En diciembre del año pasado Bilboko Konpartsak anunciaba que cobraría diez euros para acceder al recinto de El Arenal durante Aste Nagusia con el objetivo de hacer frente al impacto de TicketBai. Evidentemente se trataba de una inocentada. Lo que pretendían era transmitir la dificultad que les va a suponer integrarse en el sistema Batuz. El pasado mes de mayo fueron más allá al advertir que su inevitable adhesión supondría un “riesgo” para el actual modelo de fiestas. No obstante, y aunque la decoración de las txosnas exterioriza una oposición unánime, la resignación comienza a ganar terreno. De hecho, Bilboko Konpartsak y la Diputación vizcaina buscan actualmente una fórmula que se adecue a la idiosincrasia de las txosnas. “Les vamos a ayudar en la formación necesaria”, garantizan desde la institución foral.

No estamos en contra de la fiscalidad, nadie está hablando de que queramos evadir impuestos”, asegura Iker Martín, portavoz de Bilboko Konpartsak, quien destaca que lo importante, a su juicio, es que se tengan en cuenta sus características. “No somos una empresa y no tenemos ánimo de lucro. Y eso choca directamente con el planteamiento que tenía en un inicio este sistema. Lo que queremos es que haya una evolución”, asevera Martín, después de exponer que la campaña que presentaron con Gasteizko Txosnak y Donostiako Piratak fue colectiva si bien la “realidad legislativa de cada territorio no tiene nada que ver”. Es más, en la capital alavesa TicketBai ha entrado de lleno en las fiestas de La Blanca después de que el año pasado recibieran multas por encima de los 20.000 euros.

Las txosnas de Bizkaia tendrán margen hasta el 1 de enero de 2026. Sin embargo, se está tratando de encauzar su integración de la mejor manera. “Estamos llevando a cabo un trabajo de acompañamiento que se traduce en formación y en el establecimiento de ayudas y medidas de colaboración con este –Bilboko Konpartsak– y con el resto de colectivos implicados, a quienes estamos ofreciendo toda nuestra experiencia”, aseveran fuentes forales a preguntas de este periódico. Asimismo, resaltan la “buena sintonía” con Bilboko Konpartsak, a quienes consideran “agentes colaboradores esenciales”, porque entienden que comparten su “filosofía en la lucha contra el fraude fiscal”. En ese sentido, subrayan que Batuz, su “proyecto estrella”, se ha ido implantando escalonadamente con otros agentes como grandes empresas, pymes y autónomos.

En hostelería, por ejemplo, entró en vigor el pasado mes de julio. En palabras de Iker Martín, “la parte técnica de la legislación tiene una visión general de todo Bizkaia y luego, poco a poco, se va especificando en cada epígrafe”. En ese sentido, considera que “ha llegado algo diferente, como el movimiento festivo popular, que son las txosnas”, lo que ha provocado una situación que no se había dado hasta ahora. “Estamos reuniéndonos desde el construir y lo que trasladamos es que teniendo en cuenta que es un trabajo voluntario, a cierta hora de la noche, hacer filigranas con los tickets nos supondría una dificultad grandísima”, evidencia el portavoz de las comparsas. 

RESISTENCIA

A pie de calle la resistencia de los comparseros se percibe con más vehemencia. “Se implantará pero va a ser inefectivo. Nosotros no somos profesionales y probablemente tengamos más gastos que ingresos. Primero porque ni sabemos tirar una cerveza, para sacar una gastamos una y media. Y alquilar la maquinaria tiene un sobrecoste que si ya vamos justos... ¿cómo la vamos a pagar?”, evidencia Román Prieto, integrante veterano de Moskotarrak. “¿Quién va a controlar el TicketBAi a las tres de la mañana? Que vayan a un bar de copas a ver si les dan el ticket a esa hora”, apostilla sobre las dificultades que entrañará fiscalizar toda esa actividad durante la fiestas.

Varias personas esperan a ser atendidas en la barra de Moskotarrak. Miguel Acera

 En todo caso, destacan que los pocos beneficios que obtienen no se quedan en sus bolsillos, sino que revierte en la programación gratuita que cada día se ofrece en el recinto. “Lo que no tiene sentido es que hagamos trabajo voluntario para pagar a Hacienda. Entonces que las fiestas las hagan los ayuntamientos. Nosotros vendremos, haremos botellón, comidas populares y listo”, añade este comparsero. A su lado, Juan Alonso considera que, como todas las asociaciones sin ánimo de lucro, tendrían que estar libres de pagar IVA. “Está todo controlado. Si miran lo que ha vendido La Salve y lo que ha declarado en seguida se sabe cuánto hemos pagado; con el vino y los refrescos, lo mismo”, manifiesta el comparsero.

Un discurso similar hay en otras comparsas como en Pinpilinpauxa, donde cada año pagan a artistas –en este edición destacan Las Ketchup, Rosa López, Leticia Sabater o Yurena– con los beneficios que obtienen para ofrecer conciertos gratuitos. “Aquí uno es pintor, otro bombero y otro torero”, apunta Joseba Ortega para reflejar que no son profesionales de la hostelería. En ese sentido, apunta que la maquinaria de TicketBai es “complicada” y revela que con la cantidad de gente que se reúne cada noche en su txosna tendrían que poner “cinco o seis” aparatos además de enseñar a todo el mundo a manejarlos. Lo saben bien en Pinpilinpauxa, que hace unos años hizo una prueba piloto al incluir datáfonos para permitir el pago con tarjeta. “Había 15 o 20 personas trabajando en la barra y no había datáfonos para todos. Era complicado cobrar y la gente se iba mientras encontrabas un terminal”, revela Ortega.

TRABAJO VOLUNTARIO

Al margen de revelar las consecuencias de la implantación del sistema de control fiscal, la campaña Txosnak gurea, denonak pretende ir más allá. “TicketBai puede ser la gota que ha colmado el vaso, pero hablamos de un modelo que queremos consolidar: el festivo popular participativo e inclusivo frente a otro modelo en el que se nos piden cosas que a las que nos es difícil llegar”, explica Iker Martín sobre una campaña que este año ha teñido la decoración de las txosnas de color rosa. Así, el portavoz de Bilboko Konpartsak señala la suma de exigencias en otros ámbitos, como el de la seguridad o la sanidad, supone un “trabajo extra y una necesidad de profesionalización” para la que requerirían “algún tipo de ayuda o de apoyo”.

En esa línea, recuerda que las txosnas funcionan gracias al trabajo voluntario de los comparseros. “La gente ve los turnos y las actividades, también las ganas de disfrutar y de vivir, pero para eso detrás hay un curro que a veces es un poco desagradable por todas estas cosas”, señala Iker Martín, quien aunque considera que el “desánimo” nunca es una opción, afirma que llegará un momento en el que necesitarán un planteamiento diferente. Por de pronto, continúan reuniéndose con la Diputación. “Tenemos pendiente hablar de varios temas, de momento les hemos trasladado la realidad de lo que vivimos”, concluye.