EL fútbol, implacable a menudo con jóvenes promesas destinadas a caer en el olvido, en ocasiones tiene premio. Para alcanzarlo, sin embargo, se requiere de una pasión y una dedicación extrema, salvo para unos pocos elegidos que acortan plazos en su camino hacia la élite como si en medio de una competición de desafiar semáforos en rojo se encontraran. Nunca formó parte de ese selecto grupo Jaime Mata (Tres Cantos, Madrid, 24-X-1988), que ha hecho de la constancia, la paciencia y sus dotes goleadoras sus tres mejores armas para hacerse un hueco entre los mejores. Es ahí, rodeado de estrellas, donde habita a día de hoy el delantero madrileño tras debutar esta temporada en Primera División de la mano del Getafe y estrenarse, a sus 30 años, como internacional absoluto gracias a una citación de Luis Enrique que le cogió por sorpresa en el último parón de liga. “Para mí poder jugar algún día en Tercera ya era la leche”, reconoció el ariete durante su estancia con el combinado estatal, donde coincidió con los rojiblancos Iñigo Martínez e Iker Muniain, quien llegó a Primera con el Athletic con solo 16 años.

Catorce primaveras más tuvo que esperar para lograrlo Mata, forjado como futbolista lejos de los focos mediáticos y que probó la dureza de la Primera Regional y Regional Preferente antes de ver cumplido su deseo de alcanzar la Tercera División con el Galáctico Pegaso, equipo de su Tres Cantos natal en el que sufrió las miserias que rodean al fútbol más modesto. El punta, no en vano, tuvo que encerrarse en un vestuario con sus compañeros y bajarse los pantalones antes de un partido para protestar por unos impagos. Corría entonces el 2009 y aquel chico madrileño que tenía el fútbol como afición y los estudios como obligación, ni se imaginaba lo que el destino le tenía preparado.

Tras dejar la Universidad y hacer dos grados superiores con vistas a un futuro que nada hacía presagiar que estuviera relacionado con el deporte rey, Mata probó fortuna en Segunda B con el Rayo B y de nuevo en Tercera con los modestos Socuéllamos y Móstoles. Recibió entonces, a sus 24 años, una oferta del Lleida que cambiaría su vida. La aceptó, se separó de su familia por primera vez para volver a la categoría de bronce y despuntó. Su buen hacer durante dos exitosas campañas, repletas de goles, le sirvieron para llamar la atención del Girona, que le reclutó para la Segunda División. Mata, por fin, conoció el fútbol profesional con 26 años y fichó por el Valladolid en 2016, donde el pasado curso explotó definitivamente con 35 goles en liga y un ascenso a Primera que llevaba impreso su nombre.

EL ÚLTIMO PASO El Getafe, sin traspaso alguno de por medio, apostó por el madrileño de cara al presente ejercicio y el resultado, tras treinta jornadas de liga es de trece goles y una llamada de Luis Enrique. Así es el 7 al que se medirá el Athletic el domingo en el Cosileum, donde Mata intentará desquitarse del amargo sabor de boca que le dejó el partido disputado en la primera vuelta en San Mamés, donde marcó, pero no le fue señalado un penalti a favor cuando el encuentro agonizaba con 1-1. “Disculpad, Iberdrola, ¿saben si se fue la luz en Las Rozas esta mañana?”, escribió en relación al VAR en Twitter el delantero del Getafe, un ejemplo de constancia y superación.