bilbao - Pasaban escasos minutos de su comparecencia ante los periodistas desplazados a la concentración de pretemporada que completaba el Athletic en Isla Canela, una tarde calurosa de aquel julio de 2008. Aritz Aduriz esperó al off de record para subrayar que los medios, en su opinión, parecían querer proyectar una imagen de competencia mal entendida con Fernando Llorente, merced a las insistentes preguntas comparativas sobre ambos, que debían pugnar supuestamente por un puesto en el once de Joaquín Caparrós. “Somos muy amigos y no hay que buscar nada raro entre nosotros dos”, espetó el donostiarra, muy directo en sus observaciones. Como se conoce, fechas posteriores se consumó su marcha al Mallorca, fraguada en una operación relámpago y sorprendente. Aduriz cumplió cuatro años de su segunda etapa en el exilio para regresar en julio de 2012, en un reencuentro con Llorente que solo duró una temporada. Siempre que se han cruzado como rivales han asomado su amistad, como así lo hicieron con un emotivo abrazo en el césped del Sánchez Pizjuán el pasado 9 de enero, dentro de la liga.

El morbo está asegurado con la presencia de Llorente, que no se libraría de una pitada que puede ser atronadora. Por encima de ello, emerge el matiz futbolístico y la marca Aduriz, que dejará de ser amigo del exleón durante esos noventa minutos. Un partido en el que el Athletic necesita el músculo competitivo de su pichichi. Aduriz es ambicioso, inconformista y perfeccionista, entre otras virtudes y defectos. Los números, además, son seductores. El donostiarra puede superar en breve al hoy sevillista en el ranking histórico del Athletic, lo que acentuaría su rol respecto al de Llorente.

Aduriz es el décimo séptimo goleador histórico del Athletic, con una tarjeta de 116 goles, la misma que dejó Julen Guerrero. Llorente es el décimo cuarto, con un global de 118 tantos. Por tanto, el rojiblanco está a un paso, a solo dos dianas, de alcanzar al sevillista, conocedor de que su huella en el Athletic se va difuminando tanto por el paso del tiempo como por la forma en que se marchó y que no gustó en la mayoría del entorno rojiblanco. Llorente, se entiende, no volverá a ejercer en el futuro como león.

El donostiarra está hecho un chaval a sus 35 años. Al de Rincón del Soto, en cambio, parece que se ha hecho viejo en pocas semanas a sus 31 primaveras. Aduriz, por tanto, está camino de hacer historia. Se encuentra también a solo dos goles de igualar a Llorente como el máximo goleador en competiciones europeas en la historia del Athletic, 14 por 16 tantos, hecho que motiva en estos dos enfrentamientos de la eliminatoria de cuartos de final de la Europa League, competición en la que defiende título el Sevilla de Unai Emery, que ya no es tan invulnerable en el Sánchez Pizjuán después de que el domingo lo asaltara la Real Sociedad.

Los números de Aduriz en el Athletic son más impactantes que los de Llorente. El primero ha ejecutado 116 goles en 271 encuentros, lo que hace una media de 0,43 goles por partido, que se reduce en el caso del segundo, que materializó 118 dianas en 333 partidos, una media de 0,35 por duelo. Son datos fríos, que hablan de la incidencia de cada uno, sobre todo en las grandes citas, como en las finales. Llorente perdió tres como rojiblanco, dos de Copa y una de la Europa League, y en las que pasó desapercibido. Aduriz sucumbió la de la Copa de la pasada edición para matricularse con la conquista del título de la Supercopa el último agosto ante el mismísimo Barça y en la que fue determinante en los dos encuentros, con una tarjeta de cuatro tantos. El duelo está servido, siempre y cuando Llorente viaje a Bilbao. Y el morbo, también. Aduriz y Llorente presumen de su amistad. En el verde aflorará una enemistad futbolística.

camino de la eurocopa Al margen del Athletic, Aduriz apunta a participar en la Eurocopa de Francia, que Llorente deberá ver por televisión. El pichichi rojiblanco señala, en una entrevista concedida a la revista Sportium News, que jugar con la selección española, a la que regresó para los últimos amistosos ante Italia y Rumanía, es “un premio para cualquier futbolista” y confiesa además que siente “admiración” y “un respeto máximo” hacia Vicente del Bosque. Sobre sus opciones de ser elegido entre los 23 jugadores que disputarán la cita, Aduriz admite que le encantaría ir: “Yo intento hacer mi trabajo lo mejor posible. Me encantaría ir, pero la decisión no está en mis manos. En ilusión no me gana nadie. A cada uno le llegan las cosas cuando le llegan. Antes tengo retos muy bonitos con el Athletic”.