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Los 'malos' de la Liga

Navarro y Ballesteros, la pareja de centrales más polémica, esperan al Athletic

Los 'malos' de la LigaFoto: juan lazkano

DAVID Navarro y Sergio Ballesteros forman, en una engrasada combinación de habilidades, dotes de experiencia y recursos sacados del más allá, la pareja de centrales que vela por la seguridad de Munúa en el Levante. Compañeros también en el Mallorca y ampliamente conocidos por sus andanzas en los terrenos de juego, donde los actos de uno y otro han desnudado en numerosas ocasiones la supuesta bondad que irradian despojados del traje de futbolistas, sus nombres y apellidos volvieron a coger fuerza en el escaparate mediático tras lo sucedido el pasado 11 de noviembre en el envite liguero que enfrentó a los granotas y al Real Madrid en el Ciutat de Valencia. Una noche en la que volvió a emerger su faceta más dura.

Ballesteros, sin balón de por medio, propinó un puñetazo por la espalda a Xabi Alonso en la segunda parte; mientras que David Navarro, sin apenas tiempo para ubicarse en el partido, decidió marcar su territorio a costa de la ceja de Ronaldo tan solo 2 minutos después de que diera comienzo el encuentro. Su virulento y espeluznante codazo dejó moribundo al portugués, que pese a marcar el 0-1, tuvo que ser sustituido tras el descanso debido a los mareos y a la escasa visibilidad en su ojo izquierdo. La acción se resolvió sin ninguna tarjeta.

"Todos sabemos que Navarro va a hacer daño; estoy cansado de que haya jugadores de este tipo y no les paren los pies, ya que es violento y me ha estado amedrentando durante todo el partido", llegó a afirmar Fernando Llorente el 27 de febrero de 2011. La razón, otra actuación individual del fornido central de Sagunto -cuando este militaba en el Valencia- que dejó sangrando por la nariz a Javi Martínez y, al de Rincón de Soto, con una brecha en la cabeza como resultado de otro fuerte y contundente codazo. Acciones violentas con el codo como herramienta de trabajo que vivió un pasaje aún más aterrador cuando del codo, David Navarro decidió pasar al puño, al boxeo sobre un terreno de juego. Fue en 2007, cuando tras la conclusión de un partido correspondiente a la Champions League frente al Inter de Milán, el valenciano, que se encontraba en el banquillo, optó por meterse de lleno en una refriega entre jugadores de ambos equipos para correr hasta el centro del campo y propinar un fuerte puñetazo a Nicolás Burdisso, antes de huir a la carrera. Le rompió el tabique nasal, lo que le acarreó una sanción de siete meses.

"Más que recordar, lo que intento es olvidar. Para el recuerdo, lo que me queda es que tuve una mala actitud y que fui un mal ejemplo para mucha gente. Solo pienso en que no tiene que volver a pasar", apuntaba meses después el central de Sagunto en una entrevista. Una intención que, a tenor de los casos protagonizados desde entonces, parece no haber visto la luz en la huella futbolística de un controvertido defensa que, además de militar en el Valencia, Mallorca y Levante, también jugó a las órdenes de Joaquín Caparrós en el Neuchatel suizo.

Alianza con Ballesteros Sin embargo, la fe de Juan Ignacio Martínez en su rendimiento está fuera de toda duda, al igual que sucede con su compañero Ballesteros, cuyas disputas con Urzaiz se tornaron habituales y abrazadas a una dureza en aumento con el transcurrir de los años. El veterano central de Burjasot, ex del Tenerife, Rayo Vallecano, Villarreal y Mallorca, milita ahora, desde 2008, en el club donde arrancó su carrera como profesional, el Levante. Un club en el que asoma como el capitán tanto dentro como fuera del campo y donde ejerce como un padre para muchos de sus compañeros. Actitudes que, sin embargo, han pasado a un segundo plano en más de una ocasión para dar paso a la aparición de un futbolista duro, intimidatorio y con un total de once expulsiones en su haber, siendo varias de ellas fruto de agresiones. Se trata de una especie de Robin Hood que acostumbra a excitarse ante jugadores con estrella.

Vivir abrazados al límite del reglamento. Jugar con él, bordearlo e impedir que ningún delantero, centrocampista o defensa derroque la solidez defensiva de un equipo construido desde atrás. Esa es la hoja de ruta del binomio Navarro-Ballesteros, que suma 69 años de edad y numerosos capítulos controvertidos a sus espaldas. Dos currículos que han servido para que ambos sean conocidos como los malos de la Liga.