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"Estar en la final alimenta el sentimiento"

"Estar en la final alimenta el sentimiento"Foto: jose mari martínez

BILBAO. Como tantos jugadores, tampoco Genar Andrinua (Romo, 1964) halló demasiadas satisfacciones en la Copa. Por muy poco no llegó a disfrutar de los últimos títulos, pues aún militaba en el filial.

¿Qué significado le da a la Copa?

La Copa y el Athletic son inseparables. Al menos así lo he vivido desde que vi como mis padres iban a las finales contra el Elche y el Castellón, mientras yo me quedaba en casa. Así que no dejé escapar la primera ocasión que tuve de participar en una final, porque en las finales se participa ya sea como jugador, como entrenador o como aficionado. Estuve en la que se celebró en el Calderón y se perdió en los penaltis, es la única en la que he estado.

Es curioso que alguien como usted solo haya estado en una final.

Eso dice mucho, sí. Y con esto creo que te he contestado a unas cuantas preguntas que me ibas a hacer.

Al margen de los penaltis, qué recuerdo guarda del 77.

Lo que mejor recuerdo es la habilidad de mi ama para gestionar mi entrada en el campo. No teníamos entradas para todos y ella consiguió que con una sola entrada viésemos el partido un amigo mío y yo. Tenía 13 años y no podré olvidar nunca el momento en que atravesé la puerta. Luego vino la pequeña decepción que siempre puede conllevar una tanda de penaltis, eso que se llama la famosa lotería y que no sé yo si es tanta lotería.

Pese a que ya pertenecía al club, no llegó a tomar parte en las dos finales de los ochenta.

Debuté con el primer equipo en la temporada del doblete. Jugué un partido de Liga y luego en la Supercopa con el Barça. Perdimos en casa 1-3. El de vuelta fue un partido polémico porque Clemente nos llevó a bastantes no habituales y se dijo que le faltaba al respeto a la competición. Lo cierto es que ganamos 0-1, con todo el respeto.

Y tampoco pilló la Copa que se perdió con el Atlético de Madrid.

Tampoco. Estaba en el Bilbao Athletic, aunque solía entrenar con el primer equipo. En la 85-86 estuve cedido en el Valladolid y al año siguiente ya hice todo el año en el Athletic. Si no entré antes en el equipo fue porque había una plantilla que rendía muy bien y no era fácil.

Pese a acumular once campañas consecutivas, apenas logró algo reseñable en la Copa.

El primer año, con Iribar, llegamos a semifinales con la Real. Empatamos a cero en Atocha y en casa perdimos 0-1.

Tropiezos sonados sí que vivió.

Con Heynckes contra el Xerez. Sí algunas decepciones importantes sí que hubo, pero es que el caminar por la Liga no era muy boyante y quizás eso exigía que las fuerzas se destinasen a la Liga.

Pero en la caseta comentarían esto de pasar sin pena ni gloria por la Copa año tras año.

Con decirte que quizás el partido más importante que he jugado con el Athletic fue el que le ganamos al Rayo 3-1 en San Mamés, igual te contesto en parte. Hubo varios años difíciles de verdad. Uno pudiera sentirse decepcionado, pero yo siempre he valorado la oportunidad y también el privilegio que supone jugar en el Athletic. Con títulos o sin ellos, con largas travesías por el desierto, con años de UEFA y años de nada, no considero que mi etapa en el equipo sea una época para olvidar. Claro que todos hubiésemos preferido vivir momentos como los actuales, pero…

¿Estuvo en la final de Mestalla?

Fue una delegación mía. Quiero decir que fueron mis dos hijos mayores, solo tenía dos entradas, en casa éramos cinco y tocó así. La vi en casa, pero la semifinal contra el Sevilla, esa primera media hora de partido con el ambiente que hubo fue casi como una final. La final era complicada, el Barça marcó diferencias en el campo, aunque el Athletic obtuvo un triunfo aplastante en apoyo, por cómo se vivió, por el comportamiento de la gente. Fue un evento para enganchar a la juventud.

¿Qué espera de la próxima final?

Creo que es el fruto de un rendimiento y eso ha hecho que se haya proyectado más ilusión. Hay un valor añadido por cómo se están haciendo las cosas este año, generando un reconocimiento incluso a nivel internacional. No estoy del todo de acuerdo con que las finales se juegan para ganarlas, por supuesto que sales a ganar y deseas ganar, pero en el Athletic solo el hecho de llegar a la final alimenta el sentimiento, significa que las generaciones más jóvenes cuentan con una referencia competitiva señalada.