ATHLETIC: Kepa, De Marcos, Bóveda (Min. 69, Yeray), Laporte, Balenziaga, Iturraspe (Min. 61, San José), Beñat, Williams (Min. 80, Rico), Raúl García, Susaeta y Aduriz.

VALENCIA: Diego Alves, Martín Montoya, Santos, Mangala, Gayà, Mario Suárez (Min. 66, Joao Cancelo), Parejo, Medrán, Nani, Rodrigo (Min. 66, Santi Mina) y Munir.

Goles: 0-1: Min. 2; Medrán. 1-1: Min. 24; Aduriz. 2-1: Min. 41; Aduriz.

Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Del Athletic, mostró tarjeta amarilla a Raúl García (Min. 18), Beñat (Min. 27), Susaeta (Min. 74) y Aduriz (Min. 84). Por el Valencia, a Gayà (Min. 23), Parejo (Min. 67), Joao Cancelo (Min. 77) y Mangala (Min. 91).

Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada de la Liga Santander disputado en San Mamés ante 40.907 espectadores. Las jugadoras del Athletic femenino ofrecieron el título de liga a la afición antes de comenzar el partido.

Bilbao - El Athletic encadena su segunda victoria en liga, se instala en la zona templada y recupera parte de las sensaciones que había extraviado. No fue fácil, necesitó remontar un gol que casi coincide con el pitido inicial del árbitro, empresa en la que el instinto de Aduriz fue determinante, y acabó apurado, justito de fuerzas, deseando que el árbitro decretase el final, pero solo el hecho de rehacerse de la enésima concesión en defensa y ofrecer un nivel más que aceptable durante aproximadamente una hora constituye un avance significativo que San Mamés celebró con profunda satisfacción. Delante tuvo un equipo descompensado, con similar capacidad para generar peligro en el área propia y en la ajena, que actúa sin un hilo conductor y al que le falta alma para negociar la adversidad. Por el contrario, el Athletic de Ernesto Valverde demostró ayer que jugará mejor o peor fútbol, pero cuando se trata de apretar los puños continúa siendo bastante fiable. Esa diferencia de talante resultó clave para que desequilibrase el partido a su favor y recuperase la sonrisa.

La fuerza de voluntad, la generosidad, unas dosis de criterio en el manejo de la pelota y la calidad del ariete se conjugaron para transformar el signo de un encuentro etiquetado como crucial y que adquirió de salida un cariz muy preocupante. Las tempranas y extemporáneas protestas de los rojiblancos, con Raúl García embarcado en una interminable bronca con árbitro y oponentes, seriamente expuesto a la expulsión cargando ya con una amarilla eludible, daban una idea del exceso de responsabilidad que atenazaba al grupo. Sin embargo, Beñat con el útil apoyo de un Iturraspe siempre cercano y la brega del resto, fue moldeando minuto a minuto una propuesta consistente, reconocible, suficiente para procurar suministro en condiciones a Aduriz. Así se gestó la voltereta en el marcador, con la garra de todos y el sentido común de algunos. Faltó un tercer tanto que evitase agobios en el último tramo, aunque acaso eso fuese ya mucho pedir habida cuenta los espectáculos brindados recientemente por el equipo. Es evidente que aún existe un amplio margen de mejora, no es casualidad que este de ayer fuese el primer éxito merecido de una temporada que avanzaba plagada de dudas y tropiezos.

La tarde empezó torcida, el equipo entró mal al campo y a la primera de cambio su nerviosismo se tradujo en una alarmante pasividad que permitió a Medrán remachar a placer una combinación que dejó con el culo al aire a la zaga, en particular a Laporte. La reacción no se hizo esperar, el Valencia creyó que lo tenía hecho y fue cediendo ante el paulatino empuje local. Funcionó el centro del campo para enderezar el rumbo con Aduriz muy enchufado, listo para explotar la tosquedad de sus marcadores. Con tipos como Mangala en sus filas, el cuadro ché puede ser más inquietante para su propia gente que para los rivales. Susaeta tuvo el empate al cuarto de hora, Williams, que sigue bajo mínimos, dispuso poco después de un balón franco para fusilar a Diego Alves y a la tercera, Aduriz puso el empate con un cabezazo imponente en falta templada por Beñat.

Con el equipo asentado, mandón pero huérfano de profundidad, firme por el carril central y nulo para progresar por los costados, una volea de Rodrigo recordó al personal que todavía quedaba mucha tela por cortar. Aduriz no tardó en confirmar que a ese respecto él lo tenía muy claro y con un sutil toque superó a Alves por alto tras beneficiarse del horrible cálculo de Mangala, quien vio cómo el pase largo de Beñat le botaba delante de sus narices para convertirse en una asistencia perfecta. Tampoco era cuestión de pensar que aquello suponía la sentencia, pero sí acreditaba la labor desplegada y reforzaba la convicción de cara a un segundo acto que auguraba emociones fuertes y que empezó con idéntica dinámica.

gran parada El Athletic perseveraba, buscaba la puntilla y se aproximaba con cierta frecuencia a zona de remate. Williams malogró varias llegadas con centros equivocados, salvo el que sirvió para que Raúl García probase la agilidad de Alves. Flotaba la impresión de que al Athletic le urgía acertar alguna por si acaso, qué decir cuando Nani entró hasta la cocina y sirvió en paralelo para que Rodrigo fusilase. Susto mayúsculo que desembocó en una ovación de gala para Arrizabalaga, quien en ese preciso instante se cobró con una estirada al límite una estimable cuota de protagonismo en el éxito. No se registraron más acciones que merecieran el calificativo de ocasión en los dominios del debutante en San Mamés, aunque sí varias situaciones comprometidas cerca de su área porque el esfuerzo iba cobrando su factura y el Athletic siguió desperdiciando lo que parecieron goles hechos: a Aduriz se le fue por un metro un zurdazo cruzado en una contra conducida por Raúl García y en otra todavía más propicia, Beñat se durmió delante de Alves.

El miedo a perder el botín conquistado hizo asimismo mella en las filas locales. La extraña sustitución de Iturraspe no mejoró el rendimiento, el conjunto fue paulatinamente reculando y dejó de tener posesión, fiando sus bazas al contragolpe. Menos eficaz aún fue el ingreso de Mikel Rico, que se pegó una pechada presionando sin llegar nunca al corte, algo lógico en un hombre sin rodaje. Antes se marchó Bóveda, lesionado, y Yeray se las arregló como pudo en una fase inquietante, sobre todo por la comentada ausencia de puntería que mantuvo al Valencia en el partido hasta el tiempo añadido. No fue agradable el tramo final, pero la tarde en su conjunto valió la pena.