donostia - Encontrar a los dos trabajadores desaparecidos es la misión prioritaria, pero paralelamente se acomete otra tarea titánica como es restablecer la circulación en la AP-8, la principal arteria viaria de Euskadi sepultada el jueves por medio millón de metros cúbicos de residuos industriales, entre ellos amianto. La imagen ayer era bien distinta al muro de tierra y arboleda que obligó a cortar la autopista y la carretera N-634 a la altura de Zaldibar, lo que requirió un enorme esfuerzo para habilitar la vía parcialmente. "No estábamos frente a un talud al uso. No era tierra lo que cubría la carretera. Se desplomaron cantidades ingentes de residuos de vertedero que había que retirar sin mayor dilación".

Ekaitz Beitia, responsable de la empresa constructora Bycam Servicios, Edificios e Infraestructuras, fue de los primeros en llegar el jueves al tramo del desprendimiento en la autopista AP-8. Tuvo conocimiento del siniestro a través de los medios de comunicación y se puso de inmediato en contacto con Interbiak. La gravedad de los hechos exigía actuar sin dilación y no tardó en llegar a la localidad vizcaina. "Acordamos llevar a la zona de actuación los recursos de que disponíamos lo más rápido posible", explicó ayer, después de una frenética velada en la que los operarios actuaron sin descanso.

La Diputación Foral de Bizkaia envió a 45 trabajadores y maquinaria pesada para retirar cuanto antes el material que invadió la autopista. Intervinieron varias empresas. Bycam, constructora perteneciente al grupo Moyúa, movilizó tres de las seis retroexcavadoras empleadas durante toda la madrugada del ayer. Además, se utilizó una pala cargadora, doce camiones bañeras y otros cinco dumpers de tres ejes. También se desplazó un tráiler con pinza para retirar el arbolado, se instaló una torre de iluminación, intervinieron barredoras, máquinas baldeadoras para limpiar la carretera y un equipo de tala y retirada de arbolado integrado por seis profesionales. Semejante despliegue de medios da cuenta de las dimensiones del desprendimiento.

No había tiempo que perder. Fueron momentos de gran tensión. Los operarios llegaron al lugar de los hechos hacia las 18.30 horas del jueves, después de sortear peajes y colarse como pudieron entre el enorme atasco circulatorio.

Gabinete de crisis Una vez creado el gabinete de crisis se dio la orden de desescombrar. El problema no era tanto cargar el material como saber dónde llevarlo. Se habilitó para ello una antigua cantera próxima como lugar de acopio provisional. "Urgía actuar lo antes posible para rehabilitar la autopista". La maquinaria llegó de manera escalonada. Beitia y su equipo trabajaron durante toda la noche sin descanso, solo interrumpido por el hallazgo de amianto, que les obligó a parar de 1.30 a 3.00 de la madrugada de ayer.

El responsable de la empresa comenzó a trabajar sobre el terreno a las 19.30 horas y no abandonó el lugar hasta las 7.00 horas de ayer, minutos antes de reabrir al tráfico la AP-8, tras despejar los carriles en dirección a Bilbao y hacer un baipás para permitir la circulación.

Llegó a casa, desayunó, llevó a su hija a la ikastola y volvió al trabajo. "Esto no ha acabado. Se ha reabierto el tráfico de manera provisional, pero hay varias opciones que están sobre la mesa porque la carretera no está en su servicio total", dijo, después de diez horas de trabajo que le convirtieron en testigo de excepción. "Lo que más me llamó la atención al llegar fue comprobar que lo que cubría la carretera no era material de un deslizamiento de un talud normal. En otros casos vemos tierra, pero en Zaldibar lo que había sobre la autopista eran residuos de un vertedero".

El responsable estaba tan metido de lleno en las tareas de desescombro que no tuvo una visión de lo ocurrido en toda su dimensión. "Es como si en un volcán estás junto a la lava, sabiendo que el problema lo origina el cráter. En este caso, el vertedero". Fueron técnicos de su empresa quienes subieron a la loma y pudieron comprobar el destrozo medioambiental, con un desprendimiento que se llevó todo el arbolado que encontró a su paso.

La coordinación de emergencias del Gobierno vasco les comunicó que las personas desaparecidas no fueron arrastradas hasta la carretera, por lo que se centraron en retirar el material desprendido.