Los efectos perjudiciales en la salud que provoca la sensación de soledad, así como las consecuencias económicas, tanto en el sistema sanitario como en el mercado de trabajo, suponen un coste total de hasta 15.000 millones al año para las arcas estatales. Este hecho provoca que las administraciones públicas estén especialmente preocupadas en analizar el fenómeno para poder aportar soluciones adecuadas. En ese sentido, Matilde Fernández, presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada de la Fundación ONCE, considera que Euskadi está a la vanguardia de la implementación de políticas contra la soledad no deseada. De hecho, tanto la Diputación Foral de Bizkaia como el Ayuntamiento de Bilbao han anunciado partidas específicas para combatir la soledad no deseada en los presupuestos de 2025.
“Somos seres sociales inmersos en una vorágine tecnológica que ejerce el control, hasta ahora desconocido, de nuestra interacciones sociales que potencian el aislamiento y, por consiguiente, la soledad”, ha declarado Nerea Melgosa, consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico, durante la presentación del Barómetro de la soledad no deseada en el País Vasco en 2024. “Cada persona la vive o la vivimos de una manera. Convirtiendo a esa soledad en un sentimiento irrepetible, encorsetado en la casuística de cada uno”, ha reconocido la consejera, cuyo Departamento promueve Lagunkoia, una iniciativa que tiene como objetivo principal incentivar la participación de las personas mayores y de la ciudadanía en general para la mejora de barrios y entornos en los municipios de Euskadi.
“Estamos ante una realidad que nos llega de una estructura poblacional distinta, de unas redes sociales distintas, de un modo de vivir distinto, ni mejor ni peor”, ha aseverado, por su parte, Teresa Laespada, diputada de Empleo, Cohesión Social e Igualdad, quien ha señalado que este hecho tiene que fomentar un trabajo diferentes. “Estamos ante una realidad a la que le hemos puesto cara y ojos; y creo que le tenemos que poner medidas. De ahí la importancia de un observatorio”, ha apuntado la diputada, en relación a la implementación de políticas públicas.
De hecho, la Diputación anunció hace apenas unos días su intención de liderar, en 2025, una estrategia conjunta con las entidades locales, mancomunidades y municipios, para hacer frente al aislamiento social. Laespada ha hecho alusión a la iniciativa BizkaiSare 2030, con la que pretenden acompañar a los 113 municipios que tiene Bizkaia. “Cuando se quedan personas solas en lugares aislados, hay muchas posibilidades de que hablemos de soledad no deseada”, ha manifestado la diputada de Empleo, Cohesión Social e Igualdad.
Uno de los consistorios que recibirá asistencia será el de Bilbao. Sin embargo, la capital vizcaina ya cuenta con recursos para poder abordar sus propias políticas. Es el caso de programas como Mirada Activa, que posibilita a los bilbainos su participación desinteresada en la detección de situaciones de personas mayores que vivan solas o se encuentren aisladas. Además, el Consistorio pretende atender la soledad no deseada en 2025 con 38.000 euros destinados a programas para su prevención y otros 52.000 dirigidos a una escuela de prevención de soledad no deseada. Ambas son partidas que aparecen por vez primera en el presupuesto del área de Acción Social.
“El cambio en el modelo familiar, la pérdida de las redes de apoyo, la transformación de nuestra forma de relacionarnos, el auge de las redes sociales, las nuevas expectativas en las relaciones, la baja autoestima... son algunos de los factores que nos predisponen a una mayor vulnerabilidad ante uno de los mayores desafíos actuales y futuros”, ha expresado al respecto Juan Ibarretxe, concejal de Acción Social, quien ha considerado que “existen tantas soledades como porqués generadores”. Por ello, asevera que medir esa soledad, “se convierte en un desafío importantísimo y difícil de establecer cifras exactas”.