¿Ser testigo de actos de bondad anima al ser humano a ser más bondadoso? A juicio del psicólogo estadounidense Jonathan Haidt, cuando alguien presencia un acto de inusitada bondad en el que, por ejemplo, una persona ayuda a otra sin esperar nada a cambio, resurge el orgullo por la humanidad y eso le anima a ser más altruista, caritativo, e, incluso, hace que deje a un lado los prejuicios. A estas reacciones ante acciones bondadosas Haidt las denominó elevación moral. Basándose en ello, el investigador en Psicología de la Facultad de Educación de la UPV/EHU, Ion Yarritu, ha demostrado que, además de “promover el comportamiento prosocial, esta elevación moral puede mejorar la percepción que tenemos de los demás”. 

Así lo ha reflejado en un estudio publicado en la revista Journal of positive psychology, en el que refleja que “inducir elevación moral hace que se incurra en menor medida en el sesgo cognitivo y se tenga en cuenta tanto las cualidades de la persona como sus circunstancias a la hora de juzgar su conducta”. “Generalmente tendemos a pensar que los actos de los demás son causa, mayormente, de las cualidades personales de quien realiza dicho acto. Hacemos esto sin atender a las circunstancias contextuales que puedan empujar a la persona a actuar de esta manera”, reflexiona Yarritu.

“Imaginemos que estamos conduciendo y el coche del carril contiguo se nos echa encima, haciendo que tengamos que dar un frenazo, para después acelerar hasta que lo perdemos de vista. En estas circunstancias lo más común es atribuir la arriesgada maniobra a la propia persona, pensando que es un mal conductor y, a menudo, acordándonos de algún familiar de esta”, explica. “Sin embargo, pocas veces o ninguna se nos ocurre pensar que quizás esa persona estaba movida por sus circunstancias, que quizá llevaba de urgencia a alguien al hospital”, añade. Ese fenómeno, indica, se conoce como sesgo de correspondencia, y el hecho de sentir elevación moral, es decir, haber sido testigo de algún acto bondadoso, hace que este se vea reducido. 

Yarritu llegó a esta conclusión tras crear varios grupos de estudio con estudiantes universitarios. A uno de los grupos se le indujo a sentir elevación moral con proyecciones en las que se mostraban actos de bondad, mientras que el resto de grupos se les mostró vídeos sin carga emocional o que produjeran diversión. Posteriormente, comprobó que el sesgo de correspondencia era menor en el grupo en el que se habían mostrado actos bondadosos. 

Según Yarritu, esta investigación “abre la puerta al diseño de intervenciones basadas en la elevación moral, que fomenten una visión del otro más amable para potenciar el comportamiento prosocial”. En este sentido, avanza que tiene previsto dirigir una tesis en la que se diseñará una intervención de estas características para llevar a cabo con adolescentes, “ya que es una etapa adecuada para promover el comportamiento prosocial”. 

El apunte

Un ejemplo. Yarritu explica que cuando estamos conduciendo y otro coche invade nuestro carril con una maniobra arriesgada, la gente tiende a pensar que es un mal conductor, llegando incluso a proferir insultos. Sin embargo, matiza que en el caso de haber sido testigo de un acto bondadoso, tendríamos en cuenta que quizás el conductor temerario esté yendo de forma urgente al hospital.

Objetivo. La intención es diseñar una intervención para llevar a cabo con adolescentes.