Más de cincuenta ciudades ha recorrido el pijama más famoso que sigue al Athletic y quien lo viste. El último viaje fue a Moscú y el próximo, espera, a Manchester. Óscar Cavia es su portador y quien ha decidido que la prenda se jubila este año. "Ganamos la Copa y la cuelgo", sentencia, "como se cuelgan las botas, yo colgaré el pijama, pero literalmente, lo enmarcaré y lo dejaré a la vista".

El motivo para él es evidente: "Este año vamos a ganar, así que no tendrá mejor final". En 2009 no era optimista pero esta vez lo tiene claro. "Vamos a ganar, sin duda". Cavia cree así que esta vez volverá a ver surcar la gabarra por la Ría. "La anterior vez era un crío y no lo disfruté, esta vez será diferente". Siendo solo un niño, el colegio de los Agustinos en el que estudiaba no paró sus clases aquel día.

Más de veinte años lleva este seguidor rojiblanco siguiendo las andanzas del equipo fuera de Bizkaia. "Partidos de UEFA, Champions, Copa… todo lo que sea entre semana me viene bien y me apuntó". Dirige el restaurante familiar Ganene en Laukiz, su pueblo natal, y por ello, explica, los fines de semana le es imposible acudir a los partidos de La Catedral. "Soy socio y calculo que a San Mames iré solo unos cinco seis partidos al año, por eso si hay algo entre semana, aprovecho y disfruto lo que no puedo por motivos laborales".

"El pijama lo llevé por primera vez en un partido que jugamos en Birmingham, contra el Aston Villa", rememora. Han pasado quince años y la pieza sigue intacta o casi, porque también acusa el paso del tiempo y el desgaste. "En aquella época decidimos que había que llevar un atuendo diferente y de ahí surgió lo del pijama", resume. Blanco y con corazones rojos, la pieza en cuestión fue retocada por este laukiztarra. Así, se le añadieron los escudos del Athletic y ese demonio de Tazmania característico. Con él, Óscar ha recorrido el continente europeo y la geografía del Estado. "Los últimos viajes han sido a Miranda, a Mallorca o a Moscú". Antes, también recorrió rincones de Viena, Turín, Sevilla, Valencia… La lista no tiene fin.

La afición "Lo mejor de estos viajes es la gente que te encuentras. Vas y en seguida se hace piña, grupo. Si estos desplazamientos fueran solo para llegar, ver el partido y volver, no iría. A mí me gusta el ambiente que se crea, también con la afición rival". Para Óscar, el trato es lo mejor. "Tengo muchos amigos hechos de tantos viajes, claro. Por ejemplo, en Valencia, en la anterior final de Copa, fue una gozada poder encontrarme con tantos de ellos". Aunque si tiene que quedarse con algo, lo explica así, "a mí me sigue sorprendiendo lo que acarrea el Athletic. Casi en todos los viajes nos encontramos con alguien que sin tener nada de vasco decide viajar solo porque este club es su equipo. En Moscú, por ejemplo, apareció un seguidor de Castellón en un restaurante que había ido solo". No es el único caso que recuerda de ese tipo. "También me sorprende que, pese a estar en crisis, muchos currelas normales se tiran ahorrando meses para poder hacer un viaje de este tipo. Viajes que no duran más de dos o tres días".

En sus viajes, le ha dado tiempo incluso a descubrir rincones y ciudades de ensueño. "La que más me ha impresionado es Moscú. Eso es otro mundo. Allí la percepción del lujo es extrema y los rusos tienen un carácter de hielo. Entre los que fuimos hacíamos apuestas. Gané yo. Durante cinco minutos de las 2.000 personas que nos pudimos cruzar ninguna sonreía".

Dónde más ha disfrutado es en Turín. En el estadio Delle Alpi, en aquel épico partido de Champions frente a la Vecchia Signora, que acabó con empate a uno en el marcador pese al gol de Guerrero que adelantó a los leones. "Me gustó el campo, pero sobre todo me gustó el ambiente, antes, durante y después del partido". Este laukiztarra en eso también lo tiene claro: "Huyo de los malos ambientes. Yo busco divertirme y voy a pasármelo bien". Solo recuerda dos situaciones violentas. "En Mallorca, en un partido de Copa de hace unos cuantos años. Nos quisieron acorralar y salieron amenazas en prensa días antes del partido. Aquel día el club prestó hasta la megafonía del estadio a los ultras del Mallorca para que fueran a por nosotros. Eso sí, nosotros fuimos a lo nuestro y hasta nos cerraron un bar para que nadie nos molestara porque en verdad estaban haciendo un buen negocio con nosotros". El otro momento "complicado" lo vivió en Viena, en la temporada 2004-05, en el famoso partido que se suspendió. "Antes de que supiéramos que se suspendía el ambiente se había enrarecido mucho. Hasta el día del partido la acogida había sido perfecta, pero ese día algo cambió y no me gustó nada". Todavía conserva las entradas de aquel frustrado partido. En cualquier caso, Óscar siente que "en Europa, en general, nos tratan mejor que en España".