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Firme apuesta por la dichosa rotación

Ziganda quiere realzar el potencial de la plantilla con una gestión que fomenta la competencia y favorece un rendimiento sostenido todo el año

Firme apuesta por la dichosa rotación

bilbao - Rendimiento y descanso son los factores que determinan las alineaciones, en absoluto los resultados. Fue la explicación de José Ángel Ziganda, que sabía que después de sufrir la primera derrota no se libraría de la pregunta sobre las rotaciones. Dijo lo mismo que en otras oportunidades sobre un tema que estos años ha dado mucho juego en el entorno del equipo, tanto en la prensa como en la calle. Los cambios generan controversia, es inevitable que haya opiniones diversas porque, como sucede con cualquier cuestión relativa al funcionamiento del equipo, el signo de los resultados condiciona la valoración.

Mientras el Athletic iba encadenando marcadores favorables -cinco victorias y tres empates-, el debate discurría en un tono bajo, discreto, sin el ruido que en general preside las polémicas futbolísticas. Pero al inaugurar el casillero de partidos perdidos, automáticamente se modifica la percepción de cuanto venía ocurriendo. Surgen dudas y, lógicamente, ven reforzados sus argumentos aquellos que entienden que Ziganda está equivocado al proceder como lo hace. Y en este contexto, las crónicas y tertulias que desmenuzan el encuentro celebrado en Las Palmas contribuyen sin disimulo a que las dichosas rotaciones estén en boca de todo el mundo. De hecho se percibe un especial interés por conocer el próximo once, el que en pocas horas recibirá al Atlético de Madrid.

Puede adelantarse que Ziganda agitará de nuevo la plantilla. Mañana serán titulares unos cuantos que no lo fueron el último fin de semana: Aduriz, Muniain, San José, Beñat, Balenziaga,? En fin, que el Athletic presentará otra fisonomía básicamente porque su responsable querrá contar con gente fresca en el plano físico. Cabe asimismo que aparte de Arrizabalaga y Laporte, el único jugador de campo intocable hasta la fecha, repita alguno por motivos tácticos, porque quien manda le ve bien o cree que es el adecuado para afrontar lo que se presume una batalla sin cuartel.

Los criterios del entrenador no cambian en un plan que ha trazado conscientemente, con todas las consecuencias y no solo pensando en el corto plazo. Nadie va a disputar sesenta partidos, soltó un día aludiendo al denso calendario que afronta el equipo. Añadió que las distancias en términos de calidad en el seno de la plantilla, salvo las excepciones de rigor, no son tan marcadas como en otras épocas pudieron parecer. Está convencido de que el nivel del grupo le va a permitir barajar múltiples alternativas y opta abiertamente por fomentar la competencia, clave para aspirar a la mejora del rendimiento. Tener al personal enchufado es el objetivo. Dicho de otro modo, no desea levantar un muro en esa clásica frontera que separa al titular del suplente.

la jerarquía Por de pronto, Ziganda anda comprobando cuál es la respuesta de cada futbolista en Lezama y en las citas oficiales. Contrasta la información que poseía de antemano con la que puede obtener de primera mano, un proceso de sentido común del que se valdrá para ir perfilando una jerarquía. Con el paso de las semanas, serán los propios jugadores quienes se vayan colocando en la parrilla de salida, en un orden determinado (no inamovible) que dependerá de sus prestaciones, de su estado físico y de que realicen lo que el técnico busca y que, es evidente, apenas se ha plasmado.

Estamos en septiembre, la campaña no ha hecho sino comenzar y, en efecto, se ha comprobado que la gestión de la plantilla descansa en las rotaciones. Quizá de momento sean un tanto exageradas, lo previsible es que según avance la temporada sean más aquilatadas, pero el método como idea de funcionamiento está plenamente justificado habiendo tres frentes abiertos. El concepto de once tipo está obsoleto. Hasta los equipos más punteros lo han desterrado, por insostenible.

El movimiento en la formación del Athletic al que asistimos resulta más coherente sin cabe por dos razones. De una parte, ha habido rotaciones desde el tercer compromiso, no antes. Después de la ronda con el Dínamo Bucarest y un paréntesis de quince días vino el duelo con el Panathinaikos y otras tres citas muy seguidas donde se registraron cinco, cinco y siete cambios. Nuevo parón y tres partidos más metidos con calzador, que mañana serán cuatro y el sábado, cinco. En los encuentros de este tramo ha habido cinco, tres y ocho cambios. El sistema favorece que todos los que intervienen actúen como mínimo una vez por semana, no quedando nadie descolgado. El matiz estuvo este domingo, al participar Iturraspe, ausente por lesión durante un mes, y Sabin. Muy diferente es persistir con un bloque definido y súbitamente, de Pascuas a Ramos, meter ocho nuevos en el equipo. Eso no es rotación.

La segunda razón para entender este baile es que bastantes de los hombres que traían la vitola de titulares de años anteriores no han destacado respecto a algunos de los que no gozaban de tal privilegio. Una realidad que se traduce tanto en los marcadores acumulados, más que aceptables; como en la imagen brindada por el equipo, qué duda cabe que muy mejorable. Ziganda tiene labor por delante para ir encajando las piezas y lograr que el Athletic juegue a su gusto, que por lo que cuenta será el de la mayoría. La rotación es la fórmula que ha escogido para alcanzar su meta.