Bilbao - Al cierre de esta edición los equipos de rescate del 112 seguían buscando a dos personas desaparecidas que podían haber sido atrapadas por la gran lengua de tierra, vertidos y árboles que se precipitó ayer por una ladera en el término municipal de Zaldibar y que, literalmente, enterró toda la autopista AP-8 y parte de la nueva variante de Ermua.

Un deslizamiento espectacular que, según fuentes de la Diputación Foral, movió unos 500.000 metros cúbicos de tierra, de los cuales entre 3.000 y 4.000 se desparramaron por la autopista, ocupando una superficie de treinta metros de ancho, entrando otros 35 metros en la autopista, ocupándola en su integridad y buena parte de la variante. La altura del terreno desprendido superaba los cinco metros.

El desprendimiento ocurrió poco antes de las 16.00 horas en la parte derecha de la vía rápida en dirección a Donostia, a unos cien metros de donde se encontraba anteriormente el peaje y el acceso a Ermua. A esa hora y sin previo aviso una especie de glaciar de color tierra se precipitó a lo largo de unos 250 metros lineales de ladera. Según indicaron fuentes forales no fue un desprendimiento natural al uso, como el ocurrido en febrero del año pasado en Larrabetzu.

En este caso el material que se precipitó, arrastrando consigo toda la parte de bosque que linda con la autopista y unos cuantos metros del terreno sobre el que se asentaba, fue la parte baja del vertedero ubicado por arriba. Unas instalaciones gestionadas por la empresa Verter Recycling 2002, que trabaja con residuos no peligrosos que componen la mayoría del material que ocupó la autopista.

Las imágenes, según los conductores que vieron obstaculizado su tránsito por la autopista, eran espectaculares, con árboles enteros encima de la tierra y una alta muralla que cerraba el paso a los vehículos en los dos sentidos de la circulación.

Un tráfico que la Ertzaintza tuvo que regular, sacándolo de la AP-8 en el peaje de Durango, en dirección a Donostia, y en el de Ermua, en sentido Bilbao, con las consiguientes retenciones en las vías alternativas ocupadas por los vehículos.

También, y por prevención, el dispositivo desplegado evacuó a las personas que se encontraban en ese momento en los dos caseríos ubicados por debajo de la variante de Ermua, que fueron testigos del deslizamiento y sobre todo del sonoro ruido originado.

Por arriba, un helicóptero de la Er-tzaintza sobrevolaba la zona para tener una vista aérea de la magnitud del movimiento, mientras a pie de escombrera las imágenes colgadas en las redes sociales por la Policía Vasca y los equipos de auxilio mostraban un panorama desolador. Varios drones también aportaron más imágenes de la superficie removida en el desprendimiento.

Lo que los técnicos sí comprobaron, afortunadamente, es que el corrimiento en su recorrido no atrapó a ningún vehículo en una hora de la tarde en la que el tráfico, tanto por la autopista como por la variante de Ermua, es abundante.

La búsqueda por parte de los equipos de rescate coordinados por el 112 y la dirección de Atención de Emergencias se centró en la parte superior del deslizamiento, donde los perros del dispositivo desplegado detectaron varias zonas donde podía haber presencia humana.

Primero con la luz del día y después con grupos electrógenos y potentes focos, tanto los bomberos de la Diputación como componentes del equipo de rescate de montaña de la Ertzaintza se turnaron con picos y palas para buscar en la zona donde podrían estar los dos empleados. Según pudo saber este periódico, los dos desaparecidos podrían ser un operario que trabajaba para el vertedero en labores de movimiento de tierras con una excavadora y el empleado de Verter Recycling que habitualmente se ocupa del control de la báscula donde los camiones que llegan al vertedero son pesados para determinar, tras su descarga, cuántas toneladas de material depositan en las instalaciones.

Limpieza de la AP-8 y la variante Tras asegurar que tanto la zona de la autopista como en la N-634 se encontraban libres de posibles víctimas, la Diputación inició las labores de limpieza sobre las 19.30 horas. Los trabajos comenzaron con la retirada del material que ocupaba parte de la calzada de la variante para después pasar a la calzada en sentido Bilbao de la AP-8. El objetivo que perseguía la Diputación era liberar para primera hora de esta mañana ambas vías y abrirlas al tráfico. La intención era que los dos carriles en dirección a la capital vizcaina fueran utilizados por ambos sentidos del tráfico en un baipás que permitiera normalizar la circulación. La Diputación y la empresa foral Interbiak, la gestora de la autopista, desplegaron para esta labor cincuenta operarios que trabajaron toda la noche con la ayuda de seis excavadoras y once camiones.

El propósito foral es continuar hoy con la retirada de los escombros en la calzada en dirección a Donostia, aunque antes tienen que hacer una labor de investigación. Los técnicos tienen que asegurar que esa operación no provocará nuevos deslizamientos del vertedero, ya que es posible que los restos depositados en la zona más cercana a la ladera pueden hacer de tope e impedir que caigan más vertidos. Un nuevo análisis que se realizará hoy determinará este extremo.