La fiesta nocturna en la que esta noche sumé un nuevo debut en las txosnas de Aste Nagusia está muy bien pero... ¿Qué me dicen de levantarse temprano para ver la bajada de las goitiberas?... ¿O el Gargantua?, ¿O las bilbainadas? Para no perder la tradición que tan bien me vino el día del txupin y que recomiendo a los novatos en Aste Nagusia, repetí el mismo modus operandi de ir caminando por la Gran Vía para ver que me encontraba mientras llegaba a la calle Zabalbide, lugar en el que las goitiberas bajaron a toda velocidad. 

Una vez llegue al lugar de las goitiberas, actividad a la que rápidamente la denominé como ‘la bajada al infierno’, conseguí hacerme un hueco en una de las vallas de seguridad mientras esperaba que esta comenzara. La seguridad de los competidores es máxima, por ello, la colocación al milímetro de los bloques de paja que estaban en la última curva retraso el inicio de la competición con el fin de evitar algún accidente. Hubo caídas, incluso alguna goitibera rota, pero la prueba se desarrolló sin problemas mayores. Descubrí que en la prueba no solo se compite con goitiberas tradicionales, hay quien bajó a dos ruedas, con forma de monoplaza, biplaza e incluso hay quien se animó a descender en patines en linea, con este último me quedé completamente anonadado temiendo por la vida de quien bajaba.

A diferencia del primer día, no hubo mucho tránsito por las calles antes de las 11.00 horas. Tocaba descansar tras las pasión que se vivió el sábado en los aledaños del Teatro Arriaga por ver a Marijaia en el balcón. La apertura de txosnas y la ronda a la que invitó después del txupin se alargó hasta la madrugada y se pudo ver reflejado en ese paseo rutinario en dirección a una nueva actividad por descubrir.

Nos adentramos en el Gargantúa, icono de Bilbao y Aste Nagusia

Nos adentramos en el Gargantúa, icono de Bilbao y Aste Nagusia Yaiza Arrizabalaga | Borja Guerrero

De camino a Zabalbide para ver a aquellos héroes protegidos hasta las cejas cogiendo más velocidad en cada metro de la cuesta me encontré a Gargantua ya presente en la plaza del Teatro Arriaga. Se notó que la temperatura bajó 10 grados respecto al sábado. Queriendo evitar algún resfriado tonto, mantuvo los pantalones subidos hasta la apertura de las 11.00 horas, momento en el que comenzó a ingerir a los más pequeños.

Al finalizar la competición de goitiberas, en busca del siguiente evento, volví a pasar por la plaza del Teatro Arriaga, esta vez si, con el transito intestinal de Gargantua en completo funcionamiento. Al ser domingo por la mañana, me esperaba una larga cola compuesta por familias esperando a que los más pequeños pudiesen obtener esa instantánea con Gargantua y poder ‘navegar’ por su intestino. Lo que presencié fue un buffet libre para el gigante con una cola que daba la vuelta al Teatro Arriaga.

Aunque no quise descubrir todas las actividades de Aste Nagusia el mismo día, en el tradicional paseo por Gran Vía llamó mi atención el ruido que provenía desde el parque Doña Casilda. Eran las bilbainadas, me acerqué, escuché la primera y abandoné rápidamente el lugar para quedarme con el gusanillo, he de confesar lo conseguí con éxito, y sin duda, volveré. Se suma a la lista de tareas pendientes en la agenda en la que ya está el pañuelo, que de esta noche no pasará.