bilbao - Cuando uno se lo juega todo a una sola carta, la letra pequeña y los golpes de suerte son determinantes y deciden el éxito o el fracaso. Al Athletic le tocó lo segundo. No tuvo esa pizca que, en cambio, sí le premió otras tardes. Ya se sabe, recorridas 38 jornadas cada equipo está en el sitio que le corresponde, El conjunto rojiblanco cierra la liga en una octava posición que deja un sabor muy amargo cuando tenía la séptima al alcance de su mano.

La dejó escapar ayer por su poco fútbol en el Sánchez Pizjuán y porque no le ayudaron el VAR, primero, y el larguero, ya en tiempo de descuento. Cuando Sánchez Martínez decretó como penalti unas manos de Mercado a los 65 minutos, el mundo athleticzale se las prometía felices, pero la visualización de la acción produjo la rectificación del colegiado murciano, que no consideró intencionalidad. Ya en el 92 y con el Athletic a la desesperada, Iñigo Martínez cazó con su derecha un balón suelto en el área sevillista, pero su golpeo se estrelló con la madera. Segundos después, Munir puso la sentencia.