aQUEL 27 de agosto de 2005 la Aste Nagusia se aprestaba a vivir la traca final. Entraba en sus dos últimos días de fiesta y lo hacía bajo el bochorno que tanto se deja sentir en Bilbao y en Bizkaia en pleno estío. Aquella noche de sábado, la Aste Nagusia se abrazó al Athletic, que estrenaba la liga a lo grande, con un derbi frente a la Real Sociedad en el viejo San Mamés. El momento tenía su punto añadido de expectación y de morbo. El conjunto rojiblanco iniciaba una nueva etapa con José Luis Mendilibar, actual técnico del Eibar, en el banquillo, una vez que Fernando Lamikiz, presidente del Athletic por entonces, apostó por un hombre de la casa que había triunfado el curso anterior al frente del conjunto armero, al que estuvo muy cerca de ascender a Primera División. Los leones se medían a la Real, que contaba en su once con la presencia de Gaizka Garitano, un jugador hecho en Lezama y que había ejercido hasta semanas antes como capitán del Eibar de Mendilibar. De ahí el morbo.
Garitano, que en junio se cumplirán diez años desde que colgara las botas, debutó en aquel derbi como futbolista de la Real. Se trataba de la primera ocasión en que se enfrentaba al Athletic desde que saliera de Lezama. Para él, el derbi le estimulaba, ya que no había tenido la opción de triunfar en casa, ya que solo jugó un partido oficial como león, ante la Sampdoria en 1997 dentro de la Copa de la UEFA. El derioztarra, sin embargo, fu víctima de un Athletic arrollador que se impuso por 3-0. Cinco meses después llegó el derbi de Anoeta, el 22 de enero de 2006. Garitano no asomó en el once realista, pero sí lo hizo en el bando rojiblanco Aritz Aduriz, que se perderá el duelo del sábado por lesión. Aduriz se estrenó en el mismo como goleador del Athletic con un brillante doblete y su segundo tanto lo ejecutó con el hoy entrenador del Athletic ya en el césped. Fue un encuentro trepidante que se saldó con tablas (3-3). Garitano ya no volvió a jugar otro derbi como futbolista.