Más allá de promover un proyecto de vida activo y saludable para los más mayores, ahora se impone la revolución de longevidad, una de las transformaciones más importantes que ha de afrontar Euskadi, que es el eje sobre el que gira la Estrategia Vasca con las Personas Mayores 2021-2024. Un plan destinado a fomentar la participación y la autonomía de este colectivo, así como a promover una política de cuidados sociales y la transición hacia un nuevo modelo de cuidados de larga duración.

Y es que con el invierno demográfico ya encima, es imprescindible diseñar una política demográfica y afrontar los desafíos del envejecimiento. No hay que olvidar que en Euskadi en 2020 casi medio millón de personas tenían más de 65 años y que para 2060, se prevé que el peso de la población octogenaria duplique al actual. Tampoco se puede perder de vista que en las últimas cuatro décadas, la esperanza de vida ha aumentado 11 años para los hombres y nueve para las mujeres.

Con este panorama evolutivo es vital esta nueva hoja de ruta de los mayores que fue presentada ayer en Gasteiz por la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco, Beatriz Artolazabal. Artolazabal explicó que la denominada revolución de la longevidad es una de las transformaciones más importantes que debe asumir Euskadi a en este siglo. En este sentido, afirmó que la manera de definir la vejez, la forma de entender y plantear la vida, incluso los patrones de salud y enfermedad están viviendo “transformaciones aceleradas”.

Transformación imprescindible

La revolución de la longevidad engloba los nuevos perfiles de personas que viven cada vez más años, y cada vez más activos, pero sin olvidar a la población dependiente que precisa cuidados. ”Hasta hace poco las revoluciones eran cosa de la juventud, ya no”, consideró Artolazabal, quien detalló que la estrategia se rige por los principios de “igualdad, diversidad, equidad, autorrealización y solidaridad entre generaciones”.

El fomento de la autonomía y concebir otro modelo de cuidados de larga duración es otro de los leitmotiv de la nueva estrategia. “Queremos personas empoderadas, comprometidas, atendidas, activas y con proyectos de vida potentes”, demandó la consejera, quien se dirigió a los mayores para decirles que “el futuro optimista, activo, comprometido y empoderado será el vuestro”.

En su intervención, Artolazabal afirmó que “el logro de una vida plena depende en gran medida de la satisfacción de las necesidades básicas de cada persona, desde su diversidad, según sus capacidades personales, recursos, limitaciones y cambiantes capacidades”.

Atender a un colectivo diverso

Y es que el objetivo es atender y acompañar a la gran diversidad de personas mayores que hay en Euskadi; desde las más jóvenes a las más mayores; desde las más activas, a las que necesitan cuidados. Todo ello, teniendo en cuenta que el 80% de los adultos mayores son autónomos. El plan contempla también el predominio de la población mayor femenina y su mayor formación universitaria, ya que en 10 años la tasa de universitarias que superan los 65 años ha pasado del 4% al 26%. Además, se fija en aspectos como los nuevos modelos de convivencia o los ingresos económicos, que en el caso del 32% superan los 1.800 euros mensuales.

En su intervención, Artolazabal estuvo acompañada por representantes de Euskadiko Adinekoen Batzordea (comisión de mayores de Euskadi), cuyo portavoz, Félix Elkorobide, ensalzó su labor para mejorar la calidad de vida de los más mayores y demandó poder participar en las políticas que les atañen.

La consejera, finalmente, destacó que se trata de la estrategia “más ambiciosa y más completa” hasta la fecha y que nace de la necesidad de generar un nuevo modelo para atender el proceso de envejecimiento desde el protagonismo activo de estas personas.