El grupo de investigación MikroIker de la UPV/EHU demostró recientemente que la diversidad y distribución de bacterias y arqueas en los manantiales del Valle Salado de Añana permite identificar diferentes recorridos del agua en el subsuelo, lo que supone un importante avance para entender los flujos hidrogeológicos de una de las salinas continentales mejor conservadas de Europa.

Gracias a técnicas moleculares como la secuenciación de ADN, los investigadores detectaron diferencias significativas entre las comunidades microbianas de aguas muy salobres –con hasta 200 gramos de sal por litro– y salobres –alrededor de 20 gramos por litro–. En las primeras predominan las arqueas, organismos acostumbrados a entornos extremos, mientras que en las segundas se observa una mayor diversidad.

“Además de conocer qué microorganismos hay en el agua, queríamos saber si se podía establecer una relación entre los niveles de salinidad y la composición microbiana. Y sí, hay diferencias muy claras”, explica Ilargi Martínez Ballesteros, investigadora de MikroIker. El estudio refuerza así los resultados obtenidos por el grupo HGI de la UPV/EHU en sus trabajos sobre la hidrogeología de la zona.

Uno de los ejemplos más sorprendentes es el de los manantiales El Pico y El Pico Dulce, situados a tan solo dos metros de distancia pero con aguas de distinta composición química y microbiológica. “No hay conexión entre ellos en el subsuelo, lo que sugiere recorridos subterráneos muy diferentes”, señala la investigadora.

La clave está en la interacción del agua con la halita, o sal gema, presente bajo el valle. Dependiendo de la profundidad desde la que aflora y el tiempo de contacto con este mineral, el agua adquiere una mayor o menor salinidad. Estas variaciones quedan registradas en las comunidades microbianas, convirtiéndolas en valiosos bioindicadores. Además de identificar estos patrones, el grupo ha descubierto dos nuevas especies de microorganismos en Añana y trabaja actualmente en su caracterización en laboratorio.