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La promesa de Daucik y el estreno en Europa

Cuarto doblete El derroche goleador de Zarra y el acierto del técnico checo sirvieron para sumar otra Liga y dos Copas al palmarés.

La promesa de Daucik y el estreno en EuropaAthletic Club

Bilbao - En la temporada 1947-48 el Athletic recibió un preciado regalo, el Pájaro Rojo. Los hermanos Arechederra entregaron al club rojiblanco un precioso autobús decorado con sus colores que se convirtió en un icono más del equipo.

En los años cincuenta se fue haciendo un relevo generacional en la plantilla. La muda de piel fue natural y sin traumas. Había que dar el relevo a la quinta de los Zarra, Panizo, Venancio, Iriondo y Gainza. El proceso terminó con éxito y se esculpió un equipo que tocaría el cielo y sería conocido como el de los once aldeanos.

Urquizu terminó su etapa en el banquillo de San Mamés y cogió el testigo Mr. Bagge. El Athletic siguió fiel a su idilio con la Copa y conquistó la final de 1950. En ese partido Zarra firmó cuatro goles del 4-1 con el que se tumbó al Real Valladolid. Tras ese partido viajó a otro templo del fútbol: Maracaná. En aquel Mundial el combinado estatal fue una de las sensaciones y quedó para el recuerdo su gol antológico en el coliseo carioca a Inglaterra. El gol, cómo no, fue a pase de su amigo Gainza.

Después llegaron años sin éxitos en Liga y Copa. Como consolación, el Athletic conquistó el Trofeo Eva Duarte Perón, una competición que enfrentaba a los ganadores de la Liga y la Copa de la campaña anterior y que puede considerarse como antecesora de la actual Supercopa. Este título oficial se consiguió tras un espectacular empate a cinco contra el Atlético de Madrid en el primer partido y una victoria por 2-0 en el segundo.

Zarra tuvo el honor de estrenar el palmarés de un trofeo inspirado en el Athletic. El diario Marca estableció un premio para el máximo goleador de la Liga al que bautizó Pichichi en honor al mítico delantero rojiblanco. Telmo Zarraonandia ganó la primera edición, en la temporada 1952-53, al marcar 24 goles. Hay que destacar que Zarra ya había sido máximo goleador de la competición en otras cinco ediciones anteriores.

En esa época, el Athletic daba la bienvenida a un nuevo símbolo de la entidad. San Mamés se sometió a una profunda remodelación de la tribuna principal y se erigió el arco que sostenía la cubierta. Este elemento arquitectónico, hoy en día presente en Lezama, se convirtió en un rasgo inconfundible de la villa.

La Liga empezó a notar la llegada de grandes estrellas internacionales. Por ejemplo, Kubala se enroló en el Barcelona y Di Stéfano recaló en el Real Madrid. El Athletic se mantuvo firme en su filosofía y confió el equipo al checo Fernando Daucik, que había completado tres magníficas temporadas al mando del Barcelona.

La apuesta es exitosa y en su segunda campaña el Athletic conquista la Copa. Bilbao enloqueció, sobre todo cuando en el recibimiento al equipo en la capital vizcaina el entrenador se aventuró a hacer una complicada promesa: “Este año traemos la Copa, pero el año que viene traeremos la Copa y la Liga”. Ni los más optimistas podían pensar que el técnico decía la verdad.

El Athletic ganó el doblete de la campaña 1955-56. Daucik dejó un buen sabor de boca en Bilbao, pero su final en el Athletic fue muy abrupto. Su cese se produjo tras un amistoso ante el Burnley en el que llegó a alinear a Carmelo... ¡de delantero centro! Baltasar Albéniz paso a ser el nuevo entrenador del Athletic.

Ganar aquel doblete dio la oportunidad al Athletic de participar por primera vez en una competición europea oficial. Fue nada más y nada menos que en la Copa de Europa. El Athletic debutó eliminando al Oporto portugués y su trayectoria en la competición solo se vería truncada cuando se cruzó con el Manchester United. La mayor parte de aquel mítico equipo inglés fallecería en accidente de avión poco después de sucumbir por 5-3 en San Mamés en un partido espectacular bajo la nieve.