bilbao - Dicen que es optimista por naturaleza. Que ve siempre la botella medio llena. Este curso ha sido muy duro para Cuco Ziganda y para el Bilbao Athletic, sobre todo la tarde del pasado domingo, cuando el filial rojiblanco consumó, con su empate sin goles frente a Osasuna en San Mamés, un descenso a Segunda B que estaba cantado desde semanas atrás. Un desenlace que no es plato de buen gusto para nadie. Pero Ziganda no es hombre de echar sal a las heridas. Se levanta, aunque cueste mucho. Su querencia con la plantilla y con su proyecto le sirve de estimulante.
Ziganda (Larraitnzar, 1 de octubre de 1966) confía en seguir. La dirección deportiva del Athletic también maneja el mismo escenario. El navarro podría así afrontar su sexta campaña consecutiva en el banquillo del Bilbao Athletic, donde se siente muy a gusto, comprometido y empeñado en llevar hasta el final un plan formativo que le motiva como ninguna otra cosa. En Lezama ya conocen su mensaje de continuidad, aunque será el club el que decida en las próximas fechas el papel que desempeñaría Ziganda, que tiene firmado hasta el 30 de junio de 2019.
Ibaigane activará su situación a corto plazo. En la entidad están satisfechos con el trabajo del de La- rraintzar, sobre todo porque en este lustro ha generado muchos frutos, con un interesante número de cachorros que han dado el salto al primer equipo después de pasar por sus manos. También es cierto que ha tenido diferencias este ejercicio con José Mari Amorrortu, el director deportivo, respecto a la salida a otros clubes como cedidos de jugadores como Guillermo o Bustinza, entre otros, que podrían haber aportado más músculo competitivo al Bilbao Athletic.
Ahí están los nombres de Aymeric Laporte, Erik Morán, Iñaki Williams, Enric Saborit, Unai Albizua, Unai Bustinza, Guillermo, Unai López, Ager Aketxe, Iñigo Lekue o Sabin Merino que han ejercido, procedentes del filial, como leones en los cuatro cursos anteriores, al mismo tiempo que otros apuntan a hacerlo más pronto que tarde. Estos saltos tocan la fibra de Ziganda, que ha reiterado en el club su deseo de continuar con su ciclo formativo pese a que le toque volver a hacerlo en Segunda B, una categoría también dura y exigente.
partido número 200 La dirección deportiva está valorando los pros y los contras, aunque las sensaciones dentro del club apuntan a un sexto año de Ziganda al frente del primer filial. Como dato, el navarro cumplió ante Osasuna, su exequipo y en el que se crió primero como jugador y después como entrenador, su partido número 200 al frente del Bilbao Athletic, al que ya metió en el play-off de ascenso hace tres temporadas y repitió el ejercicio pasado, con la consecución del histórico regreso a Segunda A tras 19 años de espera, aunque el recorrido en la categoría de plata haya durado únicamente diez meses.
Amorrortu y el club no han resuelto aún la incógnita, si bien la disponibilidad de Ziganda es un factor que valoran muy positivamente. El de Larraintzar quiere entrenar y parece poco probable que asuma otras responsabilidades decisorias en la cúpula de Lezama, un escenario que ha llegado a manejar el club, sobre todo porque existe un vacío desde la marcha el verano pasado de Aitor Larrazabal y la necesidad de ajustar conceptos y cargos en determinadas áreas. El navarro y su cuerpo técnico están a la espera de decisiones definitivas, aunque él se encuentra muy a gusto en el Athletic e incluso ha hecho oídos sordos a otros clubes que le han sondeado ante una hipotética salida de Lezama para conocer nuevas experiencias.