bilbao. Después de defender la camiseta del Athletic durante 17 largas temporadas y de haberse sentado en los banquillos de San Mames como técnico local y visitante, Txetxu Rojo (Bilbao, 1947), uno de los hijos ilustres de la vieja Catedral, cuenta las horas para que llegue el partido de esta noche. Un encuentro para el que confiesa haber preparado todo con la máxima profesionalidad posible junto con Iñaki Sáez con el objetivo de poder rendir "el homenaje que se merece San Mamés".

Llegó el día ¿Qué supone para usted esta cita tan emotiva con San Mamés y su historia?

Supone muchísimo. Es el último partido que va a albergar el viejo San Mamés y poder estar ahí y vivirlo a pie de campo supone una gran satisfacción para mí.

Serán muchos los recuerdos que se agolpen en su cabeza en un día como el de hoy.

Sí, sin duda. Empezando por aquellos días en los que iba a ver al Athletic siendo un chaval, mi debut con el Firerstone cuando era aún un crío, las experiencias después con el Athletic Juvenil y la selección de Bizkaia y, más adelante ya, como profesional. Son muchos los recuerdos que conservo y los que he citado son solo una parte de ellos, pero lo más importante es todo lo vivido en el campo con compañeros, aficionados y, en definitiva, todo lo que ha rodeado al Athletic.

Rescata su debut en San Mamés con el Firestone, cuando tenía 16 años ¿Qué sensaciones le transmitió 'La Catedral' en aquella primera toma de contacto?

Fue increíble. Ir a jugar a San Mamés siendo un chaval, mirar hacia arriba y verlo todo tan grande fue una sensación muy bonita, aunque difícil de explicar. Recuerdo además que jugamos aquel partido de Copa con buen tiempo, por la tarde, y que ganamos al Athletic. Fue algo que viví con mucha ilusión, puesto que en aquellos momentos tampoco sentías la presión que después sí se siente como profesional.

Si tuviera que explicarlo en pocas palabras, ¿cómo definiría lo que San Mamés ha significado para usted?

Es difícil. Resulta prácticamente inenarrable lo que he sentido muchas veces en San Mamés, que siempre ha estado muy ligado al Athletic y a Bizkaia. Es un sentimiento muy profundo que se va adquiriendo desde pequeño y que con el paso de los años da pie a muchos recuerdos, sensaciones y momentos vividos.

Fueron 17 temporadas defendiendo la camiseta del Athletic antes de ser homenajeado ¿Si mira la banda izquierda de San Mamés, se ve aún corriendo por ella?

Mi ilusión sería estar en condiciones de volver a hacerlo (risas). Fueron muchos años, desde luego, y pude vivir muchas cosas. Ahora es un orgullo haber sido seleccionado junto con Iñaki Sáez para un partido tan importante como el de la despedida de San Mamés.

Se despedirá como técnico, papel que también ha desempeñado en multitud de ocasiones en la vieja 'Catedral' ¿Guarda mejor recuerdo de su experiencia como jugador?

Por supuesto, aunque como entrenador también he disfrutado mucho. Al fin y al cabo son dos sensaciones totalmente diferentes, puesto que cuando eres futbolista eres tú el que sales y el que juegas; mientras que cuando estás en el banquillo, estás con otros hombres y son otros los que están en el terreno de juego.

¿Cómo recuerda San Mamés en calidad de técnico visitante?

Siempre me resultó muy extraño. Hay que vivirlo para poder entender las sensaciones que se tienen. Ya cuando sabía que teníamos que ir a jugar a Bilbao empezaban los nervios y la inquietud y, cuando tocaba salir al campo, eran momentos raros y complicados porque me venían muchas cosas a la cabeza. Después, cuando comienza el partido te concentras en él y es al día siguiente cuando empiezas a sentir y recordar situaciones, algo que hoy en día aún hago muy a menudo.

Hoy no estará en el banquillo del Athletic, pero tampoco se sentirá un visitante.

No, ni mucho menos. Me siento miembro de las dos partes por igual y queremos que salga un buen partido para que todos podamos disfrutar de una cita tan emotiva. Los jugadores que vienen lo hacen con una gran ilusión, siendo algunos de ellos exjugadores del Athletic y otros que pueden llegar a serlo.

¿Cómo describiría lo que sintió al ser uno de los dos técnicos elegidos para el partido de hoy?

Fue una gran satisfacción, aunque también me acuerdo de todos los entrenadores que podían haber estado hoy en nuestro lugar. Cuando me lo propusieron no dudé ni un minuto en aceptar y estoy con mucha ilusión. Hemos intentado prepararlo todo de la mejor manera posible para poder transmitir entre todos lo que ha sucedido en estos cien años y que sea igual en el nuevo campo.

Estarán en el banquillo, pero tanto Iñaki Sáez como usted mismo saben además lo que significa jugar con la selección de Bizkaia

Sí, aunque somos de distinta época, ya que yo jugué bastantes años después de que lo hiciera él. Conservo bonitos e importantes recuerdos de aquella época con la selección, aunque yo jugué bastantes años después de que lo hiciera Iñaki. Recuerdo, por ejemplo, el año en el que llegamos a la final ante la selección catalana, que nos ganó 2-1.

Por todo ello, ¿siente aún más la responsabilidad de que se vea un buen espectáculo en el último adiós a San Mamés?

Sí, por supuesto. Es una responsabilidad que está ahí por todo lo que representa la cita de hoy. Es la despedida de San Mamés y solo por eso hay que afrontar el partido con una tremenda seriedad. Ni Iñaki ni yo concebimos esto de otro modo, por lo que el partido no tendrá nada de pachanga ni de pretemporada. Vamos a ir muy serios, con mucha ilusión y con ganas de rendir el homenaje que se merece San Mamés.

¿Se emocionará ante la gran cantidad de sentimientos que aflorarán hoy?

Seguro. Aunque parezca que soy serio, que es verdad que lo soy, en el fondo soy muy sentido y sé que me voy a emocionar. No mientras dure el partido, ya que estaré centrado en el juego, pero sí después, que será cuando afloren esos sentimientos y los recuerdos, aunque vamos a tener el nuevo campo justo al lado y toda la magia de San Mamés irá ahí. Estoy convencido de que la pasión que hemos vivido y sentido hasta ahora seguirá viva en el nuevo campo.