Dar plantón al médico es mucho más frecuente de lo que parece. Anualmente se pierden más de doce millones de citas médicas en el Estado español. “Hay entre un 8% y un 10% de ocasiones en las que los pacientes no acuden a las consultas”, aseguran fuentes sanitarias. Solo en Nafarroa, Osasunbidea cifró esta semana en 15.000 las citas perdidas en tres meses. Así las cosas, ya está en el aire la penalización por hacer pira. Y en algunos lugares se estudian fórmulas para responsabilizar a los usuarios de la sanidad, y concienciarles de que sean solidarios para que su hueco pueda ser ocupado por otro paciente.

El cobro de sanciones por inasistencia a las citas médicas programadas también reabre el debate sobre el mal uso de la sanidad y ha sido puesto sobre la mesa hace pocos días por el primer ministro francés, Gabriel Attal. Francia plantea así sancionar a partir de 2025 con cinco euros a aquellos ciudadanos que no cancelen la cita médica a la que no pueden acudir con una antelación de, mínimo, veinticuatro horas.

Pero mucho más cerca, en Nafarroa, el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea ha implantado en todos los centros una nueva normativa para la gestión de listas de espera en la que se establece que aquellos pacientes que cancelen dos veces su cita sin justificación o no acudan saldrán del registro y perderán el derecho de garantías. Es decir castigará también el absentismo, pero no con una penalización económica sino sacándoles del registro. Se trata de la primera comunidad autónoma en adoptar una medida tan severa.

La ministra de Sanidad, Mónica García, rechaza, sin embargo, acciones como las que plantea instaurar Francia, y aboga por “hacer pedagogía”. También la Asociación Española de Consumidores (AEC) ha alzado su voz rechazando la posibilidad de aplicar dichas sanciones. En este sentido, este colectivo resalta la demora en la asignación de citas como una causa principal para las ausencias a las mismas. Y recuerda que reservar una visita con un especialista exige mucha paciencia.

Opiniones divididas

Los usuarios están divididos sobre si es necesario tocar el bolsillo para que el paciente sea responsable. Desde la capital vizcaina, Jon piensa que “igual que llamas para pedir cita, puedes llamar o meterte en internet para cancelarla”. “Lo mínimo es avisar y cancelar para que otra persona pueda utilizar esa hora”. Olatz, sin embargo, no lo tiene nada claro y considera que “el castigo no es el mejor modelo para que la gente responda”. “Igual también habría entonces que compensar a los pacientes que están en la lista de espera más del tiempo máximo”, asegura. Los dos creen, sin embargo, que el hecho de que el paciente cancele las citas “no solucionaría el problema de las largas listas de espera en la sanidad pública”.

Los médicos tampoco mantienen una opinión unánime. “Como médico me parece razonable y mejoraría las condiciones de trabajo, eficiencia y agilidad de los servicios sanitarios”, dice alguno. Pero los facultativos no solo se quejan de las inasistencias sino de que los ciudadanos protestan a diario de las dificultades que tienen para concertar una cita con su médico y, sin embargo, buena parte de ellos llega tarde. “No entiendo por qué la gente llega 20 minutos antes al cine, pero 20 minutos tarde al médico”, se queja uno en privado.

La filosofía de si no vas, paga, parece haber calado ya en el país galo. En una entrevista sobre cómo mejorar la sanidad pública, Attal señaló que esta multa, con la que el Gobierno pretendería “responsabilizar” a los pacientes, podría entrar en vigor el 1 de enero de 2025, siempre y cuando el Parlamento francés lo apruebe. La medida se ejecutará con un cobro en la tarjeta bancaria del paciente, que tendrá que haber dejado sus datos previamente al médico.

Según los datos que manejan dos de los asociaciones del gremio más importantes de Francia, la Academia Nacional de Medicinas y el Consejo Nacional de la Orden de Médicos, cada año en ese país se dilapidan unos 27 millones de citas sanitarias. Y se desaprovechan de la manera más absurda; porque los pacientes dan calabazas sin ninguna razón al facultativo cuando les toca ir, y porque, además, tampoco llaman con antelación para avisar.

El sector calcula que cada semana entre el 6 y 10% de los pacientes acaban dejando colgados a sus médicos, lo que a efectos prácticos se traduce en la pérdida de alrededor de dos horas a la semana “cualquiera que sea la especialidad”.