tODO fue muy rápido. Fue un córner que lanzó Estanis Argote con la zurda, pero Schuster, que estaba en el primer palo, despejó y volvió a coger el balón Estanis. Centró al área con la derecha, la cogí con el pecho y en ese momento ni lo piensas: Le di muy bien con la zurda y fue ajustada al palo. Lo curioso fue que centró un zurdo con la derecha y metió el gol un diestro con la zurda". Así describe Endika Guarrotxena su gol, el que le dio al Athletic su último título. Esa jugada ocurrió hace treinta años y un día y es ya patrimonio de todos los aficionados del Athletic. Pero para uno de ellos es algo más, es parte de su herencia familiar. Se trata de Markel Guarrotxena, el hijo del exjugador rojiblanco. Se da la circunstancia de que Markel es jugador del Getxo y tiene a su padre como entrenador. "Es un poco difícil porque es tu aita y aquí tienes que tratarlo como si no lo fuera", explica mientras pasea por el césped de Fadura, "cuando te echa la bronca es difícil calcular si le tienes que responder o aguantar". Nunca ha sentido que le comparen como futbolista con las virtudes que tenía su padre, quien no duda en describir sus cualidades: "Es un centrocampista ofensivo, aunque defensivamente también hace un buen trabajo. Tiene gol y último pase. Creo que en los próximos años en estas categorías puede mejorar bastante sus prestaciones".
Markel reconoce que le ha preguntado pocas veces a su aita sobre cómo fue aquel día. Son más las veces que sus propios amigos le preguntan cosas sobre la final contra el Barcelona de Maradona. "De todos modos, sin preguntarle nada también me cuenta él muchas cosas", confiesa entre risas. Endika no se lo rebate: "Sí, a veces estás nostálgico y le hablas del partido o pones el vídeo para verlo. Él se dio cuenta de lo que supuso aquel partido cuando fuimos a la final de Copa en Valencia. Fuimos a pasar el día y yo, que iba a retransmitir el partido para ETB, me tuve que ir al set de la televisión porque no podía dar dos pasos sin que alguien nos parase para pedirme una foto o un autógrafo. Ahí comprobó la dimensión de lo que había sido aquello".
alegría para miles de personas A Endika le reconforta pensar que aquel gol supuso mucho más que un trofeo para las vitrinas. "Lo que más alegría me da hoy en día es pensar la felicidad que dimos a miles y miles de personas. Estábamos viviendo una crisis en el país parecida a la de hoy en día y que tanta gente se alegrase y saliese a la calle porque hiciéramos el doblete fue muy importante". Seguir con la etiqueta de ser el goleador del último título no le ha cansado, pero afirma que es una pena: "Lo que más me fastidia de que se acuerden de mi gol es que desde entonces el Athletic no haya conseguido otro título".
Aquel zurdazo le convirtió en un icono del Athletic, pero el ariete cree que no influyó nada en el resto de su carrera en el fútbol de élite: "Si hubiese influido, cuando llegó Howard Kendall no habría sido uno de los descartes. Me ha influido más a posteriori, una vez que dejé el fútbol. Treinta años después todavía me reconocen por la calle y me piden una foto o un autógrafo".
Javier Clemente apostó por sacarlo de titular dejando a Sarabia en el banquillo y la jugada le salió perfecta: "Ellos tenían como organizador a Schuster, un mediocentro que bajaba a recibir el balón de los centrales, porque ni Alexanco ni Migueli eran jugadores de sacar el balón con limpieza. Mi misión defensiva era intentar que Schuster no recibiese el balón y, si lo recibía, estar encima suyo para que no jugase con facilidad y cortar un poco el juego del Barcelona. Creo que es algo que nos salió bastante bien". Tan bien salió que se adelantaron en el marcador y después consiguieron mantener su portería a cero pese al acoso de los catalanes: "Defensivamente teníamos mucha confianza porque éramos un equipo muy aguerrido, muy fuerte. Es un partido que alguna vez se lo he enseñado a los chavales porque la intensidad que puso el equipo defensivamente es buenísima".
En el terreno de juego no era capaz de asimilar lo que aquel gol significaba para el Athletic y su afición. Tuvo que ser un veterano, Txato Núñez, el que le abriese los ojos: "Me acuerdo que cuando íbamos para el descanso Txato se me acercó y me dijo: 'Joder chaval, la has armado'. Por su experiencia ya sabía que eso iba a ser muy importante. Yo, con 22 años, igual no me daba tanta cuenta".
La última media hora de partido Endika la vivió desde el banquillo, con los nervios a flor de piel: "Solo en un par de ocasiones hubo cierto peligro de que empataran, pero no tuvimos que sufrir mucho. Incluso Sarabia, al final del partido, tuvo una escapada en la que le hicieron falta y que, si no se la hacen, incluso pudimos hacer el segundo gol. Se sufrió, pero no excesivamente".
Dos días después llegaría el paseo en gabarra, una experiencia que marcó a una generación: "Era muy emocionante ver a gente que dejaba un rato el trabajo con el casco puesto y se subía a una grúa para saludar al Athletic a su paso por la ría. Creo que es algo para vivirlo. Nos achacaban en esa época que no dábamos espectáculo. No estoy de acuerdo con aquello, porque éramos un equipo que metía muchos goles y que daba espectáculo a su manera. Clemente decía que viniesen a ver la gabarra, que aquello sí que era espectáculo".
Su hijo Markel advierte que "hoy en día, si el Athletic ganase un título, se organizaría algo más grande todavía. Yo iría a la ría, por supuesto. Es difícil que se gane un título, pero con la dinámica del Athletic en los últimos años, yo creo que cada vez está más cerca". En 2009 y 2012 tuvo la oportunidad de estar en las finales de Copa y descubrió sensaciones que solo conocía a través de los relatos de su padre: "Pudimos sentir lo que sintieron 25 años antes los que habían ganado la Copa y lo que se vive cuando el Athletic juega una final. Toda la semana anterior se vio cómo estaban Bilbao y Bizkaia, con banderas del Athletic por todas partes. Se ve mucha ilusión por ver al Athletic otra vez arriba. Ver un Athletic campeón sería para mí algo increíble. Sería algo que no se ha visto desde hace treinta años y las generaciones que lo vivieron quieren que nosotros sintamos cómo se sintieron ellos al ser campeones".
Padre e hijo miran con optimismo al futuro del Athletic. Tres finales en los últimos cinco años han hecho brotar las esperanzas de ver una nueva camada de leones en lo más alto. "Aunque se han ido jugadores importantes, han seguido manteniendo el nivel e incluso han mejorado la clasificación. Eso quiere decir que se está trabajando bien y que, si se mantiene el grupo, todavía se puede mejorar más y nos pueden dar una alegría", explica Markel, que en la actualidad tiene la misma edad que su padre cuando metió el gol de la final.
el círculo de los guarrotxena La vida es cíclica y, si Endika le dio su último título al Athletic, puede que sea otro Guarrotxena el que consiga otro trofeo en los próximos años. Iker, sobrino de Endika y primo de Markel, destaca esta temporada en el Bilbao Athletic de Cuco Ziganda. "Suelo ir bastante a Lezama a verle jugar y este año anda bastante bien", relata Markel. "A ver si con un poco de suerte él también llega al primer equipo. Estaría muy bien que formase parte del equipo que ganase una nueva final para el Athletic".
Endika, con un currículum balompédico más extenso a sus espaldas, también intuye madera de futbolista en su sobrino: "Yo sí creo que tiene mimbres para llegar al primer equipo. Tiene las características suficientes para poder jugar a fútbol a nivel profesional. Es rápido, es intenso, tiene gol? Lo que hace falta es que tenga un poco de suerte para que alguien le dé la oportunidad de dar el salto. Él lo que tiene que hacer es seguir trabajando, sin preocuparse de nada más, tener paciencia y esperar a que le llegue la oportunidad. Y cuando le llegue, intentar aprovecharla".
Mientras Iker se gana el privilegio de vestir la camiseta del Athletic, los Guarrotxena disfrutan del patrimonio acumulado en forma de reliquias rojiblancas. "Las camisetas de aquella final se las di al Athletic para el museo y a un amigo para que la pusiera en su bar", explica Endika, "pero tengo el reloj que nos regalaron por ganar el doblete. Es un recuerdo muy bonito, como el vídeo del partido. También tenemos la copa pequeña, la réplica que entregaban de recuerdo. Pero hoy en día los recuerdos se llevan de otra manera". Es por eso que, pase lo que pase, a Markel siempre le quedará como herencia un gol que es historia.