BILBAO. Claro y sincero, como venía siendo habitual en él, Javier Clemente hablaba sin tapujos de las elecciones del Athletic. Sin decantarse por ningún candidato, puesto que aún no habían explicado sus programas deportivos, el rubio de Barakaldo era consciente del valor que tendría su voto entre la afición. Por eso, o quizá porque en las anteriores elecciones admitió haberse equivocado al votar a Lamikiz, en esta ocasión se mostró cauteloso: "No tengo ninguna animadversión hacia ninguno de los tres candidatos, todos se merecen respeto". El problema es que aún no tenía información suficiente para poder elaborar una crítica argumentada, una opinión al estilo Clemente.
Lo que sí conocía en profundidad era la situación que vivía el Athletic en esos momentos, recién salvados por la mínima de la Segunda División: "En los últimos quince años somos de los equipos que más goles encaja". Y el propio Clemente achacó el problema al mal trabajo realizado en las categorías inferiores: "El primer equipo es el reflejo de lo que viene desde Lezama, que necesita un cambio radical", sentenciaba.
Fernando García Macua, a quien Clemente le definía como "emprendedor y dinámico", aún no había presentado su programa deportivo, pero sí los objetivos que tenía en cuanto a la Federación. Borrón y cuenta nueva. Empezar de cero, "realizar una reconfiguración integral" de este órgano para que no fuera "un lastre para el club", eran los planes que Macua citó. Y, para ello, no dudaba en rodearse de viejos conocidos del entorno rojiblanco tales como los ex presidentes José Julián Lertxundi, José Antonio Egidazu y Pedro Aurtenetxe, con quienes pretendía dotar de una mayor autonomía a la Fundación.
Adiós a Javi González Comenzó la temporada sin ficha pero Mané lo recuperó en el mercado de invierno para intentar paliar, sin mucho acierto, los errores defensivos de uno de los peores Athletic de la época. Por ello, terminada la campaña, el club rojiblanco le comunicó que no contaban más con sus servicios. Así, con la carta de libertad en la mano, el de Zorrotza comenzó a sondear las diferentes ofertas y terminó por decantarse por el Hércules. Allí, el lateral se pondría a las órdenes de Andoni Goikoetxea, una figura de especial importancia para que González se marchara a Alicante. Dos años después regresaría a casa, al Portugalete, donde puso fin a su carrera futbolística.