Las muertes de los montañeros vascos, el vizcaino Iker Bilbao y la guipuzcoana Amaia Agirre, se suman a la de otros aficionados a la alta montaña cuyo rastro también se perdió en el gigante andino. En 2012, por ejemplo, se le perdió la pista en el descenso a un vecino de Meñaka, David Markaida, quien al parecer habría hecho cima en el Aconcagua. En aquella ocasión, el entonces presidente de la Federación Vasca de Montaña, Txetxu Mugerza, recordaba cómo siete años antes, esa misma montaña borró para siempre el rastro de una joven montañera de Santutxu.

Además, hay otros alpinistas residentes en el Estado español fallecidos en las cumbres de la Patagonia argentina en los últimos años. El 30 de enero 1996, falleció el escalador natural de Iruñea José Luis Domeño, de 26 años, en el Pilar Giorgio, en la Patagonia argentina, cuando, al parecer, cayó de una altura de cien metros debido al mal tiempo, según explicó en su día la Federación Navarra de Montañismo. El joven iba acompañado de Iñaki Campión, compañero habitual de escalada.

Unos años después, en 2001, el 26 de diciembre concretamente, el montañero navarro también Rubén Aramendía, de 33 años, falleció debido a un accidente en la Patagonia argentina cuando se dirigía a escalar la torre Stanjar. El 12 de julio de 2006, el español Ignacio Manuel Luque Otrio, de 43 años, murió al ser arrastrado por una avalancha de nieve cuando hacía snowboard en el centro de esquí argentino, en el cerro Chapelco, uno de los más concurridos de la Patagonia argentina. Luque era instructor de snowboard, con residencia en Granada.

Más recientemente, en enero de 2020, un joven burgalés de 26 años falleció en Argentina al caer por un barranco donde viajaba con unos amigos por la región de La Patagonia, cerca de Chile. El joven estaba practicando senderismo en la provincia de Neuquén y cayó por un importante desnivel.

El último accidente trágico ocurrido en esta montaña ha ocurrido hace una semana, el 19 de enero, cuando los montañeros vascos Iker Bilbao y Amaia Agirre perdieron la vida sepultados en la grieta Brecha de los Italianos, al verse sorprendidos por una avalancha cuando descendían el pico Fitz Roy, en la Patagonia argentina.