El 'blues' de Valerón
El canario, dueño del partido, retrata al Athletic, al que le faltó iniciativa y fútbol frente al Deportivo Toquero adelantó a los rojiblancos, pero los de Lotina, valientes, remontaron para ganar oxígeno
El fútbol de Valerón, un jugador exquisito de punta a punta bajo cualquier microscopio, alivió al Deportivo, un gigante en Riazor para el Athletic, al que le venció el instinto de supervivencia de los gallegos y su innegociable apuesta por el ataque en un duelo sin retorno. Los rojiblancos, acompañados de nuevo por la calculadora y la fragilidad defensiva, fueron abducidos por la sinfonía anestesiante de Valerón, cuyo procesador y sus orquestados pies pudieron con el Athletic, afónico nuevamente en una noche en la que debía sellar el pasaporte europeo con un golpe de autoridad. Nunca la tuvo. Aún necesita algo de tinta el conjunto de Caparrós, marchito ayer, para adquirir el sello que de la validez necesaria para transitar por las fronteras de la competición continental. El tintero fue propiedad de Valerón, que desde su magnífica estilográfica y su elaboradísima caligrafía compuso la triste melodía del Athletic, su blues, en un duelo que exigía al menos las trepidantes corazonadas de un rock&roll. La música fue de El Flaco, que engordó la esperanza de los suyos parasiteando sobre la grupa del Athletic, carente de galope y de pértiga para sortear a Valerón. A los rojiblancos les faltó fútbol y les sobró Valerón, el divino, en A Coruña. Un cañonazo de emociones anidó en Riazor para encender el partido, que el Deportivo, intenso, emotivo y valeroso, disputaba desde las entrañas del corazón y desde los impulsos del estómago por la soga que le aprieta en el descenso. En medio de ese paisaje fronterizo, árido, desalentador, se colgaron los deportivistas de Valerón y su mesiánica sabiduría futbolística. El Flaco, que gasta aspecto de dandy noctámbulo y desgarbado, es ingrávido y etéreo cuando dialoga con la pelota. Inalcanzable para un Athletic terrenal.
Apostado alrededor del balcón del área del Athletic, Valerón, al que los rojiblancos no prestaron la atención que merece, habilitó, visionario, a Riki, que infiltrado en la trinchera rojiblanca no pudo aplicarse ante Iraizoz porque se fue al suelo en una jugada que Mateu Lahoz no multó. Protestaba todavía Riazor, vociferante contra el microscopio del árbitro, cuando el Athletic construyó el gol en una contra que volanteó Iraola. Andoni avanzó con entusiasmo, diligencia y criterio hasta que encontró la silueta de Toquero revoloteando en el perímetro de Aranzubia. Se giró Gaizka, maniobrando con pericia, como una peonza danzando sobre su propio eje, y colocó la pelota en el rincón, donde más duele. Aranzubia crujió desesperado.
Los nudillos rojiblancos no lograron quebrar, empero, al estimulante Valerón, siempre dispuesto a ofrecer soluciones asociándose con Riki, Adrían y Laure. El lateral desbrozó la orilla con sentido ante el escaso espino de Muniain y Xabi Castillo, a los que les faltaba encole porque dormían en camas separadas. Por ese desfiladero se volcó el Deportivo, efervescente en el frente de ataque, donde el caudal mágico de Valerón, fuente y desembocadura de la productividad coruñesa, dio volumen al juego. La imaginación de El Flaco, no siempre correspondida por sus compañeros, incapaces de descifrar los mensajes, la combatía el Athletic con la pelota en la centrifugadora. Apenas tricotaron los bilbainos, a los que les alcanzaba con el dique de Javi Martínez y Gurpegi a la espera de tiempos mejores. Sin el voltaje de Muniain, con Llorente encapsulado, al Athletic le faltó colmillo.
DESAFORTUNADOS No así al Deportivo que se anunciaba continuamente en el tablón de gol, aunque no hallaba un pistolero capaz de hacer diana. Riki se apagó a solas ante Iraizoz cuando contaba con todos los predicamentos para enganchar a su equipo al marcador. Torpe ante la portería, los deportivistas encontraron el tesoro en un tropezón, de manera accidental. Lo hizo Adrián, que escupió la pelota con fuerza dentro del área, y el barrenón golpeó a Gurpegi, que colaboraba en el achique. La carambola acabó en la red de Iraizoz, superado por el desvío, que cambió de carril sin intermitente.
El Deportivo, más corajudo, continuó elevando la temperatura de su fútbol bajo el influjo de Valerón, que jamás renunció a la capitanía. Incrustado su bolshoi entre la defensa y el centro del campo, suyo fue el fútbol, suyo el partido. El Athletic, que no necesita tanta belleza y delicadeza para expresarse, se quedó a un dedo de la celebración después de que el parabólico cabezazo de Llorente, que había recibido una buena rosca de Iraola, aterrizara en el larguero. También se topó con el travesaño Adrián en las cenizas del primer acto. A los bilbainos les alimentaba la corriente alterna, al Depor la corriente continua del dinamo de Valerón, luciérnaga de buen fútbol a la que se cosía el derroche energético del resto de la tropa, unidos en una aventura de dimensiones homéricas que lideraba el violín de El Flaco.
SIEMPRE VALERÓN El imán de Valerón convirtió a los suyos en unos jugadores convencidos, que no se vencieron jamás. Un grupo salvaje. No renunció nunca el Deportivo, con la vida en juego en cada aliento, que se desplegó a tumba abierta a por el hilo que pueda sostenerle en Primera. Tiró de ese carrete Valerón para salir del laberinto. Adrián y Riki no encontraron el respiradero. Tuvo que hacerlo Castillo, que en su intento de despeje derrocó a Iraizoz en una jugada que alumbró Valerón. El Flaco, que no dio puntada sin hilo, descargó hacia el costado izquierdo y el centro de Riki al área lo embocó Castillo. En medio de la euforia deportivista, el propio Castillo estuvo a punto de redimirse tras citar a Toquero con el gol, pero su remate de cabeza no encontró El Dorado y los rojiblancos se extinguieron. Entonces, desatado, brindó el estadio por sus héroes, por su dios Valerón, mientras el Athletic entonó el blues de Riazor.
DEPORTIVO: Aranzubia; Laure, Lopo, Colotto, Manuel Pablo; Juan Rodríguez (Min. 78, Aythami), Rubén Pérez, Guardado; Riki (Min. 90, Juan Domínguez), Valerón y Adrián (Min. 85, Lassad).
ATHLETIC: Iraizoz; Iraola, Ekiza, Amorebieta, Castillo; David López (Min. 68, Gabilondo), Gurpegi (Min. 57, Iturraspe), Javi Martínez (Min. 76, Ibai Gómez), Muniain; Toquero y Llorente.
Goles: 0-1: Min. 3; Toquero. 1-1: Min. 22; Adrián. 2-1: Min. 71; Castillo, en propia meta.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Mostró amarilla a Juan Rodríguez (min. 22), Guardado (min. 44) y Riki (min. 73) por parte del Deportivo; y a Gurpegi (min. 51) y Amorebieta (min. 90) por el Athletic.
Incidencias: Encuentro de la trigésimo sexta jornada disputado en el estadio de Riazor, ante unos 34.000 espectadores.