Bilbao - Ayer fue anunciado por el club el acuerdo que convierte a Gaizka Garitano en el entrenador del Athletic para la próxima temporada. Será hoy en San Mamés cuando se proceda a la escenificación de un compromiso apalabrado hace casi un mes y del que se informó en estas páginas a mediados de marzo, adelantando el detalle de que había sido el entrenador quien planteó como condición prolongar su vínculo por un solo año. La ampliación del contrato de Garitano era un deseo expresado por los responsables de la entidad prácticamente desde el inicio de su mandato. Tanto Aitor Elizegi como Rafa Alkorta habían reiterado por activa y por pasiva que la continuidad de Garitano era su principal objetivo en el área deportiva y la plasmación de dicha iniciativa coincide con el punto más álgido del equipo y con los cien días del presidente en el cargo, que se cumplen mañana sábado.

La sólida reacción del Athletic desde que es dirigido por Garitano es el principal argumento para apostar por su persona y otorgarle la responsabilidad de llevar las riendas el curso que viene. Sus números son realmente espectaculares: cogió el equipo ocupando posición de descenso en la decimoquinta jornada y a falta de ocho para la conclusión del campeonato se halla inmerso en la lucha por una plaza continental. Nueve victorias, cinco empates y dos derrotas, dibujan un balance impresionante basado en la fiabilidad defensiva y un carácter competitivo que compensan con creces las deficiencias que se detectan en el funcionamiento del grupo.

Garitano fue fichado el verano de 2017 por Josu Urrutia para hacerse cargo del filial. Operación que se interpretó en su día como una forma de guardarse una baza de cara al futuro, dada su experiencia en la máxima categoría. La previsión adquirió sentido el pasado diciembre, cuando Urrutia estimó que el crédito de Eduardo Berizzo estaba definitivamente agotado. Once puntos en catorce partidos reclamaban la adopción de una medida drástica y Garitano no dudó en asumir el reto. La transición cuajó de inmediato, el enfermo fue recobrando el color y gracias a las nuevas directrices se ha convertido en un colectivo intratable.

Garitano ganó en su estreno liguero en San Mamés y no dejó de sumar en los siguientes seis encuentros, impulsando al equipo a la zona media de la clasificación. La trayectoria ascendente se ha mantenido pese a sufrir un par de reveses y en marzo empezó a considerarse seriamente la opción de aspirar a jugar en Europa, meta que ya nadie cuestiona gracias al pleno firmado a costa de Atlético de Madrid, Girona y Levante. El Athletic ha impuesto un ritmo prohibitivo para la inmensa mayoría de sus rivales y la única duda versa precisamente sobre esa cadencia, pues no es fácil perseverar en el éxito tras cuatro meses a pleno rendimiento.

Resulta innegable que la clave de la remontada descansa en la figura del entrenador, puesto que la plantilla es la misma que naufragaba bajo la batuta de Berizzo. La aportación de las incorporaciones del mercado invernal, Ibai y Kodro, es casi testimonial y la escalada se ha gestado incluso con la ausencia de Aduriz, lesionado desde el 10 de enero. Elizegi y Alkorta son perfectamente conscientes del papel jugado por Garitano y sus ayudantes, así lo han expresado en las múltiples ocasiones en que han salido a los medios. Consecuencia de tal reconocimiento sería la mejora de su contrato, que se registró tiempo atrás, y ahora han querido certificar su absoluta confianza con el acuerdo recién suscrito.

El propio Garitano confesó antes de la cita de Montilivi que su continuidad estaba consensuada y que únicamente quedaba pendiente el trámite de la oficialización. En un tono distendido, el preparador vizcaino comentó que agradecía las palabras de Elizegi, quien había asegurado horas antes que estaría encantado de contar con sus servicios durante el mandato completo, y recordó que también en el Deportivo dijeron algo similar y fue destituido a los diez días. “Esto funciona así”, apostilló, una reflexión chocante en el actual contexto, marcado por la felicidad que emana de la sucesión de marcadores favorables que colecciona el equipo.

El propio Garitano, refractario a la euforia, se ha visto en la tesitura de retocar su habitual discurso ante la evidencia de que el Athletic avanza con paso firme hacia cotas que, aunque en temporadas precedentes se conquistaron con una frecuencia extraordinaria, este año no se contemplaban. La mano de Garitano ha logrado revertir la tendencia del otoño, equipo y afición vuelven a soñar.