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Iribar acude, en representación del Athletic, al funeral de Howard Kendall en Liverpool

Iribar acude, en representación del Athletic, al funeral de Howard Kendall en LiverpoolAthletic

José Angel Iribar, adjunto a presidencia del Athletic y Javier Ucha han acudido a Liverpool al funeral de Howard Kendal, en representación del Athletic.

KENDAL, UN BILBAINO DE CORAZÓN

“Me ha parado mucha gente joven para sacarse fotos conmigo, me ha sorprendido que me reconocieran, será que tienen buenos padres y les han contado quién era”. En abril de 2014, Howard Kendall hizo su última visita a Bilbao y estuvo encantado, feliz al comprobar que pese a la gran transformación de la ciudad, “la gente no ha cambiado y eso es lo fundamental para mí”. No podrá ver el campo terminado, que fue el deseo que expresó, una mera disculpa para realizar otra escapada a un destino del que estaba enamorado. Falleció a los 69 años en un hospital inglés.

Habían transcurrido 25 años desde que dejó el Athletic, pero para él constituía un placer regresar, volvía a casa: “Vuelvo porque este lugar es muy especial para mí. El tiempo que pasé aquí trabajando fue muy agradable gracias a la gente. Yo vine solo y todo el mundo se portó bien conmigo. Me siento un privilegiado aquí. He pasado cuatro días, pero han sido tan intensos por vuestra hospitalidad y el sentido que cultiváis de la amistad que me han parecido cuatro meses”.

Kendall fue el técnico que reflotó al Athletic tras la crisis posterior a la conquista de los títulos con Javier Clemente. Ocupó el banquillo de San Mamés dos temporadas y media, período que inició colocando al equipo cuarto en liga y disputando la Copa de la UEFA al año siguiente. Su labor consistió básicamente en renovar una plantilla exhausta, para lo que no dudó en promocionar a los jóvenes valores de la cantera. Siendo notable su aportación profesional, la huella más profunda que dejó fue de índole humana. Kendall era un hombre afable, campechano, que se integró desde su llegada.

Había desarrollado su carrera al completo en Inglaterra. Fue un buen futbolista, con más de 400 partidos en lo que hoy se conoce como Premier. Para los anales quedó la línea media que formó en el Everton con Alan Ball y Colin Harvey, que recibió el nombre de “Santísima Trinidad”. Sin haber colgado las botas asumió las tareas de manager y retornó al Everton, donde se consagró: dos títulos de liga, uno de Copa y la Recopa del 85. Hasta la fecha, ningún entrenador inglés ha podido proclamarse campeón de Europa dirigiendo un club inglés.

EN FAMILIA

Al aceptar la oferta del Athletic se convirtió en pionero, era inusual que Inglaterra exportase técnicos. Pesó en su ánimo la prohibición de competir en el continente que pesaba sobre los equipos británicos por la tragedia del Estadio Heysel, que coincidió con la supremacía del formidable Everton que él había creado, según Gary Lineker, el mejor equipo al que ha pertenecido. Nada más aterrizar en el Botxo pidió a la directiva de Pedro Aurtenetxe que se le permitiese alojarse en Lezama, algo insólito tratándose de un entrenador de enorme prestigio, pero que define la personalidad de Howard Kendall: “Viví en Lezama porque como vine yo solo de Inglaterra lo preferí a residir en un hotel o un apartamento. Cuando el club me enseñó las instalaciones vi una habitación y pensé que era ideal para mí. Acerté porque así entré a formar parte de una familia, nunca me sentí solo”. Jesús Renteria, exjugador y encargado de Lezama entonces, junto a su mujer María Jesús y sus hijos, Aitor y Josu, le acogieron como uno más y Kendall estuvo eternamente agradecido.

En mitad de su etapa como técnico rojiblanco declinó una proposición del Newcastle y pese a la extraña manera en que fue destituido, de su boca jamás salió un reproche: “Iribar me comentó que en el Athletic no era muy normal que a un técnico se le despidiese estando el equipo fuera de riesgo, en mitad de la tabla, pero tanto el club como yo tuvimos claro que era el momento de dar por finalizada aquella relación. Sí me gustaría decir que una vez resolvimos el contrato me quedé para poder asistir al siguiente partido del Athletic en San Mamés. Quería despedirme de todo el mundo”. Así era Kendall, un tipo estupendo que, pese a su íntima vinculación al Everton, afirmaba que el Athletic era “el mejor club del mundo”.

Agur eta ohore Howard.