El brote de gripe aviar que se detectó en una granja de visones americanos en Galicia a finales del pasado año pudo llegar, según han concluido los científicos, procedente de aves silvestres, ya que antes se había detectado el virus en numerosas especies de aves marinas en diferentes lugares de Europa, incluido el Estado español.       

Los resultados de la investigación, que ha sido hoy adelantada por el diario El País, se han publicado en la Revista europea sobre vigilancia, epidemiología, prevención y control de enfermedades infecciosas, tras analizar este brote de gripe aviar "altamente patógena".       

Las sospechas se desataron cuando en octubre del pasado año se detectó un aumento de la mortalidad en la granja de visones americanos situada en el municipio de Carral, en la provincia de A Coruña, que albergaba entonces casi 52.000 animales que se alimentaban con pescado crudo y subprodutos avícolas.       

Los datos de la investigación revelan que todas las granjas avícolas y mataderos que suministraban esos subproductos avícolas estaban también en Galicia, pero que no se han notificado brotes de gripe aviar en aves de corral en Galicia.       

Los visones estaban alojados en jaulas de malla de alambre que proporcionaban protección superior a los animales pero no un refugio total a los lados, y los investigadores han determinado que las aves silvestres han podido desempeñar un papel importante en la introducción del virus en la granja ya que los visones se criaron en un edificio parcialmente abierto en el que pudieron estar en contacto con las aves marinas.       

De hecho, el genotipo del virus que se ha diagnosticado en numerosas especies de aves marinas de toda europa es el mismo que se detectó en alcatraces y gaviotas en Galicia (en las costas de A Coruña y Lugo) semanas antes de producirse el virus en esta granja de visones.

Con anterioridad, el mismo genotipo del virus ya se había identificado en numerosas aves silvestres en los Países Bajos, en Bélgica y en Francia, además de un brote de pollo y en un zorro en Bélgica.       

Tras el brote se procedió al sacrificio de todos los animales de la granja de Carral, y el pasado 17 de noviembre ya se habían sacrificado tofos los visones y se habían destruido los cadáveres y los desechos.      

En la granja trabajaban doce personas, once de las cuales habían estado en contacto con los animales y habían participado en las actividades de sacrificio, pero tras la realización de muestras y análisis todos dieron negativo, aunque se les aplicó un régimen de semicuarentena destinado a evitar cualquier contacto con otras personas durante diez días desde su último contacto con los animales o con las instalaciones de la granja.      

Desde que en abril de 2020 se detectó por primera vez la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 en granjas de visones de Países Bajos, el uso de mascarillas es obligatorio en todas las granjas de visones en el Estado español, y durante los últimos meses se han aplicado además medidas adicionales de bioseguridad.       

Los hallazgos científicos sugieren que el virus pudo ser introducido por aves silvestres, pero que después ocurrió una transmisión entre los propios visones en la granja afectada, por el creciente número de animales infectados tras la confirmación de la enfermedad y su progresión desde el área inicialmente afectada a toda la explotación.

La fuente del brote sigue siendo desconocida, pero los científicos han corroborado que de propagación coincidió con una ola de infecciones por el virus en aves marinas en Galicia, por lo que se puede suponer que las aves silvestres pueden haber jugado un papel importante en la introducción del virus en la granja.        

Los investigadores han sugerido la importancia de fortalecer la cultura de la bioseguridad y la bioprotección en este sistema de cría de visones de granja destinados a la industria peletera, así como  promover la implementación de programas de vigilancia para los virus de la gripe A y otros patógenos zoonóticos a nivel mundial.

Estas intervenciones son fundamentales para prevenir el contacto entre los visones y los animales silvestres, y para controlar los eventos de transmisión de enfermedades de los visones a los trabajadores agrícolas y viceversa, han señalado los investigadores.