Faltaban cerca de dos horas para que Marijaia volviera a asomarse al balcón del Teatro Arriaga. No obstante, la fiesta ya se había desatado en cada calle, callejuela y cantón del Casco Viejo. La boca de metro de la estación de Zazpikaleak no cesaba de escupir jóvenes, que portaban sendas bolsas de plástico a rebosar de mágicos elíxires con los que poder refrescarse en la tórrida tarde estival.

Y es que este sábado los mercurios han llegado a superar los 30 grados en Bilbao, aunque nadie ha parecido advertirlo. La capital vizcaina se ha echado a la calle para inaugurar la 43 edición de Aste Nagusia. 

Cuando el reloj todavía no había marcado las seis de la tarde, la plazuela que aloja la casa de la comedia y la tragedia ya estaba a rebosar de almas, sedientas de fiesta. “Para nosotros Aste Nagusia es una cita muy especial. Somos de esta ciudad y la vivimos mucho, especialmente el primer día”, ha asegurado Borja Iglesias.

Una mexicana más bilbaina que cualquiera

El joven ha acudido a recibir a la indiscutible reina de las fiestas junto a sus íntimas amigas, Lupita Solar y Brenda Cayo. Lupita es mexicana, pero se siente tan bilbaina como los nacidos en la villa. “Para mí Aste Nagusia es increible. Llevo siete años viviendo aquí y me parece muy bonito ver cómo aprecian tanto sus fiestas, su cultura, la música... Me encanta”, ha aseverado.

Álex Asero también nació lejos de El Botxo, en Colombia. Pero, Como Lupita, es un auténtico enamorado de Aste Nagusia y un fiel acólito de Marijaia. Por eso, no ha querido perderse su 'debut' y, además, se ha llevado a sus suegros con él. César Martínez y Marta Gómez han aterrizado en La Paloma hace escasas horas.

“Es la primera vez que van a vivir las fiestas de Bilbao, y me hace mucha ilusión que estén aquí”, ha asegurado Álex. “Las fiestas populares en Colombia son muy alegres, muy coloridas. Por lo que hemos oído de Álex, nos van a enamorar”, ha apostillado Laura, que asegura tener muchas ganas de zambullirse en la cultura local y, por supuesto, de divertirse. 

Fanfarrias, potes y cuadrillas: el Casco Viejo se da un baño de masas

Mientras algunos cogían sitio en el Arriaga para ver a Marijaia desde el mejor ángulo, otros se afanaban en despertar a las siete calles de su letargo. En las calles del casco histórico bilbaino no cabía un alfiler. Sus fachadas retumbaban con la música de las fanfarrias.

Desde allí llegaron a la plaza del teatro una peculiar cuadrilla, los Gaueko Jaunak, respirando fiesta y algarabía. “Venimos desde Sopela para gozar de las fiestas de la ciudad más importante de Euskal Herria, ha vociferado Osertz Martín –en aquel momento la plaza era un corral en el que cientos de personas cacareaban–, orgulloso. “Es una fiesta muy especial para nosotros, llevamos esperándola todo el verano", ha añadido Ander Aguirre. 

El amor por Marijaia se siente más allá del Ebro

A su lado otro grupo de jóvenes se encontraba mezclando vino y refresco de cola para, seguramente, preparar un kalimotxo con el que lubricarse el gaznate. Estaba formado por Temo Tuduri, Unai Pérez, Mónica Gracia, Martín Vergara, Marcos García, Jon Castro y Ohiana Núñez. De todos ellos, tan solo Telmo y Unai eran de Bilbao. El resto, provenía de Madrid, Donostia, Zaragoza y Burgos. No obstante, para la mayoría ésta no es su primera Aste Nagusia: “Yo he venido mucho más que los bilbainos”, ha presumido Marcos, burgalés de pura cepa. 

En el transcurso de los instantes previos al simbólico estruendo se podía apreciar a varios bilbaínos cumpliendo el diligente papel de embajadores y, como buen anfitrión, dando a conocer la ciudad y las fiestas a quienes han decido hacerlo siguiendo el calendario festivo . 

Es el caso de Leire Ruiz, quien capitaneaba un grupo inmenso de compañeros de trabajo. “Somos colegas del trabajo y tenía muchas ganas de acompañarlos por primera vez”. La bilbaina ha ido con sus amigos. “Son de México, Colombia, Venezuela, Paraguay y Ucrania, pero estando aquí demuestran un espíritu más bilbaíno que el antiguo arco de San Mamés”, ha opinado.

El baño de huevo y harina: ¿guarrada o tradición? Bilbao opina

En cuanto a la sucia costumbre de embadurnar la celebración con harina y huevos las opiniones eran dispares. “Nosotros preferimos mantenernos intactos y salvaguardar la indumentaria para la noche”, ha confesado Unai Bravo, quien no esperaba retornar a su domicilio hasta pasadas las ocho de la mañana.

Los jóvenes prevén vivir una jornada sin descanso. “Ni siquiera pararemos para ver el partido del Athletic. Hoy no toca seguirlo. La auténtica protagonista es Marijaia”, han apuntado. Pringados de huevos y harina, vestidos para día de partido o limpios y radiantes, todos han recibido a Marijaia con ilusión. Es el día.