“Estamos absolutamente conmocionados. En el pueblo no se habla de otro tema esta mañana”, reconocía ayer miércoles a primera hora una vecina de Ambasaguas. En este barrio de Karrantza se vio por última vez a Misael Centeno en la madrugada del sábado al domingo. Después de una búsqueda marcada por las desapacibles condiciones meteorológicas, el martes un particular halló un cadáver en el área limítrofe con Cantabria, ya perteneciente al término de Ramales. Pocas horas después, se acreditó que pertenecía al joven de origen nicaragüense de 31 años, como corroboró a DEIA el Departamento vasco de Seguridad.

En el valle encartado no dan crédito ante el fatal desenlace y no esconden su tristeza. “Al parecer, se había trasladado a vivir aquí hace pocos meses, en verano, y trabajaba en una granja”, añade otro vecino. “No llegué a tratarle en persona”, apunta. Porque Karrantza “abarca una superficie inmensa, y aunque pueda dar la sensación de que el número de población no es muy grande, lo forman cincuenta barrios, y salvo que te muevas asiduamente por los mismos sitios hay mucha gente a la que al final no conoces”. Desde el domingo vienen escuchando que “hacía bastante vida con la comunidad latinoamericana” asentada en la localidad, que vive lo sucedido con preocupación y dolor.

Sobre las circunstancias en las que ha podido producirse la tragedia, en estas horas transcurridas desde que se confirmara la identidad de los restos, “se están escuchando muchas cosas”, por lo que prefieren no dar pábulo a los rumores y aguardar los resultados de la investigación. Sin duda, “estamos ante un tema muy delicado y corresponde a las autoridades el deber de averiguar lo que ha pasado”.

A este respecto, fuentes del departamento vasco de Seguridad se muestran prudentes y, “a la espera de esclarecer” los hechos que rodearon a la desaparición y posterior muerte de Misael Centeno, prefieren no revelar más detalles como, por ejemplo, si el cuerpo presentaba signos de violencia.

A disposición de la familia

En la misma línea, el alcalde, Raúl Palacio, transmitió “nuestro más sincero pésame a la familia”. “Nos ponemos a su disposición para lo que puedan necesitar”, como ya les trasladaron desde el mismo fin de semana, cuando denunciaron ante la Ertzaintza que no había vuelto a casa. Poco después, sus allegados difundieron una fotografía por las redes sociales junto con el número de teléfono de la comisaría de Balmaseda con el que podían contactar en caso de que se dispusiera de información sobre el paradero del joven.

Las labores de rastreo se centraron en una zona de complicado acceso que linda con Cantabria que sigue el curso del río Karrantza, donde le encontraron sin vida.