“Florida tiene la oportunidad de resolver el caso de una vez”

El caso de Pablo Ibar, el hispano-estadounidense de origen vasco que fue condenado por un triple asesinato en Florida, ha cumplido esta semana 31 años desde que se cometiera el crimen. Un aniversario que coincide con la presentación, por parte de la defensa del acusado, de una moción ante los tribunales donde se pide la repetición del juicio puesto que tiene la declaración jurada de un testigo que dice haber identificado a los dos supuestos autores de Los crímenes de Miramar.

¿Quién es este testigo?

En primer lugar, no podemos nombrarlo, en parte por petición suya expresa, porque teme por su seguridad, lógicamente. Además, hay que tener en cuenta que esta persona también formaba parte del mundo de la delincuencia de los años 90 en Florida que, de hecho, coincidió –siendo él partícipe– en un allanamiento de morada con otros dos individuos que durante ese allanamiento le comentan que ellos habían sido los perpetradores del triple asesinato en Miramar (Florida). 

Este testigo tiene un largo historial de delincuencia, bastante abultado, al igual que los dos denunciados, de tal forma que los tres han entrado y salido de la cárcel en varias ocasiones. 

¿Por qué tarda 31 años en declarar?

Vamos por partes. Él pertenecía al “mundo de la delincuencia”. Delincuencia, casi siempre, relacionada con tráfico de drogas, que en Florida en los años 90 era algo bastante endémico. Así, posteriormente al triple asesinato, él es detenido por el FBI, cumple condena y se reinserta. Pero se reinserta en un tercer país, ni en España ni en Estados Unidos. Lleva ahí una vida normal, con su trabajo… Además, hay que tener en cuenta que el caso de Ibar es muy mediatizado aquí; en Estados Unidos la cobertura de este tipo de casos es bastante menor, no destaca especialmente sobre otras cosas; y en este tercer país donde él está, desde hace ya bastantes años, la cobertura es cero al ser un caso que realmente no tiene nada que ver con ese país. Entonces –por pura coincidencia–, él se entera en un medio de comunicación que no especifica, de que el Tribunal de Apelaciones del Cuarto Distrito Judicial de Florida rechaza nuestra apelación contra el veredicto de culpable y la condena a cadena perpetua de la última repetición de juicio que ha habido en el caso. Y se pone en contacto, no con los abogados, sino con la asociación a través de redes sociales, desde donde se puso la información en manos de Joe Nascimento, que era el abogado en aquel momento. Y éste inicia una serie de investigaciones con la investigadora privada con la que suele trabajar y se hacen una serie de comprobaciones.

¿En qué consisten las comprobaciones?

La primera de ellas es asegurar que en el momento de los hechos los denunciados no estén encarcelados. Y efectivamente no lo están. Luego se hacen una serie de investigaciones más. Incluso en redes sociales se pudo ver que uno de los denunciados tiene una foto suya de los años 90. Y el parecido con ese rostro del vídeo –insisto– de muy poquita resolución, fuertes contrastes lumínicos… Si Pablo se parece, a mí, mirándolo lo más fría y objetivamente que puedo, me parece que esta persona se parece más. 

Lo siguiente fue conseguir las dos declaraciones juradas del testigo. La primera con los hechos y la segunda solicitando el secreto del sumario respecto a su identidad. Así, una vez que hemos entregado eso es cuando lo hemos hecho público, aunque todo este proceso han sido meses.

¿Se comprueba también si la policía tiene un perfil de estos dos acusados?

El caso es que cuando tú ingresas en la cárcel en Florida, se te toman los perfiles de ADN siempre. Estés ingresado por el tipo de delito que sea. No tiene por qué ser un delito de asesinato, puede ser por cualquier cosa.

Entonces, ¿se buscará cotejar estos perfiles con las pruebas de ADN que figuren en el caso?

Si recordamos, en el caso de Pablo, en el lugar de los hechos se recoge una camiseta con la que el perpetrador en los vídeos se limpia el sudor. Y lógicamente, pensarás que, si es Pablo, esa camiseta estará repleta de su ADN. No es el caso. La camiseta está llena del ADN de cinco personas. Las tres víctimas y dos sujetos masculinos no identificados cuyo ADN, además, no coincide para nada con el de Pablo. 

Así, en cada paso procesal, en una apelación, en una repetición de juicio… En cada uno de esos pasos se hace un análisis nuevo de ADN de la camiseta. Y en este último análisis antes de la repetición del juicio en 2018, encuentran una motita mínima, microscópica, que tiene coincidencia parcial –que no total– con el ADN de Pablo. Nosotros hemos enseñado ese perfil a expertos tanto del otro lado del charco como de aquí y todos nos han dicho que eso tiene toda la morfología de ser una contaminación no necesariamente intencionada, porque en los años 90 la ciencia del ADN estaba en pañales aún y no era lo habitual meter cada prenda en una bolsa de plástico, aislarla... De tal forma que, cuando Pablo es detenido, lógicamente también analizaron su ADN, le confiscaron ropa y todo se juntó en una caja de cartón. De ahí el posible origen de ese ADN. Pero está claro que la cadena de custodia está totalmente viciada. 

De cualquier manera, de quien más ADN hay es del sujeto masculino número uno al que llaman “Desconocido 1” y por el que, en todos estos años, el Estado de Florida no ha levantado un dedo por comparar el ADN de esa camiseta, de ese “Desconocido 1”, con sus ficheros de ADN. A pesar de que, en todas las apelaciones, se ha solicitado ese cotejo y no se ha hecho. Ahora el Estado de Florida tiene toda la oportunidad de hacerlo para intentar resolver el caso de una vez.

¿Cuánto tiempo durará este procedimiento?

El sistema judicial de Florida es bastante distinto al de aquí. Para empezar, se basa más en precedentes que en leyes. Contrariamente a España. Entre otras diferencias también importantes, aquí el juez, el fiscal, el jefe de policía… son funcionarios; allí son electos. Otra diferencia es que tú tienes plazos con la justicia allí, pero ellos contigo no los tienen. Con lo cual, no podemos hablar de un plazo de X meses o días para que el tribunal responda, porque no lo hay. Sin embargo, en la experiencia de Daniel Tibbitt, el actual abogado de Pablo, que es especialista en este tipo de apelaciones, nos dice que él espera que haya una respuesta en cualquier momento entre mañana mismo y dentro de seis meses. Pero eso, insisto, basado en su experiencia.

En términos económicos, ¿cuánto supone esta nueva fase?

En total el presupuesto para el abogado actual es de 120 mil dólares. En parte por el trabajo que ya ha hecho y por el que le queda por venir de lo relativo a esta moción.

¿Cómo reciben Pablo y su familia esta noticia?

Esto ha sido una auténtica montaña rusa de 31 años. Tanto para el propio Pablo como para la familia y allegados. Hay momentos de mucha esperanza. Incluso, a veces, optimismo.

Por ejemplo, cuando el Tribunal Supremo de Florida en 2016 anula la condena a muerte de Pablo y la declaración de culpabilidad por estimar que había sido condenado con pruebas “escasas y débiles”, te sube la moral. Y luego, ese tribunal, con ese jurado, con ese juez… declara culpable a Pablo y lo condena a la perpetua con exactamente las mismas pruebas “escasas y débiles”... Eso supone un mazazo. De ese punto alto de optimismo y esperanza bajas a la profundidad más negra de la depresión. Así que, con toda esa experiencia –porque altibajos de estos ha habido varios durante todo el proceso– estamos, tanto Pablo como la familia y allegados, esperanzados pero a su vez cautos.