recibidos con música de viento o con gritos deseando su descenso a Segunda División, una realidad tiempo atrás, tuvieron una tarde tranquila, cordial, en cuanto al ambiente se refiere. Con numerosos aficionados rojiblancos repartidos en las gradas y sin incidentes de por medio, los pupilos de Gaizka Garitano solo sufrieron sobre el césped, pues las revoluciones no subieron más allá de lo habitual en un partido de preparación en pleno mes de de agosto.

Tanto es así que los jugadores del Athletic, con la segunda unidad en liza, escucharon más aplausos que silbidos en un campo al que llegaron en autobus entre muestras de admiración por parte de los seguidores rojiblancos que aguardaban su llegada al estadio, en el que no se abrió la zona este por la instalación de las ferias con motivo de las fiestas de Santiago y que no se perdió Zinedine Zidane, pendiente de su hijo Luca en la portería. Con Aitor Elizegi, Rafa Alkorta, Andoni Ayarza y José Ángel Iribar, entre otros, en el palco de autoridades, no hubo ni rastro de descalificaciones o insultos por parte de la hinchada del Racing hacia el bando rojiblanco, que salió perdedor de un envite en el que se dieron cita alrededor de 8.000 espectadores. - A. Aramendia