En efecto. Williams predijo hace unos días que los jugadores del Levante saltarían al campo con el “culo apretado” (y no por el frío ártico), pero que la afición rojiblanca sería clave una vez más (y ya van?) para inclinar la balanza y que los tres puntos se quedaran en casa. La familia athleticzale respondió como se merecía la oportunidad de ayer para volver a soñar con las competiciones europeas. Si los granotas iban con el ano prieto no hay modo de comprobarlo, pero que las tribunas se desgañitaron animando (e insultando cuando tocaba) sí. Hasta el último suspiro. Hasta el minuto 93 mismo.

Un éxtasis conjunto. En el césped por supuesto, pero sobre todo en las gradas. Y eso que más de uno y de dos ya pedían la hora al árbitro para el minuto 70. Y no precisamente por el aire glacial que peregrinaba por San Mamés sino por el soso, desaborido y conservador juego de los rojiblancos durante la segunda parte. Los primeros 45 minutos fueron más animados. Incluso hubo tiempo para gastar bromas a los más tardones, como Andoni, que llegó a su localidad con los dos goles del Athletic ya en el marcador. Oye Andoni, que el Levante está jugando sin portero, le soltó su compañero de asiento sin tiempo para que el chaval se percatara de que la equipación del guardameta Aitor Fernández era casi del mismo color que la de sus compañeros. Qué cabrones, respondía al tiempo que ofrecía pipas a diestro y siniestro.

El descanso siempre es un antes y un después. Y no por el bocata, la cerveza y la posterior evacuación de aguas menores. En 15 minutos, una persona es capaz de contarte que tiene pensado ir de vacaciones a Roma este verano “en cuanto pille un viaje barato”. ¿Tú has estado? ¿Y cuánto te salió? Claro, nosotros iríamos con los críos..., suelta en modo ráfaga. Detrás de mí escucho a dos amigos entrados en años, jubilados ellos, que hacen planes más a corto. En el tiempo y en el espacio. “No hay huevos de ir a Madrid el 21... Que ahora estamos en la pomada... Esto es un puto milagro”, intercambian casi sin tiempo a que ninguno de ellos se responda a la fanfarronada del otro.

Hablan de salir de Bilbao a primerísima hora. Poteo y comer. “Menuda paliza”, tercia un tercero que respondía al nombre de Jon. “¿Paliza? Paliza la que nos va a dar el Madrid, jajajaja. Por eso hay que comer muy bien”, corrigen a dúo los camaradas. “El calendario hasta fin de temporada es asequible, ¿no?”, dice Andoni. Getafe, Rayo, Sevilla... repaso en una de las aplicaciones deportivas de mi teléfono. Y justo entonces me salta un mensaje de un grupo: Si no eres feliz con lo que tienes, tampoco lo serás con lo que te falta. ¿Le valdrá esto al Athletic? ¿Le vale a alguien?