Tres de cada cuatro niños y adolescentes (75%) se ha visto envuelto en una situación de violencia sexual a través de dispositivos electrónicos. Así lo refleja el estudio Violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital, elaborado por la Fundación Mutua Madrileña, con la colaboración del Equipo Mujer-Menor (EMUME) de la Guardia Civil entre febrero y mayo de 2024 con la participación de 3.000 padres e hijos.

Las formas de agresión más frecuentes a través de pantallas son recibir imágenes con contenido sexual sin haberlas solicitado (43% de los casos), recibir mensajes insistentes para quedar o buscar una relación (42%), ser objeto de comentarios sexuales no solicitados (40%) o acceder involuntariamente a contenidos pornográficos (39,6%).

Menos frecuente, pero con mayor impacto en la vida de los menores de edad, son otras situaciones de violencia sexual digital que tienen que ver con la vulneración de la intimidad y la imagen, y que incluyen situaciones diversas, como la presión para enviar contenido sexual personal (24% de los encuestados), ser espiado o controlado por pareja/expareja u otra persona (23%), el chantaje con difundir contenido sexual (18%), el reenvío de contenido sexual personal sin consentimiento (15%) y la creación de imágenes con Inteligencia Artificial (IA) para mostrar a la persona menor de edad desnuda (13%).

Según el estudio, las situaciones de violencia sexual digital suceden en mayor medida en la primera adolescencia, concretamente entre los 13,5 y los 15 años, con una incidencia superior en mujeres (53%), aunque no a tanta distancia de los hombres (47%). A pesar del sufrimiento ocasionado, la investigación concluye que casi uno de cada tres afectados no lo compartió con nadie.

La teniente coronel de la Guardia Civil María Dolores Gimeno ha aconsejado a los menores que si están siendo víctima de un delito, acudan a una persona referente de confianza y, posteriormente, a la Guardia Civil, que está “para poner los medios para que esto se termine”. También ha pedido a los menores víctimas que no borren las evidencias digitales de cualquier tipo de delito “por vergüenza o miedo”: “Es muy importante que mantengan la evidencia hasta el momento de la denuncia”.

Por último, ha pedido a los menores que cuando les llegue contenido inadecuado “nunca jamás lo reenvíen o hagan difusión porque se convierten también en culpables”.

En los centros educativos, ha defendido que los profesores sean “los influencers” para crear hábitos saludables en los alumnos. “Desde los colegios pueden ayudar a padres y madres a través de talleres y enseñarles cuestiones para paliar los efectos negativos de un mal uso de la tecnología en los menores”, ha comentado.

En este contexto, ha hecho hincapié en que los colegios contribuyan a que los alumnos tengan la información necesaria para saber cómo actuar ante cualquier circunstancia que acontezca en el ámbito digital y que se incluyan en las materias módulos sobre seguridad y prevención online en la programación escolar.

En breve

Gran impacto. Cuatro de cada diez adolescentes que experimentaron situaciones como el chantaje califican el impacto en su vida como grande o muy grande. Y un 30% de ellos necesitó acudir al psicólogo.

Perfil del agresor. En la mayor parte de los casos (52,2%) el agresor en violencia sexual digital es conocido de la víctima y pertenece a su entorno. Pueden ser amigos, pareja, expareja, conocidos, compañeros de estudio u otras actividades y familiares. Los desconocidos suponen en torno al 19% de los agresores.