Amadou Mactar, hermano mayor de Maguette, la mujer degollada por su marido en 2018 regresa mañana jueves a París después de haber asistido al juicio que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Bizkaia. Mactar mantiene la esperanza de regresar a su casa con el veredicto de culpabilidad por asesinato de su excuñado. Desea poder empezar a cerrar las heridas de dolor que siguen abiertas en su familia: “Hemos sufrido mucho”, dice. Amadeu confiesa que son muchas las noches que pasa en vela pensando en lo que se podría haber hecho para evitar la muerte de su hermana. Sin embargo, reconoce que es consciente de que la vida sigue y que su hermana ya no volverá. Entre tanto dolor le queda la esperanza de ver a sus sobrinas crecer felices, ajenas a todo lo que estos días está siendo noticia en relación al asesinato de su hermana Maguette.

¿Cómo ha vivido el juicio?

—Con mucha tristeza. Ha sido muy duro revivirlo todo de nuevo, pero no queda otra que seguir adelante.

El pasado jueves durante la vista oral sufrió un ataque de ansiedad. Fue duro, ¿no?

—Mucho. Soy humano y después de muchos días de juicio escuchar el audio de mi sobrina después del asesinato de mi hermana me removió por dentro. Exploté, me puse nervioso y no podía controlarme. Necesité sacar ese dolor que tengo dentro; soy padre y convivo con mis sobrinas todos los días. Las estoy viendo crecer y no es justo que les haya pasado esto.

¿Cómo están las pequeñas?

—Bien, hacen una vida normal. Van al colegio, juegan con sus amigos y tienen una vida muy familiar, estable, llena de amor y sin violencia. Tienen ganas de luchar, de seguir adelante...

Nada que ver con la vida que han tenido hasta ahora.

—Nada, esas niñas han estado rodeadas de violencia, de malos tratos... y encima han perdido a su madre y a su padre de golpe. Es una situación injusta que me hace daño.

¿Sus sobrinas preguntan por su madre o por su padre?

—No, por el momento no han preguntado por ellos.

¿Y qué tiene pensado hacer el día que lo hagan?

—Cuando mis sobrinas pregunten por su madre les contaré que su padre la mató.

Les dirá la verdad.

—Sí, soy consciente de que será duro, pero no les vamos a ocultar la verdad. Las sentaré y les diré lo que realmente pasó en aquella casa en la que vivían. Tienen que saber la verdad. Nos estamos preparando para ese día.

¿Cómo ha visto a su excuñado?

—(Resopla). (Se hace un silencio). Prefiero no hablar de él porque para mí no es humano. Creo que una persona no puede hacer daño como él ha hecho y vivir sin arrepentimiento.

¿No ha visto arrepentimiento en él?

—No, ni un ápice de arrepentimiento. Ha reconocido que mató a mi hermana pero él se presenta como la víctima en todo momento.

¿Eso le ha molestado?

—Mucho. La víctima no es él, fue mi hermana, que no nos intente engañar. Ha dado la vuelta a la historia.

¿Cómo era la relación entre Bara y Maguette?

—Complicada. Maguette sufrió mucho. Mi madre quiso sacarla de Bilbao, pero mi hermana no quería abandonar a sus hijas. Mi excuñado era un cautivador, que sabía cómo engañar a la gente para que todo el mundo pensase que no había problemas.

Maguette tuvo mala suerte.

—Muy mala suerte. No se le escuchó lo suficiente.

Pide justicia.

—Pido la verdad para hacer justicia. Sin la verdad es difícil curar heridas. Además, me gustaría que su muerte sirviese para dar voz a otras mujeres que pudieran estar en su misma situación.

¿Qué le diría a Bara si le tuviese delante?

—Solo le preguntaría una cosa: ¿Por qué?

Espera que Bara pague lo que hizo.

—Confio en que todo el peso de la justicia caiga sobre él.

“En mi excuñado no he visto un ápice de arrepentimiento durante todo el juicio; no es humano”

“Maguette sufrió mucho; Bara era un cautivador que sabía engañar a todo el mundo y hacía ver que todo iba bien entre ellos”