La marca Athletic en territorio rojillo
La Chantrea, club de Iruñea, presume de ser la gran referencia rojiblanca en el hábitat de Osasuna. Cuna de Muniain, Iraizoz y San José, trabaja con 330 jóvenes con el señuelo de recalar en Lezama
iruñea. Aritz Eguaras se ejercita con el resto de sus compañeros sobre el césped artificial del Luis Valero Bermejo bajo una fina lluvia. Quizá en un futuro cercano recale en Lezama, con lo que se reencontraría con su hermano Iñigo, que milita en el juvenil rojiblanco de División de Honor. Aritz es uno de los 330 chavales que forman parte de la estructura de la Unión Deportiva Cultural Chantrea. Aritz juega en el cadete de la Liga Navarra de este club de Iruñea, que presume de ser el ojo bonito del Athletic en Nafarroa. En cambio, para Osasuna, su rival mañana, esta entidad supone un grano que no le deja de supurar.
El convenio entre el Athletic y la Chantrea dura ya 38 años. Un extenso periodo que delata un compromiso blindado contra viento y marea. Gorka Iraizoz, Iker Muniain, Mikel San José e Iñigo Pérez ejercen en la primera plantilla rojiblanca como hijos de la Chantrea, una embajada que se completa con los hermanos Goñi, Adrien y Julen, y Borja Ekiza, en el Bilbao Athletic; Joseba Alkuaz, Asier Salgado, Mikel López e Iñigo Eguaras, en el juvenil de División de Honor; e Iñaki Aranguren, en el de Liga Nacional.
El Athletic conoce de sobra el filón que le aporta este club de Iruñea, que, además, se encuentra de enhorabuena por el ascenso de su primer juvenil a División de Honor, máxima categoría a la que regresa cuatro años después. Este nuevo éxito desvela que se trata de una entidad a la que le salpica un aura especial. "Aquí no existe una varita mágica, sino que se da una metodología de trabajo en la que confiamos a pie juntillas", subraya José Luis Nagore, su presidente, quien, como los otros doce miembros de la Junta Directiva, compagina su función con la de su profesión, en su caso la de electricista.
Nagore recuerda que recientemente la actual cúpula de Lezama -Javier Irureta, Manuel Delgado Meco y Fernando Quintanilla, Txirri- cursaron una visita a las instalaciones de su club, modestas por aquello de que sólo disponen de un campo en el "hay que meter con calzador a todos los equipos con los que contamos -el senior de Tercera División, dos juveniles, dos cadetes, dos infantiles, cuatro de fútbol-7, cinco de fútbol sala federado, cuatro de fútbol sala escolar y dos femeninos-", y en la que, según apunta, "se quedaron sorprendidos por el trabajo que se hace aquí", todo ello bajo la planificación de Josetxu Sola, hermano de Miguel, integrante del último Athletic campeón.
El presidente de la Chantrea, que gestiona un presupuesto de 200.000 euros en el presente curso, resalta que el organigrama técnico -formado por unas 65 personas entre entrenadores, coordinadores, auxiliares y ojeadores- "pivota en torno a una metodología de trabajo bien cuidada y que recoge gran parte de las directrices con las que trabaja el Athletic en sus categorías inferiores", aunque, eso sí, en un territorio histórico "donde nos tenemos que pelear con Osasuna".
"No podemos abarcar sólo La Txantrea -a diferencia de la denominación del club la del barrio es en euskera- y el resto de Iruñea, sino que tenemos que tocar muchas zonas de Nafarroa. Captamos chavales a partir de los 8 años de edad y así hasta juveniles. Les ofrecemos el trabajo de cantera que históricamente se hace en el club y es evidente que, en algunos casos, ayuda el señuelo de nuestro convenio con el Athletic", reflexiona Nagore.
referencias El Athletic, con todo, saca rédito de ese filón que le aporta la Chantrea. Iker Muniain es la última y más llamativa referencia. Txuma Miranda, uno de los coordinadores de esta entidad, puede dar fe de la brillante progresión de la nueva joya de la corona del Athletic. Le entrenó en una temporada como jugador de fútbol sala y en dos más en fútbol-7. "Se trataba de un crío algo tímido, pero buen compañero. Deportivamente, tenía algo especial y el equipo esperaba a que ofreciera algo diferente. Era un chaval con muchas ganas de mejorar y del que se veía que podía llegar muy arriba en el fútbol", asegura Miranda, quien recuerda también que el Barcelona y el Real Madrid, además de otros clubes europeos, "estuvieron detrás de su pista".
Este técnico saca a relucir, con todo, a otro Muniain al que hubo que pulir en su cuna. "Salía a los partidos revolucionado, quizá por los continuos cambios en fútbol sala y fútbol-7. A los diez minutos se agotaba, por lo que le instruimos para gestionar los tiempos", rebobina.
Gorka Iraizoz llegó a Lezama con los 18 años de edad. Dio el salto desde la Chantrea, donde recabó sus últimas enseñanzas de la mano de Armando Tollar. "Era cabezón, con una gran capacidad para mejorar. Me impresionó en el poco tiempo que estuve con él", indica. El Athletic está tranquilo con su marca en Iruñea. Osasuna, no tanto.
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