La nueva vida de Enric Gallego
El delantero del huesca ha debutado a los 32 años en segunda y primera
ENRIC Gallego (Barcelona, 12-IX-1986), a sus 32 años, ha pasado de ganarse la vida como camionero a convertirse en un camión difícil de frenar para los defensas de Primera División. La vida, no en vano, ha dado un inesperado y apasionante vuelco para el delantero catalán esta temporada, en la que el destino quiso que debutara en Segunda División con el Extremadura y, tras el mercado invernal, en la máxima categoría del fútbol estatal de la mano de un Huesca que recibe el lunes la visita del Athletic en El Alcoraz. Se trata de una especie de cuento de hadas que ha transportado a Gallego desde Segunda B hasta Primera en apenas siete meses.
A una edad en la que muchos futbolistas comienzan a pensar en el final de sus carreras deportivas, el ariete barcelonés, como si de un sueño se tratara, vive su mejor momento vestido de corto. Aparcada en el pasado queda una trayectoria labrada lejos de los focos mediáticos y que obligó al catalán a compaginar el fútbol con distintos trabajos. Con experiencia como camionero, instalador de aire acondicionado, peón de albañil y en el alquiler de bicicletas, Gallego siempre ha disfrutado en la medida de lo posible de un deporte que no le ha dado para poder vivir hasta hace bien poco. Sus inicios, lejos de resultar sencillos, estuvieron marcados por las dificultades. Tanto es así que durante dos años se vio empujado a separarse del fútbol como consecuencia de una suspensión de su equipo en categoría juvenil. Fue a los 20 años, así las cosas, cuando el barcelonés retomo su relación con el balón en el equipo de su barrio, que militaba en Tercera Regional.
Trabajaba, entrenaba y saboreaba el fútbol más modesto sin grandes aspiraciones, pero la división se le quedó demasiado pequeña debido a un potencial que fue sacando paulatinamente a la luz. De la mano del Club Esportiu Premiá alcanzó la Tercera División en enero de 2009 y, por ende, el fútbol semiprofesional mientras continuaba con su trabajo como camionero, el cual decidió dejar de lado meses después para enrolarse en las filas del Espanyol B, donde se estrenó como jugador de Segunda B antes de poner rumbo en 2010 al Cornellà para volver así a la Tercera División y compaginar de nuevo fútbol y trabajo en la calle.
EL PASO DEFINITIVO En 2013 Gallego volvió a poner los cinco sentidos en el fútbol. Después de militar en el Badalona y en el Olot, regresó al Cornellà y fue engordando año tras año sus registros goleadores hasta fichar por el Extremadura en enero del año pasado, movimiento que le cambió definitivamente la vida, pues al término del pasado curso logró el ascenso a Segunda División tras marcar once goles en la segunda vuelta del campeonato. Esta temporada, en la categoría de plata, firmó 15 tantos en 19 partidos y el Huesca apostó por él.
En conjunto oscense, en pleno mercado invernal, desembolsó más de dos millones de euros y dio a Gallego la oportunidad de su vida, la de debutar en una Primera División en la que no le pesan las piernas. Con un gol ya en el bolsillo, el catalán tiene ahora entre ceja y ceja la portería del Athletic.