Una mujer muerta por violencia de género. Otra. Y otra más. Así hasta quince casos en las últimas semanas, a los que hay que añadir alguno que se está investigando y varios intentos de homicidio. Una escalada de crímenes que ha precipitado medidas para atajarlos, pero que solo a ellas les eriza la piel. “Las víctimas tienen mucho miedo. Sienten que no le importan a nadie y que están totalmente desprotegidas”, les presta su voz Inma Mata, presidenta de la asociación bilbaina Bizitu. Como muestra, apunta, “en los juicios rápidos, si la agresión no es muy grave, se intenta todo el rato acordar con la otra parte y entonces evitamos que vayan a la cárcel. Es un conjunto de cosas”.

En los 42 años que lleva presidiendo la asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz no ha conocido “ningún mes como este diciembre y enero está empezando igual. Estamos pidiendo a las mujeres que denuncien y no se les hace ni caso”, lamenta y subraya el retroceso que está apreciando. “Jamás nos habían matado a una mujer con la que habíamos acudido a la Justicia y de las víctimas de diciembre, cinco habían denunciado. ¿Qué pasa con los jueces, policías o servicios sociales que han intervenido? ¿Da igual que hayan matado a una mujer? Alguien no ha hecho bien su trabajo y debería recibir una sanción del organismo competente”, reivindica, convencida de que “esto el Gobierno lo tiene que poner en papel”.

“El Gobierno debe proteger a las mujeres y sancionar a los jueces, fiscales o policías que no cumplan la ley”

Blanca Estrella Ruiz - Presidenta de Clara Campoamor

La muerte de mujeres que ya han lanzado un grito de socorro prueba, según censura, la insuficiente protección que se les dispensa. “En vez de esas leyes que está poniendo en marcha, como la del solo sí es sí, cuya primera medida es reducir la pena a los violadores, el Gobierno lo que tiene que hacer es proteger a las mujeres y si los jueces, fiscales o policías no cumplen las leyes, sancionarlos. Tienen que poner las pilas a todo el mundo”, urge, indignada porque “no se está tomando la vida de las mujeres en consideración”.

Entre las medidas anunciadas esta semana como torniquete para contener este goteo de víctimas está la propuesta del Ministerio del Interior de avisar a las parejas de agresores reincidentes de sus antecedentes. “Ya es hora de que cuando una mujer vaya a convivir con alguien se le advierta de que es un maltratador condenado”, señala Ruiz, para quien “el problema es que los juzgados están absolviendo a maltratadores, con lo cual ellas no pueden agarrarse a nada, vuelven a casa y, como los han denunciado, las matan”.

Dado que es “un delito contra la sociedad, no solo contra una mujer”, esta histórica activista reclama que “la condena sea inmediata” y que se extreme la vigilancia sobre los agresores. “¿De qué sirve que le condenen a un alejamiento si no hay una Policía que le está vigilando? No a ella, a él. O que le pongan la pulsera”, reclama, al tiempo que considera las distancias impuestas insuficientes. “Les están poniendo 50 o 100 metros, pero ¿estamos locos o locas? Antes se ponían 500 o 1.000. Incluso antes de tener la ley se les echaba del pueblo o del territorio”, recuerda y añora a aquellos “jueces progresistas, que veían en peligro la vida de la mujer y los hijos o hijas y a él lo sacaban de Portugalete, Barakaldo o incluso de Bizkaia, dependiendo de la gravedad”.

Blanca Estrella Ruiz, presidenta de la asociación Clara Campoamor José Mari Martínez

Para la presidenta de Clara Campoamor la ley contra la violencia de género “podría mejorar”, pero bastaría con que se cumpliera. “En cuanto un vecino diga que en el piso de arriba hay delitos o pelea, tiene que ir la Policía, investigarlo e inmediatamente, junto con la Fiscalía, tienen que perseguirlo de oficio, aunque la mujer no quiera denunciar. Esto tampoco lo hacen y lo dice la ley”, subraya.

Si hay algo que la enoja especialmente es la falta de protección de los menores. “Yo me maté para que se incluyera en la ley a los hijos e hijas como víctimas directas de la violencia de género. El niño que ve cómo patean a su madre ¿cómo no va a ser víctima? Pues ni una sola comisaría de Policía ni un solo juez los denuncian o condenan por el hijo y por la hija. Solo uno en Sevilla hace ya unos cuantos años lo condenó por el hijo, la hija y la mujer. Es que son tres delitos, no es uno”, recalca, consciente de la trascendencia.

“Eso conlleva que no haya régimen de visitas ni custodia compartida. Pues da igual, se los dan y con la disculpa de ir a por el niño la mata, le amarga la vida o la destroza porque la sigue maltratando psicológicamente. Esto se sabe y se consiente por las administraciones, por la Justicia, por la Policía, por todos”, recrimina Ruiz, quien se despide con una cita de la pionera feminista Concepción Arenal: La ineficacia legal desanima a las víctimas. “En 1800 decía lo mismo que decimos ahora. Si estuviera hoy aquí, encabezaría una manifestación contra el Gobierno”.

Viven “con mucha inseguridad”

“Tenemos que empezar de cero, está claro que las leyes y los protocolos no funcionan como deberían”

Inma Mata - Presidenta de Bizitu Elkartea

Mientras las mujeres maltratadas viven el repunte de violencia “con mucha inseguridad” y piensan “que tienen que aprender a defenderse solas”, la presidenta de Bizitu Elkartea, Inma Mata, llama a reflexionar sobre qué está fallando, pero con calma. “Tenemos que darle vuelta a todo y empezar de cero. No vale decir que ya tenemos leyes y protocolos porque está claro que no están funcionando como deberían”, sostiene. Pese a reconocer que “es un tema alarmante”, no es partidaria de tratarlo “con emergencias ni prisas”. “Hay que abordarlo con seriedad y poner medidas eficaces y eficientes, no estar buscando todo el rato medidas mágicas. Esto no se soluciona con una reunión y ahora de repente qué hacemos”, critica.

Para Mata es fundamental “escuchar a las víctimas” y acompañarlas. “Desde el momento en que una mujer es consciente de que está siendo maltratada y quiere salir de ahí necesita un contacto permanente de alguien que la anime, la ayude, la empodere y le dé herramientas para decidir y eso no se está haciendo”, asegura.

Inma Mata, presidenta de Bizitu Elkartea Oskar González

Ponerse en la piel de estas mujeres es complicado. De hecho, Mata está “cada vez más convencida de que incluso profesionales que trabajan con ellas no tienen ni idea de lo que supone ser una víctima, en muchos casos, por falta de formación. Cuando no lo has pasado es fácil juzgar a una mujer por no denunciar o retirar una denuncia”.

Sea cual sea el camino que tome, no hay que apartarse de su lado. “No podemos decidir por ellas ni tampoco dejarlas, como en el caso de Tenerife, en el que la mujer ya había llamado a la Policía, pero como no había declarado contra el agresor, se archiva la historia y ya está. No se puede hacer eso. Ahí estamos dejando a la víctima en riesgo”, advierte. 

Aunque “ahora parece que es algo que se le está ocurriendo a todo el mundo”, Mata recuerda que el movimiento feminista lleva años pidiendo que se ponga “la lupa encima de los agresores”. “Que se les vigile y si hace falta, se creen centros para meter a los más peligrosos, lo mismo que hay pisos de acogida para mujeres víctimas. Empecemos ya a darle la vuelta”, reitera.

También vienen tiempo reclamando que “el nombre y la imagen de los maltratadores se hagan públicos”, por lo que no comparte que se hable de “la vulneración de sus derechos” cuando se propone avisar a las parejas de los que son reincidentes. “Estoy muy indignada porque todo el rato estamos hablando de los derechos de los agresores, dándoles alas, en la Justicia, en la sociedad... Todo se minimiza, es que como no hay pruebas no se le puede condenar... Vamos a poner por delante los derechos de ellas porque lo que está pasando es muy grave”.

Mireia Saiz, portavoz de Argitan Oskar Martinez

Asesinatos, “la punta del iceberg”

Pese al impacto que ha causado el cúmulo de víctimas mortales en las últimas semanas, la portavoz de Argitan, Mireia Saiz, incide en la importancia de contextualizarlo. “No son solo las mujeres que han asesinado, sino las miles que viven en su día a día sufriendo situaciones de violencia de las que no pueden escapar y de las que nunca vamos a tener datos porque no se denuncia”, explica.

Dado que “los asesinatos son la punta del iceberg y, una vez que nos asesinan, ya no hay vuelta atrás”, considera que “no se trata tanto de poner el foco en eso, sino en cómo concienciamos y trasladamos esta realidad y en qué hacer para prevenirla, más que cualquier otro discurso o mensaje que se lance ahora desde la urgencia, pero que en realidad no viene acompañado de lo que tiene que venir, que es poner el foco en quienes agreden” y no en las mujeres, que “son las que hasta el día de hoy son aisladas, revictimizadas y fiscalizadas en sus vidas y ya vemos que no está funcionando”.

“No se nos cree y eso genera una cadena de situaciones en las que fallan la protección, los recursos...”

Mireia Saiz - Portavoz de Argitan

En este sentido, le parece un “error” adoptar medidas “que son fruto del momento y no de hacer una reflexión seria y en profundidad”, como la de alertar sobre la potencial peligrosidad de los agresores. “Es a la mujer a la que se avisa y ¿dónde queda el control de los agresores? Para implementar cambios estructurales dentro del sistema esto se debería trabajar desde la calma y no al albor de estos últimos datos, que son dramáticos, pero no son únicos. En 2022 murieron 49 mujeres por violencia de género”.

Saiz exige “a los políticos responsabilidad para tratar estas cuestiones como un problema de primer orden, no como crónicas de sucesos”

Para Saiz es crucial “trabajar la sensibilización porque el mayor problema que tenemos en este sistema machista es que no se nos cree y eso genera una cadena de situaciones en las que fallan la protección de las mujeres, los recursos… Tenemos que empezar por formar a quienes trabajan con ellas”, plantea y exige “a los políticos responsabilidad y seriedad para tratar estas cuestiones como un problema de primer orden, no como crónicas de sucesos”.