Hay personas que cuando hablan de su pasión desprenden un entusiasmo contagioso. Es el caso de José R. Pascual Vilaplana, director de la Banda Municipal de Bilbao. Otro año más, el profesional alicantino tomará la batuta de la Banda Municipal de Bilbao para llevar a las calles de la villa un repertorio muy variado dentro de la programación festiva de Aste Nagusia.

En una fecha tan señalada como Aste Nagusia y con una decena de conciertos, ¿cuánto tiempo llevan ensayando el programa de fiestas?

Intentamos programar con una especie de estrategia porque con tanto repertorio sería imposible empezar con todo ello en agosto. Por eso desde junio y mayo ya habíamos ensayado o tocado algunas de las obras para adelantar trabajo.

¿Diría que se sienten confiados o siguen manteniendo los nervios año tras año?

Como director y como músico cada vez que salgo a dirigir estoy nervioso y el día que no lo esté me preocuparé porque forma parte de nuestro trabajo. Ese punto de nerviosismo nos hace estar atentos al trabajo por el hecho de ser un arte que muere nada más nacer. Un pintor pinta un cuadro y se queda allí, pero nuestra interpretación mientras se está escuchando va muriendo porque aunque repitas la obra nunca podrá salir igual. Por eso se trata de una gran responsabilidad además de que nos sube mucho la adrenalina.

Desde clásicos populares hasta música latina, el repertorio de Aste Nagusia es de lo más variado ¿diría que se trata de una forma de acercar esa música a toda la población?

Son conciertos pensados en que la gente del siglo XXI vea a la banda como un instrumento de cultura contemporánea. A veces la palabra banda y contemporaneidad son dos cosas que para mucha gente no cuadran, por eso el hecho de que la banda esté en Aste Nagusia es una razón de peso para que confeccionemos programas muy variados donde el público capte las posibilidades artísticas e interpretativas en distintos ámbitos, desde la zarzuela hasta la música popular.

En ese sentido, ¿cómo puede una banda municipal seguir atrayendo a un público joven generación tras generación?

Uno de los recursos es el repertorio, pero realmente necesitamos de toda la sociedad para hacer visible a la banda en las instituciones educativas. Hoy en día una persona se puede doctorar sin haber escuchado nada de banda en sus años de formación. Existe un prejuicio sobre la banda como una actividad casi populachera. Por lo tanto la oportunidad de formar parte activa de las fiestas de Aste Aste Nagusia supone un gran escaparate para nosotros.

¿Se trata de un repertorio muy exigente a nivel musical?

Sí, pero además del nivel técnico la mayor dificultad está en la interpretación por el hecho de estar cambiando de estilo con cada partitura. A lo largo de la semana, la banda puede estar ejecutando alrededor de 70 obras, lo que ya supone un reto importante además de una gran dificultad de concentración para el músico. Desde luego no es una tarea fácil.

La banda interpretará unos diez conciertos al aire libre, ¿se trata de una dificultad añadida?

Además de ser un auténtico maratón, a nivel acústico El Arenal se convierte en el epicentro festivo de la Aste Nagusia y al no contar con megafonía a menudo no son las condiciones adecuadas para escuchar nuestro trabajo. Sobre el escenario nosotros tocamos muy cómodos porque el kiosco tiene muy buena acústica pero hay demasiada actividad en los alrededores como para que cada evento pueda tener suficiente protagonismo. Gran parte de nuestro público además de los turistas lamentan que no se pueda escuchar mejor nuestra música. Creo que todas las actividades son importantes dentro de las fiestas, pero a la banda nos ayudaría a ofrecer nuestro trabajo en mejores condiciones.

Una de las novedades de este año es la actuación junto con Tamara. ¿Qué sensaciones tienen?

Como banda hemos acompañado a distintos cantantes de pop, jazz, conjuntos de rock, etc. Nuestro trabajo es adaptarnos a ella y a su repertorio. Tiene una voz muy especial y personal que es lo más importante para una artista con lo que para nosotros siempre es un reto trabajar con gente que tiene gran experiencia sobre el escenario y pensar en todo lo que nos enriquecer y aportar esta experiencia.

¿Cómo conviven en un mismo repertorio Shostakovich y Nino Rota?

Hemos intentado hacer un programa con melodías que todo el mundo conoce. Tendemos a clasificar la música, pero el melómano es el que sabe apreciar el arte venga de donde venga. Lo que me gustaría es que la gente que es aficionada a la ópera escuchase también música latina o rock; y al contrario, que las personas que van a conciertos de rock se acercasen a la ópera y supiesen apreciarla. Eso sería un auténtico reto para el futuro, saber apreciar la calidad ya sea en la ópera, música rock o bandas sonoras.

En sus conciertos no faltarán los compositores vascos, ¿cómo vive o siente estas obras un natural de Alicante?

Las siento muy mías. Cada estilo aporta algo nuevo por eso todos los años en las programaciones incluyo música vasca con instrumentos tradicionales porque es un enriquecimiento. La música nos da una gran perspectiva para comprender estilos completamente diferentes. De lo contrario, estaríamos encerrados en un mundo que nos impediría ver el auténtico uso de la música en la cultura contemporánea.