OLD Trafford es el mausoleo de una leyenda de fútbol, el Manchester United, guardián de un lugar mágico, simbólico, donde reverberan las tradiciones, los honores y los homenajes a los caídos, a sus héroes, a los chicos que perecieron en el accidente de avión en Múnich el 6 de febrero de 1958 y a los jugadores: Charlton, uno de los supervivientes de la tragedia, Law o Best, que elevaron al United a cumbres inopinadas. Old Trafford venera su legado, acaricia su árbol genealógico, a Sir Matt Busby, el técnico que redimensionó el United y a Alex Ferguson, el preparador que continuó su faraónica obra décadas después. Las raíces del United son profundas, tanto que alcanzan al tuétano del fútbol. "Antes de la tragedia de Múnich el equipo pertenecía a Manchester, ahora pertenece al mundo", reza una frase en esculpida en el Túnel de Múnich, donde descansa la memoria del club y desde donde se impulsó hacia lo que es en la actualidad.

El Teatro de los Sueños posee el barniz de los estadios insobornables, sagrados, de los templos en los que el pasado vertebra el presente sin olvidos, un campo de aspecto catedralicio, no tanto por su arquitectura, la vidriera que sirve como hall no se distancia del perfil de moderno edificio de oficinas, como por la historia que respira fútbol en cada pedazo del campo, teñidas sus gradas de rojo, capaces de acoger a 76.000 espectadores desde 2006, cuando ganó 25.000 localidades con su última reestructuración. Incluso su nombre, Teatro de los Sueños, explica lo que se espera de Old Trafford, un lugar de peregrinaje para los mancunians (aficionados del United) y para cualquier devoto del fútbol. En 2005 fue elegido como el estadio favorito en una encuesta a gran escala.

Al estadio se accede por el camino dedicado a Sir Matt Busby, el padre del Manchester, un entrenador que dijo: "Solo el mejor puede ser suficientemente bueno". A Ryan Giggs, 900 partidos como red devil, su icónico estandarte, le capturó esa filosofía. "En el Manchester solo vale ganar. ¿A quién no le gusta esa presión?". En Old Trafford, pantagruélica la bodega de títulos, orgullosamente expuesta en la sala de trofeos, donde se apila la plata de todas las competiciones, los pasos los guían, sin embargo, las personas, sus pensamientos, sus frases, una amalgama de sensaciones, de sentimientos de tragedia y gloria. Las fotos, las imágenes, las palabras, se pasean por el museo con orgullo de clase. El brillo del libro del Manchester no está, no solo, al menos, en sus vitrinas, decoradas por un palmarés extraordinario, sino en la reverencia con la que la entidad se aproxima al juego, al fútbol, saludado con vítores en cada rincón de Old Trafford, un santuario en el que el próximo jueves se incrustarán más de 5.000 aficionados del Athletic.

la zona rojiblanca Las gargantas rojiblancas se acomodarán en la tribuna superior este. El United ya ha acotado la zona ubicada en lo alto de detrás de una de las porterías del estadio inglés. Unas localidades con buena visión. No hay columnas en Old Trafford que impidan seguir el juego que se desarrolla en el césped, que ayer recibía el mimo de media docena de operarios para el duelo del jueves. El ronroneo del cortacésped y el aroma a hierba recién cortada envolvían Old Trafford al mediodía. En el campo varias plataformas dotadas con juegos de focos iluminaban amplias zonas del terreno de juego para fortalecer la hierba en algunos cuadrantes del campo, "perjudicados por la sombra", explicaba Stewart Brown. "Es un tratamiento que se da en los mejores estadios. El césped es intocable", exponía el guía a DEIA en su visita a las entrañas de Old Trafford y su mística.

el graderío de old trafford En el club han bautizado a una de sus gradas con el nombre de Alex Ferguson, su técnico; es imponente, pero su fisionomía se distancia varias cuadras de la de un estadio tan vertical y vertiginoso como el Bernabéu, con caída libre, y de similar capacidad. El Teatro de los Sueños no resulta tan arisco en su molde. Garantiza una perspectiva idónea para avistar todo lo que sucede en el césped por la cercanía entre ambos espacios y porque no existen elementos que la distorsionen. En Old Trafford destaca la grada conocida como Stretford End, hay un cántico con ese mismo nombre, que viene a ser el The Kop de Anfield. Esa tribuna, capaz de acomodar al principal coro de los aficionados del Manchester, está situada en lado opuesto de donde se establecerán los seguidores rojiblancos. El sonido que parte desde esa parte es superior a la de un Jumbo despegando. Únicamente Denis Law y Eric Cantona, dos leyendas, han sido reconocidos como "reyes" en Stretford End, el graderío más ruidoso de Old Trafford, que guarda pasajes para la reflexión, el recuerdo y el silencio.

el túnel de múnich Eso sucede cuando se recorre el Múnich Tunnel, un lugar de recogimiento y de homenaje a las víctimas del accidente aéreo de Múnich, donde perecieron ocho jugadores del Manchester United, además de varios periodistas que viajaban en el mismo avión. El corredor, que atraviesa una de las alas del campo, es la cartografía de la memoria. Un pebetero, del que asoma una tímida llama, mantiene encendido el recuerdo de aquel jovencísimo equipo, que paró el reloj de la historia de Manchester el 6 de febrero de 1958. Por ese galería accederá el autobús del Athletic al estadio. Por ahí se alcanza el vestuario, el búnker de los futbolistas, su capilla. La caseta del Manchester, el "del visitante no es tan lujoso", bromea Stewart Brown, se compone de dos habitáculos muy definidos.

El primero se denomina como Players Lounge y es una espaciosa sala, provista de televisión, bar, cafetera, sillas tapizadas en granate y con moqueta de tonos ocres que sirve como lugar para el relax de los futbolistas, que pueden estar allí con sus familias mientras esperan la hora del partido. Incluso existe una zona para que los hijos de los futbolistas puedan jugar y que cuidan las niñeras. En ese recinto, que no ha sufrido alteraciones en veinte años, cuelga una cuadro de honor del club y al que únicamente tienen acceso los jugadores que hayan sido internacionales vistiendo la camiseta del United. Sus nombres y número de internacionalidades sacan pecho enmarcadas dentro de un cristal que cuida el relieve metálico de los nombres y números. Ganarse las gorras internacionales es una distinción aún más selectiva. El filtro que se requiere es aún mayor. A los requisitos anteriormente citados los jugadores deben formar parte de las selecciones del Reino Unido: Escocia, Gales, Inglaterra, República de Irlanda e Irlanda del Norte.

vestuario de madera Una puerta de madera clara da la entrada al actual vestuario del Manchester. En este segundo espacio gobierna la madera noble, cuya estética, paneladas las paredes, se aproxima más a la de un salón decimonónico, aunque el espacio es luminoso, diáfano, sin elementos que alteren la concentración ni distraigan a los jugadores. En el suelo, un circulo rojo alimenta el sentido de reunión, la pertenencia al grupo. Concebido sin columnas ni taquillas, las camisetas cuelgan de unas estilizadas perchas, la idea es que todos los que están puedan verse sin tener que darse la espalda: cara a cara. "El orden en el que se sientan depende de cómo se lleven, afinidades, cosas del equipo", dice el guía que acompaña a DEIA. En el vestuario dos relojes sitúan a tiempo a los jugadores y al cuerpo técnico, con Ferguson acaudillando al staff. Las charlas técnicas se desarrollan con la ayuda de una pantalla táctil, de grandes dimensiones, y dos pizarras. Un de ellas está dividida en seis cuadrantes. En cada uno de ellos se representa un área y se emplean para explicar las jugadas de estrategia: córners y faltas. Separada por el plasma, la otra pizarra muestra un campo completo y se utilza para la táctica global. Una nevera y otro televisor, este colgado en un soporte, completan la estancia del Manchester, que no posee lujos. Se trata de un área de trabajo donde impera la funcionalidad.

Una pequeña rampa tapizada en goma de tonos verdosos, en el resto del recinto se impone el color rojo, situará al Athletic ante el túnel de vestuario, ante la visión, majestuosa de Old Trafford. Allí le impactará el trueno de la grada, las voces, los gritos y el ánimo. También el claqué de las tacos de las botas. Los bilbainos saldrán por la parte derecha, mientras que el Manchester lo hará por la izquierda. Sin embargo, ambos equipos compartirán el mismo espacio. No existen tabiques de separación en las sala de espera. Ambos equipos pisarán el escudo del Manchester, dibujado en el suelo, apenas unos metros antes de alcanzar por uno de los córners de Old Trafford el césped del Teatro de los Sueños, sus entrañas, "donde los sueños se hacen realidad", subraya el guía.