el 4 de marzo de 2009 permanece grabado a fuego en la memoria del Athletic. Mañana se cumplen diez años de una noche mágica en el viejo San Mamés, que supuso un antes y un después para la entidad bilbaina. Fue un partido que abrió una nueva época. Aquel momento fue único. El Athletic, dirigido entonces por Joaquín Caparrós, afrontaba el segundo y último asalto de su eliminatoria de semifinales de Copa frente al Sevilla. La espera se había hecho larga desde que se disputara el partido de ida en el Sánchez Pizjuán, el 4 de febrero. Un mes para un solo pensamiento. Hasta la liga resultaba un despiste. Cuatro semanas en que el cuerpo técnico, la plantilla, Junta Directiva, afición y todo Bilbao y Bizkaia prepararon a conciencia una cita que iba a hacer historia. El Athletic cayó en Sevilla por la mínima (2-1), con gol de Fernando Llorente, y todo el mundo athleticzale se conjuró para hacer realidad la remontada y volver a una final de Copa 24 años después. El 13 de mayo, sin embargo, el Athletic no pudo poner la guinda del título al caer frente al Barça de Guardiola en Mestalla.

Los futbolistas rojiblancos que nacieron antes de 1985 tenían borrosos recuerdos de la anterior final vivida por el club, con derrota ante el Atlético de Madrid. Aitor Ocio sí la rememora. “Tenía once años y sí la recuerdo. La derrota fue un palo”. El Athletic de Caparrós hizo historia con un inapelable 3-0, fraguado en un primer acto brutal con los tantos de Javi Martínez, Llorente y Gaizka Toquero y que generó el regreso del conjunto rojiblanco a una finalísima tras un cuarto de siglo de travesía en el desierto. El propio Caparrós, Joseba Etxeberria, el capitán de aquel colectivo, Ocio y Koikili analizan esos momentos inolvidables y el impacto de aquel éxito para una entidad que 21 meses atrás había evitado el descenso a Segunda División en el último partido de liga frente al Levante. La final de Mestalla fue la primera de las tres de Copa que ha consumado el Athletic en esta última década, y en medio llegó la final de la Europa League en 2012 y el título de la Supercopa en 2015.

“Supuso la reivindicación de la causa, la gente volvió a creer”

Joaquín Caparrós, el técnico que propició aquel histórico regreso del Athletic a una final de Copa y que diez años después ejerce curiosamente como director deportivo del Sevilla -su equipo de cuna-, pone el acento en la implicación de toda la sociedad bilbaina y vizcaina en una puesta de escena “incomparable”, además de destacar que el partido de ida duró un mes. “El ambiente que se respiraba invitaba a hacer historia. Lo que se vivió en la ciudad durante un mes fue increíble y la guinda llegó el día del partido. Estábamos concentrados en el Hotel Carlton y comenté a Luci (el segundo entrenador) lo que estábamos viendo desde las ventanas e incluso los jugadores subieron a la azotea del hotel a presenciar el espectáculo. No era necesario motivar a los jugadores, solo fuimos introduciendo matices. Poco hicimos nosotros, sino los jugadores y San Mamés. Sí creo que marcó un antes y un después, al margen de que la Copa es el trofeo del Athletic y generaciones no habían visto una final. Aquel grupo de futbolistas ya venían apretando y con el paso del tiempo llegaron más finales y competiciones europeas. Se venía, además, de discutir que Lezama había tocado fondo, se cuestionaba incluso la filosofía, por lo que de aquella noche fue muy importante, supuso la reivindicación de la causa. La gente volvió a creer y no hay que olvidar que jugaron futuros campeones del mundo”, reflexiona.

“Me quedo con el poso que dejó, se encendió la llama otra vez ”

Para Joseba Etxeberria se trataba de su tercera semifinal de Copa con el Athletic, En las dos anteriores, campañas 20101-02 y 2004-05, se había quedado a las puertas de la finalísima tras caer ante el Real Madrid y Betis, respectivamente. No jugó aquel duelo ante el Sevilla, pero su rol de capitán tuvo su impacto. “Me quedo con el poso que dejó, se encendió la llama otra vez”, expresa el exleón, el tercer futbolista que más partidos ha disputado con la elástica rojiblanca y hoy en día metido en el mundo de los banquillos. “La repercusión que tuvo en la masa social fue espectacular. Para la gente joven se trataba de su primera experiencia en una final y a la gente mayor le servía para revivir los éxitos anteriores. Fue un chute de energía colectiva, como lo vimos después del partido. Lo cierto es que no se podía dejar escapar la oportunidad, aunque se hizo largo el mes de espera desde el partido de ida. El equipo estaba bien y desde la primera jugada se vio que no especularía con el resultado. La diferencia fue la mentalidad, porque el Sevilla salió a tantear al Athletic”, define Joseba Etxeberria, que lamenta que no se conquistara el título en la final de Mestalla ante el poderoso Barça de Pep Guardiola: “Fuimos confiados en nuestras posibilidades y ello propició que nos adelantáramos, pero cuando hicieron el 1-1 nos dimos cuenta de la dificultad, porque el Barça metió la directa y ya era muy complicado pararles”. El excapitán, con todo, destaca que el éxito ante el Sevilla “despertó a mucha gente” y pone en valor el nivel de aquella plantilla: “Veníamos de dos años en los que nos salvamos en el último partido, pero lo cierto es que cada vez teníamos mejor equipo, con futbolistas internacionales y valores de Lezama que apretaban mucho. Fue una mezcla de muchos matices y sirvió para ratificar que el equipo tenía una gran mentalidad de competir de cara al futuro”.

“Estábamos convencidos de la remontada desde el Hotel Carlton”

Aitor Ocio también emergía como uno de los pesos pesados de aquel equipo. El ya sabía lo que suponía jugar una final de Copa y ganarla, entonces en las filas del Sevilla, con el que conquistó otros dos títulos de la extinta Copa de la UEFA. Sin embargo, el excentral del Athletic desvela una confesión: “Ha sido el partido que más me ha marcado, junto a una semifinal europea con el Sevilla. Lo viví incluso más que la final de Mestalla por lo que representó. Recuerdo la ciudad engalanada, los días previos muy intensos, todo el mundo estaba pendiente del partido, la implicación de los colegios? la actividad fue expectante”. El gasteiztarra, que precisamente regresó a Lezama fichado del Sevilla, rememora la confianza que residía en el vestuario para consumar la voltereta a la eliminatoria tras el 2-1 encajado en el Pizjuán: “Teníamos ese convencimiento desde el Hotel Carlton, ya notábamos el tilín de jugar el partido camino de San Mamés. Yo no era de echar la siesta y lo cierto es que el ambientazo que había fuera del hotel de concentración nos mantuvo bien despiertos. La imagen desde la azotea del hotel fue inolvidable”. Ocio, que también jugó la semifinal del Athletic de Jupp Heynckes en 2002 frente al Real Madrid, dice que aquel éxito “no sé si supuso un antes y un después, pero sí es cierto que en años anteriores se cuestionaba el modelo. Sirvió para volver a creer que con nuestra filosofía, es posible disputar finales y optar a títulos, como sucedió en años posteriores”.

“Iribar nos dijo que con haber llegado a la final ya habíamos hecho historia”

A Koikili Lertxundi le iba todo muy rápido una década atrás. Aquel duelo histórico del 4 de marzo de 2009 lo vivió como titular cuando veinte meses antes competía en Segunda División en las filas del Sestao: “Fue una gozada. Pude participar en ese proceso como un jugador importante en el once, solo hablar de ello me genera mariposas en el estómago. Recuerdo las palabras que pronunció Iribar por entonces. Nos dijo que ya con haber llegado a la final hoy en día habíamos hecho historia. Que con anterioridad el Athletic se metía en las finales de Copa con cierta asiduidad, pero que el fútbol había cambiado mucho y complicaba al Athletic. Nos dijo que con el tiempo lo pondríamos en valor y han pasado diez años. Sí creo que marcó un antes y un después. El sentimiento zurigorri afloró en los colegios y nuestra generación lo alimentó, porque el hecho de jugar una final propicia la reivindicación de la marca Athletic”. El de Otxandio rememora que los previos de ese partido “se nos hicieron eternos” y subraya la extrema motivación con la que el equipo afrontó esa semifinal: “Ya en el hotel se notaba el subidón con todo lo que se proyectaba desde el exterior, todo ese bullicio desde la mañana te ponía a flor de piel. Todos los detalles estaban bien cuidados en el vestuario. Teníamos que ser prudentes con las decisiones que tomáramos en el campo, aunque nos valía una simple mirada para activar esa complicidad. Sabíamos cómo atacar y cómo defender todos juntos. Fue una cosa de todos, el míster y el cuerpo técnico tuvieron mucho peso, pero también los capitanes, Fran (Yeste), Joseba (Etxeberria), Aitor (Ocio)...Nos decían que teníamos que utilizar la cabeza, quitar el balón al Sevilla sin dejarle pisar nuestro campo y terminar las jugadas. Nos íbamos a clasificar a la final sí o sí”.