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En el nombre del padre

El central navarro perdió a su aita horas después de la derrota en Cornellá

En el nombre del padre

bilbao

rECONOCE que fueron seguramente las peores 24 horas más duras que ha pasado hasta el momento en su vida. "Todo fue muy seguido y difícil de digerir". Mikel San José no tuvo su noche el pasado 11 de septiembre en Cornellá-El Prat, cuando un error suyo compartido con Gorka Iraizoz permitió que el Espanyol se llevara los tres puntos cuando el Athletic no se merecía semejante castigo. El navarro fue víctima de aquella derrota. A su regreso a casa conoció el fallecimiento de su padre, Demetrio, una noticia cruel aunque la familia la esperara tarde o temprano por la gravedad de la enfermedad que padecía. San José lloró junto a los suyos, pero también junto a sus compañeros, a los que se unió Marcelo Bielsa, que no dudó en coger un taxi desde Getxo, acompañado de su ayudante Diego Reyes, a Atarribia. "El míster llamó a la puerta de mi casa cuando estábamos comiendo antes del funeral. Fue un detalle que me sorprendió, pero que agradezco, lo mismo que el de toda la plantilla, médicos, presidente... En estos momentos agradeces ese respaldo".

El fútbol quizá viva en su propia burbuja, pero fuera de él "hay muchísimas cosas importantes: la familia, la novia, los problemas sociales...". "A mí me ha tocado vivir la muerte de aita. Somos tres hermanos y arropamos a la ama (María Teresa). Todo esto te enseña muchas situaciones, pero solo queda mirar hacia adelante", reflexiona el defensa navarro, al que le asoman esos ojos rojizos que delatan la congoja que ocasiona un recuerdo tan íntimo.

San José dejó su hogar y la disciplina del Txantrea en verano de 2005, cuando el Athletic le reclamó para Lezama. "Entonces mi referencia fue Gurpegi, del que me fijaba en todos los detalles. Será porque los navarros somos así, quizá muy nuestros", dice en tono distendido. Con el transcurrir del tiempo, pasó a mirar a sus colegas con una visión más perfeccionista. San José creció en sus dos años en el Liverpool -"mantengo el contacto con muchos de los que fueron compañeros míos allí"- y desde su regreso a la familia Athletic el culé Gerard Piqué, también con pasado en Inglaterra, "es el central en el que me fijo, porque es un jugador al que le gusta dar salida al balón, seguro en el corte. Sin más, es un futbolista muy completo".

Nilmar silenció San Mamés el pasado 24 de septiembre, cuando emergió para batir a Iraizoz y dar un punto al Villarreal. San José siente casi pavor por el delantero brasileño, que "quizá sea el que más guerra me ha dado". He aquí que no se refiere a Messi, la pesadilla de cualquier defensa. "Nilmar es difícil de marcar por sus características. Parece que no hace nada en un partido y de repente aparece para fastidiarte. Es un tipo de delantero muy incómodo. Messi es de otro perfil", reflexiona.

A San José se le palpa como un jugador cercano, sincero, humilde, sencillo... Es decir, casi como el novio que se quiere para una hija. Se ríe. "No es para tanto". Eso sí, dice que el futbolista de élite es "un privilegiado" sobre todo en los tiempos que corren, cuando miles de familias vascas las pasan canutas para llegar a fin de mes. "Esta crisis está haciendo mucho daño. Y lo digo porque salpica a gente cercana a mí. No podemos cerrar los ojos al mundo que nos rodea", subraya San José, que nunca ha negado un autógrafo a quien se lo ha pedido. "¿Cómo voy a impedir que, por ejemplo, un niño sea feliz por ello?". Habla San José.