ARITZ Aduriz lo guarda en su álbum vital. Aquella tarde invernal del 26 de febrero de 2006 vivió un momento con el que sueña todo jugador del Athletic, especialmente cuando se trata de un delantero. En el minuto 41 de aquel partido, un Athletic-Villarreal, el donostiarra ejecutó su primer gol como rojiblanco en San Mamés, una sensación íntima, emotiva y que incluso se le resistía, porque ya había visto puerta anteriormente pero lejos de Bilbao, con el doblete en el derbi de Anoeta y otra diana en La Rosaleda. Le faltaba ese instante mágico, que emergió quince días después de cumplir los 25 años de edad y cuando recorría sus primeras semanas como león una vez que el club bilbaino lo reclutara en el mercado de invierno desde el Valladolid, donde había destacado en Segunda División.

Fue, además, un pequeño homenaje de Aduriz a Telmo Zarra, el goleador por excelencia en la historia del Athletic. Tres días antes, el de Erandio falleció a los 85 años y San Mamés le tributó un cálido y entrañable reconocimiento, con el despliegue en el césped de La Catedral de un mural que proyectaba un remate de cabeza típico de Zarra acompañado con la leyenda Goal, en inglés. Los números de Zarra son inalcanzables en el fútbol moderno: 335 goles a lo largo de 354 encuentros, más de 200 de los que presume Aduriz, el décimo máximo anotador histórico de la entidad con 131.

Cifras al margen, Aduriz, que por entonces lucía el dorsal 23, se abrazó al resto de compañeros durante el minuto de silencio en recuerdo a Zarra. Observó el cuadro que presidía el centro del campo. Esperaba, quizá, un consejo de Zarra, el maestro. Probablemente se lo dio, sin necesidad de que mediaran palabras. Los goleadores se comunican en su propio idioma, que ellos solo conocen y emplean. Le debió decir que ese iba a ser el día en que por fin marcara en San Mamés, un anhelo intenso. Aduriz no podía fallar a Zarra, en un partido, además, importantísimo para los dirigidos en aquellas fechas por Javi Clemente, que atravesaban por una delicada situación en la tabla, cerca de la zona de descenso.

Ese instante, ese su primer gol en Bilbao como león -había marcado en San Mamés con anterioridad pero como jugador del Valladolid en la eliminatoria de Copa del curso 2004-05-, llegó a los 41 minutos. Yeste observó el movimiento de Aduriz en el borde del área amarilla, el de Basauri no se lo pensó, le filtró con su zurda un pase maravilloso que no desaprovechó Aduriz, quien, tras ganar la espalda al Vasco Arruabarrena, batió al meta Viera, en lo que suponía el 1-0. Pero la felicidad no fue plena, porque tres minutos después el uruguayo Diego Forlán, otro delantero enorme, firmó lo que a la postre sería el definitivo 1-1. Un empate que dejó mal sabor de boca al colectivo rojiblanco, porque Pablo Orbaiz no acertó en el lanzamiento de un penalti en el minuto 93, y porque el propio Aduriz había tenido poco antes el 2-1 en sus botas, pero su golpeo se fue fuera por milímetros. El donostiarra, fiel a sí mismo, no celebró de manera especial su primer gol en San Mamés con la camiseta del Athletic y prefirió lamentar la ocasión que desperdició: “Seguro que esta noche pensaré en ese disparo cien veces”.

y homenaje a iraola Aquella tarde Aduriz firmó su cuarto gol como rojiblanco, el primero en San Mamés. Diez años y nueve meses después, su cuenta se eleva a 131. Siete de ellos se los ha hecho al Villarreal, uno de sus rivales fetiches, porque a los que ha hecho como jugador del Athletic se suman otros tres más, uno como futbolista del Mallorca y los otros dos a nómina del Valencia. No en vano, el submarino amarillo es uno de los equipos a los que se la da muy bien el donostiarra, después del Getafe, que lidera el ranking con doce goles encajados. La decena que ha recibido el Villarreal se repite en los casos del Sevilla, Celta, Valencia y Levante, mismas víctimas en número que el cuadro castellonense, precisamente el rival ante el que se despidió Andoni Iraola como jugador del Athletic y al que también batió en ese duelo histórico del cierre de la liga 2014-15.

Esa tarde primaveral del 23 de mayo de 2015 el Athletic certificó una nueva clasificación a la Europa League. Se trató del partido 510 de Iraola como león. El de Usurbil se despidió a lo grande al sellar el segundo gol de una victoria abultada (4-0). Llegó en una asistencia de Aduriz, que puso la guinda con dos goles más en ese duelo definitivo. El donostiarra, por tanto, se reencuentra mañana con el equipo al que batió por primera vez en San Mamés. Once temporadas atrás homenajeó a Zarra, en esta ocasión se lo quiere brindar a Iraola, uno de sus compañeros y amigos más especiales y que el jueves anunció que colgaba las botas. Andoni, palabra de Aritz.