Los ciudadanos que viven en comunidades con menor radiación solar, como es el caso de Euskadi, sufren graves afecciones en la piel y en los ojos por exceso de confianza, y por supuesto por la falta de protección ante los rayos UVA. Tanto es así que el 90% ha padecido quemaduras derivadas del sol y solo el 20% afirma protegerse siempre con crema solar.

Estas son algunas de las conclusiones que se extraen de un estudio con más de mil encuestas realizadas para crear una herramienta que asesora al usuario sobre sus necesidades específicas para protegerse de la radiación solar.

Respecto al hecho de que en las zonas con menos horas de sol, como es el caso de la CAV, haya más dolencias provocadas por la radiación solar, la coordinadora del informe, Aurora Torrents, corrobora que “hemos visto cómo en el norte de la península, la prevalencia de problemas visuales es de 22,3%, superando en casi cinco puntos a la media española (17,8%)".

"Creemos que se debe al exceso de confianza de la gente. Al no ver radiar el sol, dejamos de protegernos y terminamos con quemaduras; cuando deberíamos todos saber que, aunque no lo veamos, la radiación del sol nos impacta diariamente”. 

"Más allá del melanoma hay que protegerse siempre porque un buen fotoprotector es nuestro mejor aliado frente al sol"

Julio Maset - Médico

LA TEORÍA LA SABEMOS PERO ¿Y LA PRÁCTICA?

El problema reside en que la teoría se supone que la sabemos todos, pero no se suele llevar a la práctica. Porque es necesario recordar que más allá del melanoma o cáncer de piel, la patología más grave que tiene su origen en el sol, las radiaciones pueden causar todo tipo de lesiones en la piel. Como apunta el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, “las radiaciones solares pueden originar otros tipos de lesiones cutáneas, algunas de ellas también premalignas o malignas, así como reacciones de fotosensibilidad sobre las que existe mucha menos conciencia, pero que debemos conocer”. 

Una de estas lesiones es la queratosis solar, que son unas manchas planas (máculas) y en ocasiones, ligeramente elevadas (pápulas) de diferente color, que en ocasiones se descaman o presentan costra y normalmente menores a un centímetro.

Suelen aparecer en las zonas que han estado expuestas al sol, principalmente en el rostro y también en orejas, labios, cuello, hombros, antebrazos, dorso de las manos, piernas, escote o zonas del cuero cabelludo afectadas por la alopecia.

Otro tipo de mancha que se produce debido a la exposición solar es el cloasma o melasma. Se trata de zonas hiperpigmentadas que aparecen fundamentalmente entre las mujeres, en la cara y de forma simétrica y que están relacionadas con la exposición solar en el embarazo o la toma de hormonas.

Tras el parto o despues de dejar de tomar hormonas desaparecen espontánea y gradualmente. También hay manchas que son reflejo del fotoenvejecimiento como los léntigos solares simples, pequeñas áreas melanocíticas, es decir marrones, ovaladas y planas y de color uniforme.

MÁS DAÑOS EN LOS OJOS

Pero no solo la piel es la gran damnificada del sol. Los ojos son otros de los grandes perjudicados. Y cuanto mayor es el grado de intensidad solar de la zona en la que se reside, mayor es el grado de sensibilidad visual de sus ciudadanos.

“Lo más sorprendente es que una de cada tres personas que padecen afecciones por el sol siguen sin usar sistemas de protección, poniendo en riesgo su salud”. Quizá por este motivo se concluye tambiéen que entre los mayores de 66 años se observa una mayor prevalencia de afecciones, llegando a superar en casi diez puntos la de los más jóvenes (27% vs 17).

Con el agravante de que la realidad actual dista mucho de la perfección:Tres de cada cuatro gafas de sol se venden en el top manta y el 50% de las gafas que se encuentran en el mercado son falsificaciones”, explica Salvador Alsina, presidente de Visión y Vida. Además, “hay un 14% de adultos que no usan gafas de sol nunca o casi nunca; en la tercera edad, un 40% de personas no se protege, a pesar de la alta prevalencia de afecciones visuales, y un 39% de menores tampoco”, concluye Alsina. 

PROTEGERSE SIEMPRE SÍ O SÍ

“Una correcta fotoprotección al exponernos al sol es el mejor consejo para evitar daños como manchas o lentigos solares, signos de fotoenvejecimiento cutáneo. La exposición responsable es siempre nuestro mejor aliado”, sentencia Julio Maset. Porque los riesgos para la salud y los daños en la piel que pueden provocar las radiaciones solares “van mucho más allá del melanoma, o cáncer de piel, por eso hay que protegerse siempre”. 

A menudo aparecen manchas que son muy frecuentes especialmente al avanzar la edad. Pueden persistir sin cambios o, si no se vigilan y tratan, evolucionar a un tipo de cáncer de piel llamado carcinoma escamoso invasivo.

Sin embargo, advierte el experto, “los avances en la investigación han llevado a considerar en los últimos años estas queratosis como carcinomas escamosos in situ por sí mismos. Es decir, que hay células cancerosas en ellos, aunque se encuentren tan solo en la capa más superficial de la piel”.

Asimismo también los léntigos malignos pueden ser otro tipo de presentación del melanoma.