Bilbao - El Athletic y San Mamés han vuelto a recuperar en toda su dimensión la simbiosis que históricamente tanto temor ha generado en los equipos visitantes. Gaizka Garitano se ha convertido, en los poco más de dos meses recorridos al frente del colectivo rojiblanco, en el principal artífice de la metamorfosis que ha sufrido en este periodo su equipo y que ha enganchado como nunca a la parroquia bilbaina, seducida por el regreso del Athletic a su gen secular después de tiempos de evidente inestabilidad deportiva. El encuentro del domingo frente al mismísimo Barça dibuja el retrato de un equipo que tuvo como mejor aliado a San Mamés y que va camino de emerger como el fortín de antaño. Porque los números y las sensaciones que proyecta el colectivo de Garitano acentúan el valor de competir en refugio propio, y que explica en gran parte el rearme de un grupo que llegó a tocar fondo con Eduardo Berizzo en la dirección.

La masa social athleticzale se ha sumado a la causa. San Mamés, no en vano, así lo ha entendido y ha intensificado su empuje habitual acorde a lo que transmite el equipo bajo la batuta de Garitano, que ha dotado a su grupo de ese plus competitivo que tanto gusta por estos lares. El derioztarra se estrenó como entrenador del Athletic en liga el pasado 19 de diciembre -cuatro días después de que lo hiciera en Copa en El Alcoraz y a donde regresa el próximo lunes en otro partido transcendental para los leones- con motivo de la visita del Girona, por entonces uno de los equipos revelación de la competición. El técnico vizcaino no pudo celebrar con mejor cara ese primer examen liguero, ya que los rojiblancos se impusieron por 1-0 gracias al tanto de penalti de Aritz Aduriz, que ayer cumplió 38 años de edad, en tiempo de prolongación en el 92, aunque los rojiblancos pudieron incluso haber goleado a los de Eusebio, hoy en día por debajo de los leones en la tabla, en una noche brillante de Gorka Iraizoz, ex del Athletic, en la meta catalana.

Garitano sumó sus primeros tres puntos como técnico rojiblanco. Aquel lunes marcó un antes y un después. Supuso el carpetazo a la etapa de Berizzo, que solo había sido capaz de vencer en uno de los siete partidos que dirigió en La Catedral. El de Cruz Alta no dio con la tecla y, salvo en su debut frente al Leganés, coleccionó fiascos en Bilbao, una inercia negativa solo endulzada por el buen partido que el equipo firmó ante el Real Madrid (1-1). La anterior Junta Directiva presidida por Josu Urrutia le dio la oportunidad a Garitano, que no tardó en sacar a relucir su ideario como la mejor medicina para sanear el mal. Su plan pasaba por la intensidad en el juego y la protección defensiva, armas que han cuajado y que han contagiado a San Mamés, determinado a sumar ese plus que le ha caracterizado a lo largo de la historia.

un solo gol El Athletic emerge, con Garitano en el banquillo, como un conjunto creíble en San Mamés, escenario en el que se siente a gusto y en el que saca unos resultados muy positivos. La pizarra del derioztarra funciona en LaLiga Santander, competición en la que solo ha sufrido el inoportuno lapsus en el derbi de Anoeta y que acabó con la racha de imbatibilidad del derioztarra, que tuvo que despedir la Copa en la ronda de octavos frente al Sevilla. El equipo de Machín superó a los rojiblancos en el torneo del K.O., pero hincó la rodilla en su duelo liguero, disputado en medio de la mencionada eliminatoria, y en el que el Athletic desbordó al conjunto hispalense (2-0) en un día grande para Iñaki Williams, autor de dos goles para enmarcar.

El Betis fue el siguiente en inclinarse a San Mamés, ya que el cuadro del cada día más polémico Quique Setién debido a sus incendiarias declaraciones sucumbió a otro partido poderoso del Athletic, que también se hizo acreedor de los tres puntos el domingo frente al Barça, incapaz de generar ocasión alguna de peligro real a Herrerín, que únicamente ha encajado en los 450 minutos de Garitano en liga un único tanto, el que ejecutó el Valladolid a los 93 minutos tras un error fatal de Dani García.