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"La mejor decisión de mi carrera fue seguir en el Athletic"

Dejó su pueblo a los 15 años para jugar al fútbol en Madrid, luego dio mil vueltas y su carrera estuvo incluso a punto de truncarse, pero perseveró y acabó convirtiéndose en un futbolista de referencia, como lo demuestra que es el décimo máximo goleador de la historia del Athletic

"La mejor decisión de mi carrera fue seguir en el Athletic"Jose Mari Martínez

BILBAO. Ismael Urzaiz (Tudela, 1971) echa la vista atrás y revisa cada paso de una trayectoria irregular, pero ascendente. Describe un proceso de superación personal que halló en Bilbao la estabilidad precisa. Eligió el Real Madrid de niño, pero acabó enamorado del Athletic, donde exhibió su enorme potencial durante más de una década.

Ejerce de entrenador y ha optado por empezar desde abajo, en el Getxo.

Más o menos lo había pensado así. Estuve con Endika Guarrotxena llevando el juvenil, lo ascendimos y sabía que había trabajado a gusto. Ahora tenemos una gran ilusión en lo más inminente, que es ascender a Tercera División, y quiero intentar seguir con la carrera que acabo de empezar. A nivel personal me está viniendo muy bien el trabajo en las categorías de bronce porque la falta de medios obliga a agudizar el ingenio. Tenemos una plantilla con una buena mezcla de jóvenes y veteranos, gente sana y por ahora va bien.

No hace tanto que dejó de jugar.

Me pilla lejos ya. El tiempo pasa muy deprisa. Para cualquiera dejar el fútbol no es fácil, ha sido tu vida, pero intenté prepararme a nivel mental. Haberme iniciado en esta otra faceta quizás sea un buen sustitutivo.

Salió del Athletic muy desgastado por la presión. Su último partido fue aquel delicadísimo con el Levante, donde se amarró la permanencia en la jornada final de Liga.

Sí que en mi cabeza había cierto hastío por la exigencia que implica ser profesional, requería muchos sacrificios y mentalmente estaba cansado. A mí no me apartan del fútbol las lesiones, como a tantos, sino el desgaste mental. Sabía que el final estaba cerca, pero podría haber continuado. Incluso cuando vuelvo del Ajax tengo una oferta muy interesante de Estados Unidos. También me llamaron del Eibar y del Alavés, lo cual me halagó y además no suponía desplazarme fuera, pero no estaba muy convencido de mi capacidad para jugar en ese nivel.

Lo del Ajax fue como un punto y aparte. Pasó de la exigencia de un Athletic apurado a una liga menos dura.

Mi año en Holanda fue una buena experiencia en lo vital y mala en lo deportivo. Para mí y para mi familia porque fui allí con un niño recién nacido. Volver a buscarse la vida siempre es positivo, traté de aprender en un club que es muy grande. El Ajax iba a jugar Champions y nos eliminó un rival inferior, pero es que en la Europa League también nos eliminaron y entonces cambiaron al entrenador, se fue el que me fichó y me quedé en tierra de nadie. Podía haberme abandonado y no lo hice, en el sueldo y en mi ética va el trabajar hasta el último día a tope. Por cierto, a mitad de temporada me pude ir a jugar a Dubai, pero no quise.

Bueno, también en el Athletic quisieron que se quedara meses antes, pero tomó un avión a Amsterdam.

Y estando en el Ajax hubo contactos para que volviese al Athletic. Dije que no porque ya había tomado una decisión un año antes. Además, sé que las cosas llevan su tiempo y me alegré mucho de que Fernando Llorente hiciese una gran segunda vuelta, ahí fue su despegue. No me parecía oportuno volver y en el Athletic la gente merece que se le dé un plazo más amplio, tanto Llorente como los demás jugadores. Esto no lo había contado, pero fue así y creo que hasta es bueno que se sepa.

Pues dicho queda. Usted salió de su casa siendo un crío, se fue a Madrid para ser futbolista. Esto sí que le pilla lejos.

Cada vez se da más que los chavales con talento salgan de su lugar de origen y tengan que vivir como adultos cuando por edad no les corresponde. Entonces Madrid estaba muy lejos de Tudela, pero te haces, también hay más tropezones porque no tienes a la familia contigo. Mi adolescencia fue bastante dura, pero les pasa a la mayoría de los que salen de su entorno tan pronto.

Le quiso el Real Madrid, nada más y nada menos.

Bueno, en realidad había tres equipos: Osasuna, Zaragoza y Real Madrid. Lo más lógico quizás hubiese sido ir a Osasuna, de hecho fui a ver cómo era aquello, pero mi familia me dejó decidir y opté por el Madrid. A toro pasado, ahora que soy padre, digo que lo más normal es estar cerca de casa, pero a la postre no me fue mal, me enseñaron muchas cosas en el Madrid.

En cuyo primer equipo no logró hacerse un hueco.

No estaba preparado para jugar allí. Podía tener talento, pero a otros niveles no estaba listo. Fue un periodo en el que tuve que prepararme para mi andadura en Primera División. Sí me hubiese gustado jugar en el Madrid, si es que quieres saberlo. Soy sincero, pero mira, como se suele decir, no hay mal que por bien no venga y al final estuve en el que luego ha sido mi equipo. Con 15 años estaba allí, mamé lo que es la cantera del Madrid y me ha servido de mucho.

Y empezó un periplo de cuatro años de cesiones: Albacete, Celta, Rayo y Salamanca.

Menos en el Salamanca a donde fui traspasado por cero pesetas y con una opción de recompra que no se ejerció. De allí, al Espanyol, que sí pagó por mí. En el Madrid estaban cansados de mi cabeza, veían que no terminaba de romper y no tuvieron la paciencia necesaria o se les agotó.

Para entonces ya había pisado San Mamés.

La primera vez con el juvenil del Madrid, luego con el Castilla en Segunda B y con el Real Madrid B en Tercera. Luego, ya en Primera División, con el Rayo. Con el Albacete no vine, pero debuté en Primera contra el Athletic en Albacete. Ganamos 4-1, salí un cuarto de hora al final.

Casualidad. Lo cierto es que en esas cuatro temporadas sus números fueron muy flojos.

Cuando uno no está centrado, el rendimiento se resiente. Tuve problemas psicológicos, aunque también desarrollé un instinto de supervivencia que me vino muy bien, que me endureció.

¿Estuvo en riesgo de perderse como futbolista?

Tú quieres, pero hay algo que no te deja. El mío fue un proceso largo y cuando llegó el momento se pudo comprobar que realmente sí quería jugar al fútbol. Pensé en dejarlo muchas veces, pero me gustaba tanto que me resistí a abandonar. Soy navarro, soy terco.

Hombre, la llamada del Espanyol de Camacho parece clave en esta historia.

Fue muy importante porque mi carrera iba en declive. Aunque es verdad que el último día con el Salamanca metí dos goles que valieron para ascender a Primera, pero no estuve jugando con regularidad y no me sentía bien. Supongo que tanto cambio de equipo es porque estás buscando tu sitio y en ese sentido Barcelona sí fue clave. Empecé a encontrarme mejor, allí fui como suplente de Raducioiu, al que habían fichado del Milan, y acabé jugando yo. Cuando salí de titular mejoré lo que había aportado como suplente. El problema era que el club había hecho una gran inversión con Radu, no en mí, y era él quien estaba en el banquillo. Bueno, al final al Espanyol le salió bien todo porque sacó dinero vendiéndonos a los dos.

¿Cómo recibió la llamada del Athletic?

Su interés me enorgulleció. El primero que me informó al respecto fue Camacho porque por entonces el Athletic también le había tanteado a él. Mi primera reacción fue decir que no me movía. Hay que entender que yo buscaba estabilidad después de todo lo que había pasado y allí me había ido muy bien y tenía un año más con opción a otro. Pero el Espanyol miró los números y me dijo claramente que tenía que venir a Bilbao.

E inicia una etapa más.

El primer año fue difícil. Recaí, volví a tener problemas psicológicos y me quería ir, pero luego recapacité y además durante varios años tuve ayuda especializada, que en definitiva es lo que necesitaba. Este paso me vino bien para poner en orden bastantes cosas y luego pude tener la trayectoria que he tenido en el Athletic.

Luis Fernández y usted no congeniaron de entrada.

Los primeros años de Luis fueron buenos en lo deportivo, pero él no me podía ayudar mucho, no era una de sus características. Tenía otras muy buenas, pero no la que a mí me hacía falta. Ser entrenador es difícil y haber tratado con muchos, como yo, complicado. He pasado por las manos de muchos técnicos y de todos vas chupando algo, lo que te gusta de cada cual. Aparte de cuestiones técnicas o tácticas, lo que más me ha quedado es la forma de dirigir grupos. El entrenador tiene que tener de todo, pero quien sabe llevar el grupo es garantía porque tendrá con él a todos o casi todos los jugadores. Y el compromiso de la caseta da muchos puntos.

En el Athletic esto que dice es una obviedad.

Los entrenadores aquí tienen una ventaja: a nivel sociológico y cultural todos los jugadores somos muy parecidos, es una caseta homogénea en ese sentido. Marcelo Bielsa ha dicho esto mismo, él es consciente de que la plantilla del Athletic le va a seguir y eso es muy importante.

Decían que era un tanque, un rematador… ¿Cómo se veía usted?

Siempre me he visto como un jugador de equipo. Podían decir que era un rematador al uso, pero no. No tenía mucha movilidad, aunque mis características técnicas me permitían estar en constante contacto con el juego y mejorar lo que me llegaba. Y aunaba bastante efectividad en todas las facetas del juego. Creo que era completo, no era rápido, tampoco lento, tenía poder de anticipación.

¿Se ha sentido justamente valorado?

Me he sentido muy apreciado. Un día me vino Javier Aguirre y me dijo que me admiraba mucho y que estando en el Atlético de Madrid le decía a Torres que se fijara en mí. Que te aprecie alguien que no tiene contacto contigo, gusta. En el fútbol hace falta talento, pero también referencias. Yo, por ejemplo, de Bielsa estoy aprendiendo mucho. Cómo juega el Athletic ahora mismo es una referencia, tener a este hombre aquí es un lujo.

Por cierto, hubo un momento en que estuvo fuera del Athletic, sin contrato durante quince días.

Sí, estuve fuera. Ahora que ha pasado el tiempo te diré que entonces me sentí poco valorado a nivel contractual. Pedí quizás algo fuera de mercado, pero el club dejó pasar el tiempo y, aunque no tenía intención alguna de irme, tuve alternativas muy buenas para salir. Hablamos hasta el último día, pero Zubizarreta se plantó en dos años con opción a un tercero y tenía ofertas de cuatro años. Zubi no quería un veterano que se pudiera relajar y lo puedo entender. A día de hoy diré que él tenía razón, pero tuve la oportunidad de echar marcha atrás. Más vale tarde que nunca, tenía 30 años y la responsabilidad era mía, acepté lo que me daban porque quería seguir en el club.

Pidió lo que pidió porque fuera se lo daban.

Estuve todo el año parando a mis agentes porque desde enero podía firmar donde quisiera. El Glasgow Rangers y el Atlético de Madrid me daban cuatro años. Estoy muy agradecido al Athletic por abrirme las puertas cuando me di cuenta. Fue la mejor decisión que he tomado en toda mi carrera. Ahora bien, también creo que ellos fueron inteligentes visto el rendimiento que ofrecí en los últimos años. Todos acertamos.

También tuvo sus más y sus menos con Ernesto Valverde.

En su primer año jugué menos. Tenía sus ideas y el segundo año me dijo que no contaba conmigo. Le dije que me parecía muy bien y que me buscaría una opción. Pero se produce un cambio de directiva, Zubi sale y el presidente que entra, Lamikiz, dice que ni hablar, que no me muevo, sé que eso es lo que piensa. A los diez partidos me vino Ernesto y me dijo que se había equivocado. Fue cuando mejor jugó el Athletic en tiempo, la afición disfrutó y casi llegamos a la final de Copa.

Luego vino la peor etapa de todas.

La odisea. La directiva tomó malas decisiones, no tenía claro el rumbo del club y pasamos dos años muy duros todos, pero especialmente los que estábamos dentro. Supimos estar todos juntos y superamos un momento muy difícil.

Fueron cuatro técnicos en dos años.

Ya digo que la falta de criterio deportivo era total. Con Clemente nos salvamos en A Coruña después de una buena segunda vuelta. Me dio mucha pena lo que pasó con Mendilibar y a los hechos me remito porque ha demostrado que es un buen técnico de Primera División.

Tras salvarse el último día con Mané, el club quiere que usted siga.

Después de ese año tan delicado, el club vio que todavía tenía sangre oxigenada en el cuerpo y mi mente ya la conocían, la directiva sabía que siempre iba a estar dispuesto y eso en este club es muy importante.

Así que acabó ejerciendo de veterano, siendo alguien fiable, sólido, nada que ver con aquel joven que no terminaba de arrancar.

Sí, tú lo has dicho, ejerciendo de veterano. En mi última etapa no me limité a cuidarme para seguir jugando, acabé mi carrera en el Athletic siendo alguien que trataba de ayudar a los demás en el equipo, y de alguna manera empecé a ser entrenador. Dentro de que haces lo que te gusta, fueron muchos años de sacrificio, no me olvido de que estuve fuera de casa desde los 15 años.

En su fuero interno, en esta nueva etapa como técnico, a qué aspira.

Todavía me falta mucha formación, pero mi objetivo es intentar entrenar en la elite. Todo lleva su curso. Desde luego que si un día me viene el club que más me conoce y quiero,… por supuesto, me encantaría.