Y Bilbao cantó a Marijaia... ¿He dicho cantar? Más bien se desgañitó, gritó y saltó de alegría. La pregonera, Aiora Renteria, solista de Zea Mays, versioneó su Negua joan da ta para dar comienzo a una semana de fiesta sinfín con un pregón que primero sorprendió y terminó haciendo bailar a propios y extraños, enchido de orgullo bilbaino, exaltación a la diversidad y al cuarto arte, homenaje a las comparsas, a ratos picante, llamada al respeto, toda una oda a llenar la calle. Con permiso de Kepa Junkera, ha nacido un hit, memorícenlo: Bilboko jaietan...Y cuando el txupin lanzado por Izaskun Pinedo cruzó el cielo, y esa figura rechoncha y sonriente se asomó al balcón, todos lo tuvieron claro. Aste Nagusia ha llegado para disfrutar. Toca darlo todo.

Lo cantaban Zea Mays en su tonada original y no hacía falta jurarlo. El bochornazo con el que Bilbao dio inicio a sus fiestas dejaba claro que el invierno había pasado. Pero nada frenó a las miles de personas que, un año más, se desplegaron por El Arenal y sus calles adyacentes –subidos incluso al techo de la churrería– para recibir como se merece a la reina de las fiestas. Sorprendió Aiora con su pregón; pocos recordaban otro discurso en clave musical desde aquel Egun da Santi Mamiña de Kirmen Uribe en 2011 o el Bilbao Bilbao que entonó, entre verso y verso, Gurutze Beitia cuatro años después.

Comenzó su pregón con un abrazo dirigido a todos los asistentes –“buenas tarde bilbainos, hola Bizkaia querida”– y quiso dejar claro que no hay mejor sueño que poder cantar desde ese balcón. Tiró de orgullo bilbaino para recordar la procedencia de los cuatro componentes del grupo –Santutxu, Irala y Rekalde–, tuvo una mención para sus padres, alabó la labor de las comparsas –“sin ellas no habría Aste Nagusia”–, barrió para casa para ensalzar la música que se programa en fiestas –“ahí seguiremos mil años más”– y solo recurrió al castellano para insistir en que agresiones sexuales, ninguna. “Tú ya sabes cuándo es no, no te lo tengo que explicar”, advirtió, dando rienda suelta al goce, sea como sea nuestro cuerpo. Pero, sobre todo, dejó claro que las calles ya de todos. “Démoslo todo”, invitó, con una promesa firme. “Baile, comida y bebida; ahí estaremos las tres, Mari, Txupi y yo”. Seguro que no fallan.

Momentos antes, en la recepción en el Teatro Arriaga que precede el txupin, la actriz Itziar Lazkano, pregonera 2022, fue la encargada de cederle la makila que enarbolará durante estos días. Sus sentimientos mezclaban nostalgia y alegría. “Fueron nueve días maravillosos; cada vez que lo recuerdo me sale una sonrisa”, confesaba después del relevo de artista a artista, a la que solo le dio una recomendación: “disfruta”. No en balde, “ser pregonera de Bilbao es un honor y un recuerdo que te llevas para toda la vida”.

RECEPCIÓN MULTITUDINARIA

Fue una recepción multitudinaria, colorida, donde se mezclaron comparseros, políticos, artistas, deportistas y demás representantes de la sociedad bilbaina. Encabezada por el alcalde, Juan Mari Aburto, al que acompañaron representantes del Gobierno vasco –Josu Erkoreka, Olatz Garmendia, Gotzone Sagardui o Pedro Aspiazu, entre otros–, la Diputación de Bizkaia –Amaia Antxustegi y Leixuri Arrizabalaga– y las Juntas Generales –Ana Otadui–, además de varios de los concejales de la corporación municipal, fueron recibidos con el tradicional aurresku. Llegó después el turno del intercambio de atributos –la makila de la pregonera y el lanzatxupines de la txupinera, que reciben de sus predecesoras– y la imposición de pañuelos. Todo ello bajo la atenta mirada de Marijaia que sí, también está presente en el acto antes de asomarse al balcón. Se la vio rechonchona, luciendo palmito como solo ella sabe hacer con su blusa rosa salmón, las lentejuelas rojas del pañuelo que le cubre la cabeza y esa falta morada y verde de este año. Nadie se quedó sin la foto de rigor junto a la reina absoluta de la tarde; el selfie era obligatorio. “Que en fiestas solo hablemos de fiestas”, mostraba su deseo el alcalde, que compitió frente a las objetivos con Marijaia, posando con uno y otro, y colocando decenas de pañuelos. Metro más allá, la actriz Natalia Millán, primeriza en Aste Nagusia pero “enamorada” confesa de Bilbao, prometía disfrutar también de las fiestas entre sesión y sesión de Los chicos del coro.