Pedro Sánchez anunció el domingo la puesta en marcha de una estrategia transversal para trabajar en la protección de los menores en el uso de dispositivos móviles. Un plan que desgrana el Secretario de Estado de Infancia y Juventud, Rubén Pérez Correa.

¿Cuál es el principal objetivo de esta estrategia?

Dar respuesta a los retos en protección de infancia y juventud en el entorno digital que nos han trasladado las ONG, colegios, pediatras y la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Ellos son nativos digitales, no significa protegerles del entorno digital sino de determinados riesgos relacionados con la violencia. El proyecto tiene tres patas: crear un comité para analizar la situación y establecer las bases del proyecto, elaborar una ley integral y desarrollar una nueva herramienta de verificación de edad. 

¿Por qué ahora?

La iniciativa se ha puesto en marcha ahora porque hay un Ministerio que quiere canalizar la preocupación ante el alza de datos de tentativas e ideaciones de suicidio, el consumo de pornografía en menores y el aumento (un 116%) de los delitos sexuales cuyos protagonistas son menores. Ante esto apostamos por una solución con consenso de país. 

Dice que hay más conciencia social pero las cifras siguen al alza.

Porque muchas veces se produce sin el conocimiento de los progenitores. Estamos dejando a los menores solos en el entorno digital y hay muchas casuística. Por ejemplo, muchos de ellos pasan tiempo con sus abuelos que no tienen competencias digitales, les dejan el móvil y no saben poner límites. Tenemos que hacer un pacto intergeneracional para formar a la población en el entorno digital con independencia de su edad. 

¿Cuál es el objetivo del comité de expertos? 

Queremos abarcar todo el entorno digital y para eso requerimos de un comité de 50 expertos cuyo objetivo es analizar cómo debe ser esa legislación que se plantea como ley integral. 

Una de las medidas más urgentes es el control de la pornografía.

Para empezar, no queremos que se abra el debate de si hay porno bueno o malo, porno violento o no, porno feminista o no. Son cuestiones importantes, pero el primer paso es que hay menores que acceden a un contenido sexual que puede ser violento, que puede promover la cosificación de la mujer o que puede suponer la antesala de comportamientos agresivos con respecto a la sexualidad. Es el debate que urge ahora y el que exigen muchos sectores de la sociedad. Del mismo modo que no permitimos que nuestros menores fumen sin debatir si es bueno o no, que no dejamos que beban alcohol sin discutir el nivel de graduación, fuera de otros debates vamos a ser absolutamente beligerantes. Un menor no puede acceder a la pornografía. No puede ser que la edad de acceso al porno sea de 9 a 11 años, que un 25% reconozca que accede de manera habitual, que para 9 de cada 10 es su referencia sexual, su sexualidad la construyen sobre la pornografía. No tienen conocimientos en sus centros educativos o incluso en sus familias, que es de donde deberíamos recibir la mayoría de la información.

A pesar de que se haya puesto el foco en la pornografía, ¿qué otros riesgos se pretenden abordar?

La conversación ha girado en torno a la pornografía, que me parece normal pero la protección en el entorno digital abarca muchos más aspectos. En la anterior legislatura por ejemplo, a través del Ministerio de Consumo, trabajamos en el acceso de los menores al juego y las apuestas on line porque teníamos serios problemas de adiciones. Esto también es un riesgo digital porque hay reclamo y los sistemas de validación de edad no son efectivos.

¿Es posible una herramienta eficaz para comprobar la edad?

Mientras las administraciones y la sociedad nos hemos perdido en otros debates, la Agencia Española de Protección de Datos lleva años trabajando en métodos y desarrollando herramientas. Nuestra idea es que el debate de la viabilidad técnica esté sobre la mesa y haya dudas de como funcione y se pregunte. Francia, por ejemplo, avanzó y han salido problemas técnicos, entendemos que es un proceso de construcción. Donde no hay lugar a ningún debate es que el método actual de preguntar si tiene 18 años o no, es una autentica barbaridad.

¿Cuál es la postura del Ministerio ante las grandes tecnológicas? 

Aquí somos totalmente escrupulosos con nuestras competencias. Como ministerio vamos a defender el interés absoluto de los menores sobre cualquier otro tipo de interés y sobre cuentas de resultados. La AEPD también reclama que muchas veces se formulan multas que le compensa el pago y ese es otro debate ministerial. Hay que cambiar eso porque frente a la protección del menor no hay empresa ni multinacional, por muy sediada que esté en otro país, que pueda vulnerar sus derechos.

¿Van a dar voz a los menores?

Sí, eso es algo esencial. Una de las estrategias que anunció la Ministra Sira Rego son los pactos intergenaracionales para que ellos también participen en informar y en cómo entienden ellos que deberían ser la relaciones digitales. En muchos ayuntamientos vemos los consejos de infancia, en otro países existen mecanismos de participación decisiva de los menores. Van a ser una parte esencial.

Una de las causas más preocupantes del uso excesivo de internet es sus efectos en la salud mental, ¿Qué medidas se contemplan en esta estrategia?

Ojalá fuera una cuestión solo de entorno digital. El problema es que los datos que recibimos de la Fundación Anar, que gestiona el teléfono del menor, dejan evidencias de que ahora hay un gran problema de salud mental, de pensamientos relacionados con el suicidio. Es un problema tan global que estamos trabajando con Sanidad para evaluar los programas de prevención porque lo estamos detectando en edades muy tempranas, es una situación crítica.

Desde el punto de vista digital, ¿cómo se puede controlar esta tendencia?

Hay que hacer políticas preventivas para evitar que puedan generar en ideaciones y tentativas de suicidios. Ya es una causa importantísima de muerte de los jóvenes, cada vez más temprana, y creo que es muy importante también la educación. 

¿Cómo han cambiado las relaciones entre los jóvenes? 

Hay que escucharles para no caer en los clichés que les ponemos. Por ejemplo, sigue la idea de que son todos ninis, a pesar de que es poco más que un 1%, y en cambio los sísís son un 34%. Decimos que ya no juegan en la calle pero hay otros tipos de interacciones en el entorno digital. 

A pesar del cambio, el mal uso de los dispositivos móviles aumenta y, a su vez, el ‘ciberbullying’. 

Sí, además el otro día leí en prensa que cada vez se apoya más al niño que acosa y ahora el aspecto digital puede multiplicar el bullying. Antes podías sufrirlo por parte de uno, dos alumnos o la clase, ahora puede ser todo el colegio o todo el curso con el móvil. Cuando en todas las CCAA se fijaron protocolos contra el acoso, surgió el ciberacoso y ahora hay que desarrollar nuevos protocolos.

Y además ahora nos enfrentamos a la Inteligencia Artificial, que supone una nueva amenaza. 

Hay que evitar el alarmismo pero sí que hay que poner el foco. Los casos de acoso utilizando Inteligencia Artificial han provocado que se multipliquen las denuncias, algo que hay que hacer siempre. Vamos a velar por crear conciencia social sobre los abusos para que nos hagan actuar a todos, sociedad, colegios y Administración.